La adversidad en la infancia afecta a la salud en la vida adulta

La infancia es una etapa fundamental en la formación de la persona, se espera que sean años felices, años en los que necesitamos sentirnos arropados, amados y seguros. Claro está que en esa etapa también pasamos situaciones estresantes, pero hay niños y niñas que por las circunstancias o el contexto viven demasiadas experiencias adversas o muy negativas. El crecimiento puede ser duro. Desde pequeñas trifulcas en el recreo hasta ser testigos de violencia en el hogar, los niños se enfrentan a una amplia gama de escenas potencialmente problemáticas. Sin embargo, muchas personas no se dan cuenta de que las experiencias estresantes en la infancia pueden afectar al sistema inmunológico y, literalmente, comprometer la salud en la vida adulta. Diveros estudios han generado pruebas que muestran que la adversidad en la primera infancia aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, e incluso la mortalidad temprana.

Foto extraída de www.savethechildren.es
Foto extraída de www.savethechildren.es

Durante las últimas dos décadas, el Estudio sobre Experiencias Adversas en la Infancia (ACE, siglas en inglés para Adverse Childhood Experiences Study) ha publicado numerosos artículos sobre la relación entre la adversidad en la niñez y las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Los investigadores han evaluado a más de 17.000 personas (de entre 19 – 60 años). Los participantes respondieron a un cuestionario corto, en el que se les preguntaba sobre las experiencias de violencia y abuso que habían vivido durante sus primeros 18 años de vida. Éstas incluían abuso físico, psicológico y sexual, vivir con un familiar con enfermedad mental o un problema de consumo de drogas/alcohol. Los investigadores también evaluaron el historial clínico de cardiopatía, cáncer y accidente cerebrovascular. Lo que encontraron fue una asociación acumulativa entre dichas experiencias en la niñez y la mala salud. Es decir, el aumento de adversidad en la niñez se asoció con un mayor riesgo de enfermedades del corazón, cáncer, enfermedad pulmonar y una salud general deficiente. El riesgo se duplicaba o triplicaba en aquellos que habían informado sobre 4 o más tipos de experiencias adversas en la infancia. Por otra parte, estas asociaciones persistieron incluso después de tener en cuenta factores como edad, grupo étnico, estatus socioeconómico, tabaquismo e hipertensión.

¿Por qué hay una relación tan estrecha entre estrés infantil y salud?

La explicación podría partir de la respuesta que da nuestro cuerpo al estrés. Cada vez que que vivimos estrés, nuestro cuerpo activa el sistema de «lucha o huida» para movilizar los recursos del cuerpo para tomar medidas. El corazón comienza a acelerarse, las palmas de las manos sudan, y se libera cortisol, una hormona que incrementa el nivel de azúcar en sangre. Si bien este sistema ayuda a sobrevivir, el exceso de activación puede conducir a una desregulación – ya sea a través de la sobreactivación crónica o, por el contrario, el bloqueo o falta de reactividad del sistema de respuesta al estrés. Con el tiempo, la reiterada respuesta al estrés puede agravar la capacidad del cuerpo para autorregularse. Los investigadores llaman “carga alostática” a este desgaste fisiológico acumulado por el cuerpo en el intento de adaptarse a las demandas del día a día. La teoría de la carga alostática proporciona una explicación de cómo la exposición continuada a la adversidad tiene con el tiempo un coste en los sistemas de respuesta al estrés. Los niños que experimentan estrés crónico, la pobreza y un entorno familiar duro, muestran patrones de cortisol diarios menos saludables. Esto es problemático, ya que muestra las ineficiencias en sus sistemas de respuesta al estrés, lo cual tiene implicaciones para el sistema inmunológico.

El cuerpo puede adaptarse al estrés ocasional, pero la activación crónica conduce al desgaste de los sistemas de respuesta al estrés del cuerpo y, eventualmente, a resultados negativos para la salud a largo plazo. En parte, la activación de los sistemas de respuesta al estrés es una compensación para el desarrollo. Cuando el cuerpo utiliza sus recursos para luchar contra los factores de estrés, hay menos recursos para el crecimiento y el mantenimiento de la salud a largo plazo. Los niños expuestos a condiciones muy extremas de abandono y aislamiento a veces experimentan un crecimiento atrofiado hasta que son rescatados de esos entornos dañinos.

Como ya he mencionado, el estrés juega un papel en la salud del sistema inmunológico. El sistema inmunológico, como todos sabemos, nos protege de las amenazas externas como virus, bacterias y hongos. Una de las formas en que el sistema inmunológico combate los invasores es a través de la inflamación, lo que aumenta el flujo sanguíneo y la actividad antimicrobiana de las regiones lesionadas. Cuando tenemos un resfriado o infección en las vías respiratorias, la inflamación causa síntomas molestos como la congestión, secreción nasal y estornudos. Las investigaciones sugieren que el estrés crónico aumenta la inflamación. Resulta que los individuos criados en familias negligentes muestran mayores niveles de inflamación en la edad adulta que los de familias más funcionales y saludables.

¿Recuerdas cómo el estrés crónico conduce a la carga alostática, o ineficiencias en el sistema de respuesta al estrés? El cortisol ayuda a reducir los niveles de inflamación. Sin embargo, tener niveles crónicamente elevados de cortisol hace que las células sean menos sensibles a cortisol, lo que impide parar la inflamación. La inflamación a su vez es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo II, la artritis reumatoide y otras enfermedades. Por lo tanto, el estrés prolongado puede establecer una base para un sistema inmunológico más pobre a largo plazo. Teniendo en cuenta todo esto, tiene sentido entender que la adversidad en la niñez conduce a peores condiciones de salud en la edad adulta.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?

Antes de empezar a entrar en pánico pensando que el divorcio de unos padres puede contribuir a la aparición de un cáncer en la vida adulta, recordemos que la salud es un proceso en el que participan miles de factores. Los genes, por supuesto, juegan un papel muy importante – haciendo que seamos más o menos propensos a desarrollar ciertos problemas de salud en función de nuestra predisposición genética. También hay gran variabilidad en la forma en que la gente percibe el estrés. Dos niños expuestos al mismo entorno familiar estresante podrían percibir el estrés de maneras muy diferentes: por ejemplo, Elena pueden percibir el divorcio como catastrófico, mientras que Sara lleva la separación con calma. Recuerde, es la percepción de estrés la que activa este sistema de respuesta. Seguramente, la diferencia entre cómo lo perciben ambas está relacionado con cómo sus padres abordan la situación, qué explicaciones le dan y si el ambiente es cálido, afectuoso y accesible

En cuanto a los factores de protección, el afecto y calidez parental es fundamental y puede amortiguar algunas de estas consecuencias negativas para la salud. Entre los adultos que crecieron en ambientes de pobreza, los que tenían madres cálidas y afectuosas (con las que habían establecido un vínculo de apego seguro) crecieron sufriendo mucho menos las condiciones socioeconómicas y su inflamación era menor que la de otros participantes en las mismas circunstancias. Incluso para aquellos niños que, además de vivir en contextos desfavorecidos, no cuentan con padres y madres afectuosos y cálidos, se ha observado que si encuentran alguna figura que sea segura y constante, ya sea de la familia o no (maestros, cuidadores en la guardería…), su estado de salud en la vida adulta será significativamente mejor que aquellas personas que no habían tenido ninguna figura protectora.

Fuentes: Psychology Today

ResearchBlogging.org

Marrone, M., Diamond, N., Juri, L., & Bleichmar, H. (2001). La Teoría del apego: Un enfoque actual. Psimática.

 

Escrito por María Rueda

Música, personalidad y estereotipos

Puede que no sea acertado juzgar un libro por su cubierta, pero juzgar a alguien por el contenido de su biblioteca de iTunes podría ser una historia muy diferente.

Varios estudios realizados en la Universidad de Cambridge han revelado que muchos de nosotros usamos nuestro gusto musical como medio de expresar nuestra propia identidad, y para formar nuestras opiniones acerca de otras personas.

Los investigadores encontraron que los sujetos hacían regularmente los mismos supuestos sobre la personalidad de la gente, sus valores, clase social e incluso su origen étnico, en función de sus preferencias musicales.

darkgal666.deviantart.com
darkgal666.deviantart.com

Los aficionados al rock, por ejemplo, son comúnmente considerados rebeldes y artísticos, pero emocionalmente inestable. Los amantes de la música clásica, por el contrario, se ven como agradables e intelectuales, pero poco atractivos y un poco aburridos.

Los estudios han sido dirigidos por el Dr. Jason Rentfrow, del Departamento de Psicología Social y del Desarrollo de la Universidad y miembro del Fitzwilliam College de Cambridge. Los resultados muestran que la música es una poderosa forma de expresión social que puede reforzar los estereotipos y, potencialmente, los prejuicios sociales. Al declarar su preferencia por un estilo musical, muchos de nosotros parecemos utilizar la música como una «insignia» para informar a la gente acerca de nuestra personalidad y valores.

«Los seres humanos, como seres sociales, desarrollamos técnicas que nos ayudan a predecir cómo va a ser una persona desde el primer momento en que la conocemos», dice el Dr. Rentfrow. «Dado que no podemos llevar a cabo una evaluación psicológica en ese mismo momento, les hacemos preguntas que nos ayudan a construir una imagen de su personalidad. Esta investigación sugiere que, a pesar de que nuestras suposiciones pueden no ser exactas y probablemente alejadas de la realidad, formamos una sólida primera impresión sobre alguien cuando les preguntamos qué música les gusta«.

El Dr. Rentfrow pidió a los sujetos que consideraran seis grandes géneros – rock, pop, electro, rap, música clásica y jazz. Se pidió a los participantes que evaluaran a los fans de cada género de acuerdo con un conjunto de dimensiones de personalidad ampliamente utilizadas por los psicólogos y conocidos como los «Cinco Grandes» (extraversión, amabilidad, conciencia, neuroticismo y apertura). Por último, los sujetos evaluaron la posibilidad de que los fans pudieran provenir de cada uno de los 16 grupos étnicos del Reino Unido y cinco niveles de clase social, entre otras características personales.

Los investigadores encontraron que existía un elevado grado de consenso en el 77% de los casos, y que los participantes estaban bastante de acuerdo sobre los tipos de personas que les gusta la música clásica, el rock y el rap. Los perfiles para cada género musical eran consistentes y diferían marcadamente unos de otros, lo que sugiere que los estereotipos son a la vez claramente diferenciados y firmemente defendidos por muchos sujetos.

Los amantes del jazz, por ejemplo, eran vistos como gente amable, emocionalmente estable, con un sentido limitado de responsabilidad. Los fans del rap fueron vistos como más hostiles, pero a la vez enérgicos y atléticos. La música clásica se relacionó con la raza blanca y la clase alta mientras que el rap se asoció a la raza negra y entornos de clase baja. Los participantes consideraron que todos los géneros musicales eran compatibles con la pertenencia a la clase media.

El estudio sugiere que, si bien los estereotipos son análisis rápidos y superficiales y por lo tanto pueden no ser verdad, las personas hacen declaraciones muy claras acerca de su propia imagen y su personalidad cuando tratan sus grupos favoritos o compositores. Los investigadores también sostienen que la forma en que estos géneros son retratados por artistas y en los medios de comunicación parece reforzar, y por lo tanto perpetuar esos estereotipos.

«Ahora es una práctica común mostrar o publicar la lista de tus grupos musicales favoritos en sitios como MySpace o Facebook» añadió el Dr. Rentfrow. «Esta investigación muestra que, al hacerlo, muchos de nosotros también hacemos declaraciones públicas claras de quiénes somos y cómo debemos ser percibidos, seamos conscientes de ello o no.»

Fuente: cam.ac.uk

Escrito por Alejandra Ranz Case

ResearchBlogging.org
Rentfrow PJ, Goldberg LR, & Levitin DJ (2011). The structure of musical preferences: a five-factor model. Journal of personality and social psychology, 100 (6), 1139-57 PMID: 21299309
Rentfrow, P., & Gosling, S. (2006). Message in a Ballad: The Role of Music Preferences in Interpersonal Perception Psychological Science, 17 (3), 236-242 DOI: 10.1111/j.1467-9280.2006.01691.x
Rentfrow PJ, & Gosling SD (2003). The do re mi’s of everyday life: the structure and personality correlates of music preferences. Journal of personality and social psychology, 84 (6), 1236-56 PMID: 12793587

La Chica Danesa: Reasignando realidades

Extraída de www.sensacine.com
Extraída de www.sensacine.com

Hace menos de un mes llegaba a nuestras pantallas, “La Chica Danesa”, emotiva película que contaba la historia de Lili Elbe, la primera persona datada en la historia en someterse a una operación de reasignación de sexo (en 1930), con riesgos enormes para la salud y en fase absoluta de experimentación (aparte de la extirpación total de sus órganos sexuales masculinos, se llegó a hacer un trasplante de órganos femeninos con la intención de que Lili quedara embarazada, con la posterior operación para quitárselos por el rechazo corporal hacia dichos órganos). En la película, como en la realidad, el deseo de Lili por hacer coherente su identidad sexual psicológica con su sexo biológico  hace que la persona se plantee pasar por una operación quirúrgica (o en su caso, hasta cinco), ante su necesidad de vivir acorde a sí misma. Lili Elbe, antes Einar Wegener, era transexual, en una época en donde ni siquiera existía ese término para definir su experiencia psicológica, acuñado sólo tres años después de su muerte por el médico Harry Benjamin.

En “La Chica Danesa” se nos habla del matrimonio conformado por Einar y Gerda Wegener, reputados pintores daneses de la época con dedicación enorme a su obra. Einar era un pintor paisajista, y Gerda una pintora de moda y sociedad, cuyo tema principal eran retratos y escenas cotidianas. Un día Gerda necesita una modelo desesperadamente una modelo femenina para uno de sus cuadros, y Einar, cómplice y compañero, se presta para hacerle de modelo. Es entonces cuando Einar entra en contacto con su verdadera identidad, en un proceso progresivo en donde un simple cambio de roles se convierte en algo mucho más profundo, adoptando gestos, maneras y atuendos de una mujer, y donde a  Einar se le hace cada vez más difícil volver a su apariencia de hombre. Einar comienza a sentir verdadera disforia de género (un rechazo a su cuerpo masculino y el rol que de él se desprende) y una necesidad creciente por vestir y comportarse como una mujer, adoptando la identidad de Lili y confesando su deseo a Gerda, su mujer. La película muestra como Lili fue tildada por “perversa” o ”esquizofrénica” por las autoridades médicas de la época, y como tuvo que mudarse a Paris para vivir más libremente como mujer, presentada en público como un familiar de Einar y Gerda.

El retrato de Lili muestra de manera abierta el conflicto y dolor que sufren las personas transexuales por el reconocimiento y reafirmación de su verdadera identidad. Ostracismo y rechazo social (no permitir a la persona expresarse y  en público –y en privado- y comportarse de manera hostil ante ello, con insultos, manifestaciones físicas o todo tipo de vejaciones físicas), patologización de su realidad (recordemos que se ha tenido que esperar hasta al año pasado para que la transexualidad desaparecía del Manual de Trastornos Mentales DSM, en la que sólo hay una acepción referida a la “Disforia de Género”, haciendo referencia a la necesidad de los profesionales para ayudarles en la aceptación y adaptación de su identidad y despatologizando su deseo por el cambio el sexo), invalidación emocional (se les dice, “lo que sientes no está bien. Debes esconderlo y no mostrar nunca tu sufrimiento”), negación de identidad (la persona y los demás viven una continua lucha de identidades, cuando puede abogarse más por su integración, permitiendo que las virtudes -y defectos- de la persona puedan convivir en todo el proceso de reasignación de sexo) o miedo a la intimidad (miedo a mostrar su cuerpo a las parejas sentimentales por la posibilidad de rechazo por parte de la otra parte) son sólo algunos de los muchos problemas que ha de lidiar la persona transexual en su día a día, causándoles tremendo sufrimiento y  necesitando de la concienciación social por parte de todos para ayudarles en un camino ya de por sí complicado. Todo para alcanzar uno objetivo primordial: como decía Lili en uno de sus escritos antes de una de sus últimas operaciones que le costarían la vida, rescatados por Smoda hace unas semanas, “he probado que tengo derecho a vivir existiendo como Lili durante 14 meses. Se podría decir que 14 meses no son mucho, pero para mí es una vida humana completa y feliz”. Lili contó con el inestimable apoyo de Gerda. Ahora es momento de reconocer que el apoyo ya no pasa sólo por gestos íntimos, sino por el pleno reconocimiento a nivel social, con plenas garantías para el desarrollo y el crecimiento de la persona transexual.

Podéis ver la película “La Chica Danesa” en cartelera, con gran aceptación de público y crítica; o leer más sobre la vida de Lili en “La Chica Danesa”, libro escrito por David Ebershoff, obra de ficción que intenta ser un retrato de su vida.

Escrito por David Blanco Castañeda

¿Cómo disminuir la fatiga mental?

Si la semana pasada hablábamos de en qué podía afectarnos desarrollar una fatiga mental excesiva, esta vez acercamos algunas de las medidas que podemos tomar para reducirla o prevenirla.

La mayoría de los trabajos de oficina conllevan una alta fatiga mental, necesitamos estar atentos y ser productivos durante las horas de nuestra jornada laboral. Sin embargo, mantener un nivel alto en este sentido puede afectarnos en múltiples aspectos. Si queremos que esta incómoda fatiga mental disminuya podemos comenzar a cambiar nuestros hábitos, aunque es importante tener en cuenta que si ya la estamos sufriendo tardará un tiempo en reducirse, sin embargo, estos hábitos también pueden prevenirnos contra el desarrollo de esta fatiga y sus consecuencias.

Aumenta tu bienestar físico

Una alimentación saludable, una hidratación adecuada y buscar tiempo para el ejercicio nos permitirá prevenir este efecto de sentirnos fatigados. El equilibrio físico nos puede proporcionar un mayor descanso mental o facilitar que este se produzca. Si bien es cierto que, como comentamos antes, el ejercicio físico se hace mucho más complicado cuando nos sentimos fatigados mentalmente, al ponernos en marcha aunque sea con paseos de corta duración, o subir escaleras en lugar de coger el ascensor, se produce un alivio de este excesivo esfuerzo mental que estamos haciendo.

Extraída de anabolic.co
Extraída de anabolic.co

Maneja la atención que prestas a tus pensamientos

Anteriormente hemos comentado que la causa principal de esta fatiga mental tiene que ver con sostener la atención de forma prolongada en el tiempo. La mayoría de los trabajos requieren de esto, en muchas ocasiones sin los descansos necesarios. Aún más, cuando tenemos los descansos necesarios, en muchas ocasiones no somos capaces de desconectar. Muchas veces un pensamiento se convierte en repetitivo e involuntario y vuelve una y otra vez a nuestra mente. La atención que prestamos a este tipo de pensamientos es agotadora. Este tipo de pensamientos suelen ser todo lo contrario a constructivos y en muchas ocasiones tienen que ver con algo que estamos postergando. Cuando es así, lo más útil, aunque también muy complicado, es pasar a la acción y dejar de posponer. Otras veces simplemente tienen que ver con nuestros miedos o expectativas. Aunque parezca imposible, tenemos la opción de plantearnos que “ya pensaremos luego sobre ellos”. Al hacer esto, reducimos la carga mental y de este modo la fatiga mental se reducirá.

Comienza a poner límites

En nuestras relaciones personales muchas veces podemos acabar cargándonos de más actividades de las que podemos o queremos abarcar, de esta forma, los tiempos de descanso se convierten en obligaciones también y necesitamos poner en ellas demasiado esfuerzo cognitivo. A veces nos es difícil decir que no a todo lo que nos proponen las personas que nos rodean, muchas veces incluyendo en el entorno laboral. Aprender a limitar nuestras obligaciones tanto dentro como fuera del trabajo repercutirá en aumentar nuestra capacidad y, lo más importante, será preventivo para nuestra salud mental.

Conoce lo que te da felicidad

La forma de recuperarnos de la fatiga mental que se puede producir en nuestro día a día muchas veces tiene que ver con comprometernos con las cosas que nos producen alegría o felicidad. Es posible que muchas veces ni siquiera sepamos qué son esas cosas, así pues, en ocasiones hay que empezar por hacer listas de acciones que nos dan felicidad. Una vez tengamos alguna lista, por pequeña que sea, de este tipo de cosas, lo mejor para aliviar la fatiga mental es incorporarlas en nuestro día a día, elegir siempre que podamos aquello que se acerque más a las acciones que nos proporcionan alegría.

En el post de la semana pasada ya comentamos los efectos negativos que la fatiga mental puede causar sobre nuestro bienestar y nuestras capacidades en la vida cotidiana. Poniendo algunas medidas para prevenir o mejorar esta fatiga mental puede hacer que nuestro día a día sea más llevadero. ¡Es el momento de empezar a ponerlo en práctica!

Fuente: http://www.huffingtonpost.com/leslie-davenport

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Fatiga mental y regulación emocional

La fatiga mental es causada por un esfuerzo atencional o cognitivo prolongado. Básicamente, al tener que sostener un esfuerzo cognitivo ante una tarea de cualquier tipo, es probable que comencemos a desarrollar síntomas sobrecarga y de agotamiento que se produce por la realización de un esfuerzo cognitivo, generalmente en el trabajo, aunque también se ve alimentado por un estrés alto presente durante bastante tiempo. Cuando comenzamos a sufrir esta fatiga mental en muchas ocasiones parece aparecer de repente.

¿Qué síntomas tiene la fatiga mental?

Los síntomas típicos que sufrimos en el caso de estar fatigados mentalmente son somnolencia e incapacidad de mantener la atención y concentrarnos. En muchas ocasiones sentimos esta baja capacidad atencional relacionada con el trabajo. Las tareas nos llevan mucho más tiempo y parece que tenemos la cabeza en otro sitio, aunque por otra parte, no sabríamos decir dónde. Sin embargo, la fatiga mental, que puede estar causada por una tarea puramente intelectual, en ocasiones da lugar a consecuencias mucho más amplias.

extraida de test.doctissimo.es
extraida de test.doctissimo.es

Por una parte hace tiempo que se conoce que la fatiga mental puede llevar a perjudicar nuestro rendimiento en una actividad física, puesto que nos lleva a percibir el esfuerzo físico realizado como mayor y por tanto nuestra capacidad de mantener este esfuerzo disminuye cuando estamos mentalmente fatigados.

Pero la fatiga mental aún puede causarnos más sufrimiento que el hecho de que cualquier cosa, incluyendo tareas físicas se convierta en un gran esfuerzo por nuestra parte. Anteriormente comentamos que el síntoma más prominente en la fatiga mental tiene que ver con la capacidad atencional de la que disponemos. Esta atención no sólo es algo que necesitemos para el trabajo, sino que al tener menos capacidad atencional comenzamos a ser menos conscientes de nosotros mismos y por tanto nuestra capacidad de autorregulación disminuye.

Así se deteriora tu regulación emocional

Cuando se ve mermada nuestra capacidad de autorregulación, el manejo de nuestras emociones también se debilita. Recientemente un grupo de investigadores de la «Section on Neurobiology of Fear and Anxiety» del NIH realizaron un interesante experimento para comprobar si la regulación emocional se podría ver afectada por la fatiga puramente cognitiva. Para ello, hicieron que los participantes del estudio realizaran tareas cognitivas en dos formas diferentes. Una de ellas era el grupo control, el cual realizó tareas que requerían poco esfuerzo cognitivo mientras que al otro grupo se le aplicaron tareas de alto esfuerzo cognitivo, produciendo en ellos esta fatiga mental.

Posteriormente, se presentaron a ambos grupos tanto imágenes neutras como negativas. Se les pidió que trataran de regular la emoción negativa que les producían estas últimas. Cuando se midió el nivel de emoción negativa que presentaban ambos grupos, se comprobó que los dos mostraban un afecto negativo ante las imágenes, pero al tratar de disminuir esta emoción, en la segunda medida que se hizo, sólo el grupo libre de fatiga mental era capaz de hacerlo. El grupo al que se le sometió a este esfuerzo cognitivo prolongado, sin embargo, no pudo disminuir el afecto negativo que las imágenes les habían provocado.

Estos resultado parecen dejar claro que cuando estamos sometidos a un alto esfuerzo cognitivo es posible que comencemos a perder la capacidad de regular nuestras emociones, de forma que nuestro se dañe nuestro bienestar psicológico.

Por este motivo, es importante que tanto en nuestra vida personal como laboral aprendamos a buscar momentos de descanso, sobretodo cuando nos estamos sometiendo a un esfuerzo cognitivo mantenido en el tiempo. Si ponemos medios cuando nos encontramos cansados físicamente, ¿por qué no hacerlo igual ante los esfuerzos mentales?

Fuente: psycnet.apa.org/

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

ResearchBlogging.org

Grillon C, Quispe-Escudero D, Mathur A, & Ernst M (2015). Mental fatigue impairs emotion regulation. Emotion (Washington, D.C.), 15 (3), 383-9 PMID: 25706833

¿Qué puedo hacer si mi hijo se aburre?

“Papá, mamá, me aburro”. Los padres y madres se sorprenden ante esta afirmación, pues observan estupefactos cómo sus hijos están rodeados de muchas más actividades, tecnologías y juegos de los que ellos dispusieron cuando eran niños, y sin embargo ellos/as no recuerdan haberse aburrido. El aburrimiento es una sensación que todos, en algún momento podemos y debemos experimentar. Es algo a lo que tu hijo/a necesita enfrentarse, algo que no podemos evitarles ni resolver por ellos, sino que debemos permitirles que lo hagan por sí mismos.

Extraída de revistaimagina.com
Extraída de revistaimagina.com

Es cierto que actualmente los niños/as viven en un mundo donde la gran mayoría de su tiempo está preprogramado y gestionado. Hay una gran estimulación muy estructurada y habitualmente la motivación tiende a ser extrínseca, es decir, de fuera hacia dentro. Cuando después de largo tiempo de actividad programada un niño se encuentra con puro “tiempo libre”, éste pierde un poco de atractivo.

Así que, si volvemos a la pregunta del principio, generalmente los padres y madres responden un tanto contrariados ¿cómo puede ser que estés aburrido? y prosiguen con una serie de sugerencias para paliar ese aburrimiento, como ¿qué tal si…? ¿Por qué no haces…? ¿Prefieres esto otro…?

Esto no parece que vaya a “resolver el problema”, pues lo que realmente están diciendo es que no saben no estar ocupados. Y esto se debe, muy probablemente, a que los niños simplemente no disponen de suficiente tiempo libre, y que por lo tanto no han podido aprender ni saben qué hacer con él cuando lo tienen. Añadido a esto está el que al vivir en un mundo sobreestructurado y repleto de actividades pre-programadas, el mensaje que les enviamos es que cuando aparecen ratos en los que no sabes qué hacer, es algo malo, pues es un tiempo perdido que podría ser invertido en hacer algo productivo.

¿Cómo podemos contrarrestar esto? En primer lugar, entender que no eres tú como padre o madre el que debe encontrar las alternativas al aburrimiento, ya que esto dará lugar a más aburrimiento; pues el aburrimiento es señal de que tu hijo/a necesita llegar a algo por sí mismo/a. El aburrimiento no es algo malo. Sino todo lo contrario, pues es una señal interna que nos informa de que anhelamos algo y necesitamos explorar a nuestro alrededor hasta encontrar aquello que nos satisface.

Así que tal vez, la próxima vez que tu hijo/a te diga que está aburrido/a, puedes probar a respirar, sonreír y decir algo como bueno, entiendo que puedas estar aburrido, es una buena oportunidad para disfrutar de tu tiempo libre y descubrir algo que sea divertido para ti. Por supuesto, esto funcionará mejor si aumentamos y mostramos el valor que tiene el tiempo libre. No olvides que tú también necesitas tiempo libre, el cómo lo concibes y lo que haces con tu propio ocio también será un modelo para tus hijos. Gracias a los momentos de aburrimiento descubrimos nuestras grandes pasiones, que nos acompañarán durante un largo tiempo en nuestra vida y serán fuente de bienestar, algo fundamental si deseamos el aprendizaje de un estilo de vida en el que se incluya el autocuidado.

 Fuente: Psychology Today

 Escrito por María Rueda

Tener un plan B: ¿buena o mala idea?

Extraída de https://charlotte.quepasanoticias.com/
Extraída de https://charlotte.quepasanoticias.com/

Con el inicio de año todos nos hacemos los consabidos  propósitos de Año Nuevo. Nos parece primordial seguir un plan para conseguir los objetivos que nos hemos marcado. Pero, ¿qué pasa si no todos nuestros planes salen como esperamos?… ¿Y si pudiéramos plantearnos alternativas…un plan B? ¿Pero, es tener un plan B siempre es una buena idea? ¿O pueden estas «redes de seguridad» en realidad hacer que sea menos probable alcanzar nuestras metas?

En un nuevo estudio publicado recientemente los psicólogos de la Universidad de Zurich han desarrollado un modelo teórico para estudiar el uso y la utilidad de tener un plan B. «Nuestro modelo se basa en una idea sencilla: los planes alternativos cambian la forma en que perseguimos nuestro objetivo, aunque no los estemos utilizando, e incluso si nunca los utilizamos» afirma el Dr. Christopher Napolitano, autor principal del artículo.

Así, según este modelo cuanto más esfuerzo pongan las personas en la elaboración de planes secundarios, más molestos y perjudiciales pueden estos llegar a ser. Muchos objetivos, como por ejemplo encontrar un trabajo ideal o la búsqueda de pareja, pueden experimentarse completamente fuera de nuestro control. Un consejo común para gestionar esta incertidumbre es: «Ten siempre un plan B». Pero, ¿es realmente conveniente invertir tiempo y energía en desarrollar planes alternativos, o es mejor centrar todos nuestros recursos en probar una única manera a la hora de alcanzar una meta?

«A veces, tener un plan B puede aumentar nuestra confianza,» dice la Dra. Alexandra Freund, co-autora y presidenta de Psicología del Desarrollo «pero otras veces, tener un plan B podría suponer una distracción, o limitar lo duro que trabajamos al aplicar el Plan A». Estos efectos de tener un plan B pueden variar de persona a persona y de una situación a otra. Si un plan B nos da confianza, puede que seamos más eficaces en la consecución de nuestro objetivo principal. Pero los investigadores de este estudio también advierten del hecho de que tener planes secundarios bien formados puede minar con la misma facilidad nuestra motivación para conseguir  el objetivo principal, o favorecer que encontremos justificación para trabajar menos duro para alcanzarlo. Así, el tiempo y esfuerzo que se decida invertir en el desarrollo de un plan B podría determinar su efecto.

«Por supuesto, es una buena idea emplear algo de tiempo y esfuerzo en desarrollar planes alternativos, con el fin de afrontar situaciones complejas e importantes con una red de apoyo o seguridad establecida» dice Napolitano.

Sin embargo, según el modelo de Napolitano y de Freund, invertir demasiado tiempo y esfuerzo en la elaboración de planes secundarios podría crear una especie de profecía autocumplida, de modo que seamos especialmente propensos a utilizar planes alternativos muy bien desarrollados, y por tanto debilitar con ello la suficiente inversión empleada en tener éxito con el plan principal.

Un ejemplo claro en el que podemos ver los efectos negativos de los planes secundarios es en el matrimonio y el divorcio. Según una investigación llevada a cabo por W.B. Wilcox, director del National Marriage Project en la University of Virginia, las parejas que no comparten una cuenta bancaria son mucho más propensas al divorcio, lo que sugiere que no implicarse en la relación tanto a nivel emocional, práctico y/o económico en previsión de una posible ruptura en realidad podría contribuir a ella.

Por lo tanto, el consejo que tal vez nos puede resultar útil es que tener un plan B es práctico, pero no debemos pasar demasiado tiempo planteando situaciones hipotéticas alternativas ya que podría complicar la consecución de nuestro objetivo principal.

Fuente: psychcentral.com, bustle.com, nytimes.com

Escrito por Alejandra Ranz Case

Bibliografía:

Napolitano, C. M. y Freund, A.M. (in press). On the use and usefulness of backup plans. Perspectives on Psychological Science.

Wilcox, W.B. (2011) The state of our unions. Marriage in America 2011. The National Marriage Project and the Institute for American Values.

Deseando ver a un líder

Extraída de https://serunlider7.wordpress.com
Extraída de https://serunlider7.wordpress.com

Hoy, en día de elecciones presidenciales, nos gustaría que quien saliera elegido fuese un partido capaz de transformar el país. Como si fuésemos un grupo de personas unidos todos hacia un mismo reto (la estabilidad y el crecimiento del país), hemos estado bombardeados estos días de campaña para elegir a aquella persona que reúne mayoritariamente nuestras expectativas y anhelos, esperando que nuestro voto sea transformador y suponga un verdadero cambio. Y aunque todo no es tan racional como nos parece, cada uno hemos ido eligiendo aquellos discursos que mejor representaban todo ello, personificadas en aquella figura que mejor logre alcanzarlos y que nos mantenga comprometidos con ese deseo de cambio. Pero, ¿tienen todos los candidatos madera de líder?. Exploremos lo que significa ser un buen líder y tomemos nuestras propias conclusiones

  1. Un buen líder ha de ser un modelo. En efecto, para que los seguidores podamos identificaros con el líder, el líder ha de tener las cosas claras y guiarnos en el proceso. Y como tal, su discurso está impregnado de la siguiente máxima: “hago lo que siento y siento lo que hago”. Su apariencia, ademanes y comportamientos reflejan su ideario y no hay titubeos; además, son a los seguidores a quienes hace partícipe de todo el proceso, convirtiéndose en un modelo positivo de sus propias ideas.
  2. Los líderes hablan de metas claras y concisas, ajustando las expectativas a lo que realmente pueden ofrecer. Todos podemos ofrecer una numerosa cuantía de promesas, pero los buenos líderes hablan tanto de metas como de limitaciones, teniendo claro el contexto donde se mueven y proponiendo una manera eficaz de llegar a ellas. Las metas las definen claramente. Esto nos permite operativizar nuestros recursos y el nivel de satisfacción que uno alcanza cuando consigue lo que se propone. Y nos da seguridad y alivio; sabemos lo que tenemos que hacer y cómo conseguirlo.
  3. Utilizan la creatividad como caja de herramientas. Si una cosa no ha funcionado en el pasado, no tiene porque funcionar en el presente. No tiene miedo de explorar nuevas fórmulas para solucionar los problemas que se le van presentando por el camino. De esto modo, invierten en el desarrollo intelectual de sus seguidores porque de las nuevas ideas pueden surgir nuevas soluciones. Y no tienen miedo de acudir a nuevos talentos para ello; el líder no lo sabe todo y por eso puede reciclarse con un equipo nuevo que se ajuste a la realidad cambiante. Hacernos más listos nos beneficia a todos.
  4. Nos considera individualmente. Nuestras preocupaciones son sus preocupaciones, y de este modo, habla en primera persona de nuestros problemas y dificultades porque son las mismas a las que él se enfrenta cada día. El escenario perfecto para él es aquél en que los seguidores pueden desarrollar sus necesidades y habilidades, porque el crecimiento de los seguidores posibilita su propio crecimiento. De esta manera crece la identificación con el líder: parece que todos vamos a una y que él es la pieza que nos impulsa a todos.
  5. Ellos también cometen errores. Y no hay excusas: nadie hablo de un escenario perfecto y él puede cometer errores, incluso dejar su puesto si el fallo ha supuesto una desestabilización grave. El fracaso es también parte del juego. Pero no hay dramatismos en su asunción y aceptación; un buen líder no habla pone excusas ni habla de agentes externos al problema, el buen líder habla de soluciones. De reiniciar. De reconocer los errores para volver a hacerlo mejor. Mejor reconocerlo: la adaptación nace de una oportunidad fallida.
  6. La mejor baza es la información. Por su posición, es probable que el líder conozca escenarios y circunstancias que otros muchos ni se habían planteado. Solo de estar bien informado puede uno tomar las mejores soluciones. Y sin embargo, no le importa compartirlas y trabajar en equipo con los diferentes sectores de la población para hallar una respuesta coordinada y adaptada a ella. La supervivencia del equipo puede depender de ello.
  7. Gestiona las crisis y nos gestiona emocionalmente. Porque pueden pasar terribles acontecimientos, el buen líder entiende las necesidades que se ponen en marcha en situaciones de grandes crisis y permite escenarios donde poder expresarlas y gestionarlas. ¿Para qué negarlas, cuando de una verdadera integración puede conseguir una verdadera colaboración de todos, totalmente necesaria en esa situación extrema? Al fin y al cabo, su equipo y motor somos nosotros; de nuestra estabilidad y salud puede sostener su propia situación.

Éstas son solo algunas de las características esperables para un buen líder, con el objetivo de poder transformar aquello que ha recibido y hacer algo mejor. ¿Podéis pensar en ejemplos de acciones y palabras vistas estos días? ¿Puede explicar esto vuestra adhesión a un candidato concreto? Reflexionad, al final la clave está en cambiar.

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: psycentral, psychology today.

Tu inconsciente hace su propia campaña electoral

Al tratar de decidir a quién vamos a votar en las próximas elecciones nos gusta pensar que hacemos una decisión consciente y racional, valoramos las propuestas de los diferentes partidos y tomamos una decisión sobre si vamos a votar y a qué partido.

extraído de elmundo.es
extraído de elmundo.es

Ataques de tiburones o equipos que pierden.

Sin embargo, la psicología no dice exactamente eso. La decisión de nuestro voto está más influida por la emoción de lo que nos gustaría pensar. Incluso hechos irrelevantes para la política el día en que vayamos a votar, parecen causar bastante influencia sobre nuestra decisión. Aunque no hay un acuerdo total en la ciencia, parece que eventos como el aumento de ataques de tiburones o que nuestro equipo de fútbol pierda puede hacer que valoremos más negativamente al candidato que estuviera en el poder durante estos sucesos. Sin embargo, en algunas ocasiones se ha desmentido que exista esta tendencia, además, ¿Cómo va a influir en mi votación algo con tan poco sentido?

Somos bastante fieles… a nosotros mismos.

Pues aún así, tenemos bastantes sesgos inconscientes que pueden hacer que tomemos una decisión no tan consciente a la que le damos una explicación racional a posteriori. En primer lugar, tanto si nos situamos en una ideología de izquierdas como de derechas, siempre tendemos a pensar que hemos razonado y nos hemos basado en argumentos sólidos, que tenemos más información de la que tiene el opuesto. Al final, parece que las diferencias a nivel de información y argumentación no existen entre el votante de izquierdas o de derechas, ambos están informados, pero dan más credibilidad a los argumentos que son congruentes con su postura.

Yo soy uno de esos indecisos, no estoy contaminado por ninguna ideología.

Pero si aún no te has decidido sobre a quién votar, ¿significa esto que estás más libre de estos prejuicios y que acogerás con mejor disposición los diferentes argumentos? Pues parece ser que tampoco es exactamente así. En tu inconsciente ya hay ciertos prejuicios sobre diferentes temas importantes en tu sociedad. En la Universidad de Harvard tienen a disposición diversos test de asociación implícita. En estos “test” la tarea consiste en asociar diferentes palabras entre sí lo más rápido que podamos. Cuando son coherentes con nuestra creencia implícita, la asociación será más rápida que cuando son incoherentes con nuestros prejuicios.

La investigadora Silvia Galdi, de la Universidad de Padova, encontró en sus estudios que aún si en nuestro conocimiento consciente no estamos decididos sobre a quién votar, se puede predecir por quién nos decidiremos finalmente. Cuando en un test de asociación implícita nuestra actividad inconsciente es más favorable a alguno de los candidatos, aunque conscientemente sigamos diciendo que aún no lo sabemos, es probable que votemos a este candidato cuando llegue el momento.

Más aún, los mismos sesgos que actúan cuando sabemos a quién votar y nos centramos en la información que confirme que ese voto es el correcto, funcionan cuando esa decisión no es consciente.

La importancia de la familia en nuestro voto (y no sólo de nuestros padres).

Al final, nuestras inclinaciones políticas tienen mucho que ver con nuestros valores personales. Se ha estudiado que los votantes de izquierda se identifican más con valores relacionados con la empatía y la honestidad, mientras que los de derechas se inclinan a valores relacionados con el deber y la competencia. Además, estos valores se ven influidos por los que se nos han transmitido familiarmente, aunque habitualmente teñidos bien por una inclinación personal a la tradición o bien a la rebeldía.

Curiosamente estas variaciones e influencias no sólo provienen de nuestra familia de origen, sino también de la familia que formamos. El hecho de ser padre (y no de la misma forma que ser madre) de una niña inclinará el voto a un estilo de pensamiento más de izquierdas, mientras que ser padre de un hijo varón inclinará el voto hacia un pensamiento más de derechas.

¿Jornada de reflexión?

El hecho de votar está socialmente concebido como un acto basado en argumentos y medido de forma racional. Incluso tenemos previsto el día anterior a la votación como una “jornada de reflexión” en el que no deberían contaminarnos con más propuestas sino simplemente valorar por nosotros mismos de una forma fría. Los diferentes estudios que tratan de comprender en qué basamos nuestra decisión de votar a un partido u otro precisamente proponen que no somos tan reflexivos, o al menos que nuestra decisión está marcada por reacciones emocionales e inconscientes ante los diferentes candidatos y partidos.

De todos modos, probablemente todas las decisiones que tomamos en nuestra vida estén más marcadas por la emoción de lo que solemos creer y quizá esto no sea nada malo, sino simplemente, humano.

Fuentes: www.theglobeandmail.com, phenomena.nationalgeographic.com

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

¿Qué influye en la percepción del llanto de un bebé?

Que los bebés lloran por muchas razones diferentes es un hecho, saber traducir por qué motivo lloran es una tarea compleja, para unos más que para otros.

Foto extraída de mashable.com
Foto extraída de mashable.com

En estudio reciente de la Universidad de Praga, a 333 adultos se les hizo escuchar vocalizaciones infantiles y se les pidió que indicaran qué creían que estaban haciendo esos bebés (de entre 5 y 10 meses). Las grabaciones correspondían tanto a eventos positivos como negativos. Los positivos se habían registrado en situaciones de juego, reencuentro con el cuidador principal (progenitores) o después de haber comido. En cuanto a los negativos, correspondían a dolor (al ponerle una vacuna), aislamiento (separación del cuidador) o hambre.

El grupo de investigadores encontraron que los adultos eran muy buenos distinguiendo entre las vocalizaciones producidas en eventos positivos frente a los negativos. Sin embargo, tenían muchas dificultades en identificar la causa específica o necesidad del bebé. Observaron que a menudo confundían el lloro por dolor con el de aislamiento, o el de aislamiento con el de hambre. Había diferencias entre aquellos que eran padres y los que no tenían hijos, siendo mejores los primeros. Además, no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres.

Otro estudio proveniente de la Universidad de Oxford, estudió la discriminación de los padres y madres y observaron que la formación musical marcaba la diferencia a la hora de discriminar el grado de angustia en el llanto de los bebés. En general, los gritos más agudos indican una mayor angustia en los niños debido a que una mayor excitación genera mayor tensión en las cuerdas vocales.

El equipo de Oxford obtuvo 15 grabaciones de lloros de bebés y manipularon el sonido para que al reproducirlos sonaran más altos o más bajos. Estas manipulaciones en el tono de los gritos consistieron en pequeñas variaciones, no más de cuatro semitonos hacia arriba o hacia abajo. Las grabaciones se reproducían por pares y se les pedía a los oyentes que indicaran cuál de los dos sonaba más angustiado.

Los padres que habían recibido formación musical eran más precisos en la detección de angustia en el lloro que aquellos padres sin formación musical. Los que tenían formación musical eran mejores en detectar la tensión en las voces de los bebés.

Un estudio realizado por el mismo equipo de la Universidad de Oxford encontró que los individuos que estaban deprimidos y tenían formación musical también eran más precisos en discernir el grado de angustia en los gritos de los bebés que las personas deprimidas que no han recibido clases de música.

¿A qué se refieren con formación musical? En los estudios de la Universidad de Oxford se indica que esta diferencia en la capacidad para discriminar aparecía en aquellos oyentes con 4 o más años de formación. No eran músicos profesionales y esa formación corresponde a cuando eran jóvenes.

Por supuesto, esto no quiere decir que tener formación musical te convierte en mejor padre o madre, o que si no tienes esa formación no eres un padre o madre sensible. Estos estudios sólo hablan de que puede ser interesante entrenar a los futuros padres o madres para mejorar la discriminación del tono, especialmente aquellos cuidadores con depresión, para los cuales a menudo se hace muy complejo leer las señales emocionales.

Fuente: Psychology Today

Escrito por María Rueda