En prácticamente todas las culturas las personas usan canciones de cuna para calmar a sus bebés, escriben canciones de amor para expresar sentimientos románticos, bailan juntos en sincronía… La música puede ser un lenguaje universal, ya que las canciones se usan para facilitar funciones psicológicas y sociales específicas, tal y como señala un nuevo estudio de la Universidad de Harvard.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores hicieron que los participantes de 60 países escucharan fragmentos de canciones desconocidas y las clasificaran según la función para la que podrían ser usadas. Los participantes respondieron preguntas para identificar cómo pensaban que cada canción se usaba en base a seis contextos sociales diferentes: (1) para bailar, (2) para calmar a un bebé, (3) para sanar enfermedades, (4) para expresar amor por otra persona, (5) llorar a los muertos, y (6) contar una historia.
Después de escuchar una muestra rápida de 14 segundos de innumerables canciones, las dos categorías que realmente se destacaron como universalmente identificables por la forma y la función fueron la música para calmar a un bebé (canciones de cuna) y canciones de baile. Aunque estos hallazgos pueden parecer obvios en apariencia, los investigadores enfatizan que su estudio reafirma la existencia de vínculos universales entre la forma y la función en la música vocal.
Samuel Mehr, uno de los autores y director de The Music Lab en el Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard, señaló que “a pesar de la asombrosa diversidad de música influenciada por innumerables culturas y disponible para el oyente moderno, nuestra naturaleza humana compartida puede ser la base de estructuras musicales básicas que trascienden las diferencias culturales«.
Además, Manvir Singh, también coautor del estudio, añadió que “mostramos que nuestra psicología compartida produce patrones fundamentales en la canción que trascienden nuestras profundas diferencias culturales. Esto sugiere que las respuestas emocionales y conductuales a los estímulos estéticos son notablemente similares en poblaciones ampliamente divergentes”.
Otro estudio, realizado en colaboración entre la universidad de Berlín y la de California explora el rol evolutivo que las canciones de baile pueden haber tenido al reunir a personas de diferentes culturas. La hipótesis de la selección sexual no puede explicar fácilmente la actuación generalizada de la música y la danza en grupos (especialmente actuaciones sincronizadas), y la hipótesis de la vinculación social tiene graves dificultades teóricas. Los humanos son únicos entre los primates en su capacidad para formar alianzas cooperativas entre grupos en la ausencia de vínculos consanguíneos. Estos autores proponen que esta forma única de organización social se basa en la música y la danza. La música y la danza pueden haber evolucionado como un sistema de señalización de la coalición que podría, entre otras cosas, comunicar la calidad de esa coalición de manera confiable, permitiendo relaciones cooperativas significativas entre grupos. Esta capacidad puede haber evolucionado a partir de señales de defensa territorial coordinadas que son comunes en muchas especies sociales, incluidos los chimpancés. Este estudio, muestra cómo a partir de manipular la sincronía musical se altera significativamente las percepciones de los sujetos sobre la calidad de la música, y en la cual esas percepciones de la calidad musical se relacionan con cómo se percibe la calidad de la relación.
Lo que está claro es que la música alegra el alma, así que dale al play y a mover ese esqueleto!
Fuente: Psychology Today
Escrito por María Rueda