Es frecuente sentir que cuando llevamos un tiempo estresados, perdemos la energía para hacer cualquier cosa. Habitualmente sentimos una especie de cansancio mental e incluso cosas que habitualmente nos gustaba hacer comienzan a ser menos atractivas para nosotros.
Sin embargo es frecuente, especialmente en el contexto empresarial, que se tome el estrés como un facilitador de rendimiento. En muchas ocasiones podría parecer que una circunstancia de estrés nos mueve hacia la solución y es prácticamente motivadora. En psicología se conoce, según la “ley de Yerkes-Dodson” que nuestro rendimiento es mejor ante un aumento moderado de ansiedad. Pasado este punto óptimo, la ansiedad disminuye el rendimiento de manera brusca.
¿Todo esto significa que cuando nos estresamos al máximo finalmente nos acabamos desmotivando? En este caso, se conoce un poco menos del funcionamiento, pero sí está bastante claro que no es cuestión del nivel de intensidad del estrés. Los factores determinantes para sentirnos desmotivados es que sea un estrés crónico y/o que los eventos estresantes sean incontrolables.
De hecho, se han descrito con bastante precisión algunos de los circuitos cerebrales que funcionan en este proceso y cómo lo hacen. Cuando el estrés se convierte en crónico e incontrolable, lo que observamos es que se deteriora la regulación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA). Este eje es el que se considera responsable de nuestras respuestas adaptadas al estrés.
Por otra parte, este eje se regula a su vez por el núcleo paraventricular, el que en respuesta a situaciones de dolor o de rechazo social, libera sustancias que tiene nuestro propio cerebro para sentirnos bien (opioides endógenos). De esta forma, la respuesta de este eje desaparece tras haberlo necesitado en el momento puntual de estrés. Pero el núcleo paraventricular tiene una respuesta especial cuando los eventos estresantes se repiten, y acaba por funcionar de forma poco adecuada.
Cuando deja de responder, hace varias cosas sobre nosotros que a nivel de autopercepción se parecen mucho a cosas que pueden ocurrir cuando estamos poco motivados. Por una parte, cuando este núcleo funciona peor, un evento estresante agudo amplifica su efecto emocional sobre nosotros. Además puede aumentar el efecto depresivo en que derivan habitualmente este tipo de eventos.
También sabemos que, gracias a este núcleo, se facilita la actividad de otro bien conocido, el accumbens. Este núcleo se conoce por “el centro del placer” y está muy implicado en la sensación de recompensa o satisfacción por algo. Si el núcleo paraventricular tiene su actividad atenuada, podría estar también atenuando la actividad del núcleo accumbens. Si no logramos obtener una sensación de recompensa al hacer cosas que habitualmente nos gustan, es bastante probable que nos sintamos poco motivados por hacerlo.
Por último, y consistentemente con lo anterior, se ha demostrado que la exposición prolongada a estresores incontrolables lleva a una regulación a la baja de las vías dopaminérgicas mesolímbicas, y a una respuesta reducida a las cosas gratificantes.
Visto así, si nuestros circuitos cerebrales han cambiado por un periodo de estrés crónico e incontrolable, ¿acaso vamos a permanecer siempre con una respuesta de gratificación atenuada? ¿Será imposible volver a sentir motivación?
Bueno, los circuitos cerebrales se afectan por el ambiente tanto para bien como para mal. Así pues, podemos hacer cambios sobre lo que nos está produciendo este estrés para que nuestro núcleo paraventricular responda de nuevo eficazmente. Reducir este nivel hará que de nuevo nuestro núcleo accumbens nos dé gratificaciones ante las cosas que nos agradan. Y no sólo eso, en ocasiones es difícil reducir el estrés en sí mismo, pero podemos aumentar la sensación de controlar la situación estresante, lo que restablecerá la respuesta de las vías dopaminérgicas mesolímbicas. E iremos sintiendo de nuevo que lo que hacemos nos motiva y nos sentiremos gratificados por hacer cosas.
Fuente: ncbi.nlm.nih.gov; harvard.edu
Escrito por Lara Pacheco Cuevas
Hsu DT, Kirouac GJ, Zubieta JK, & Bhatnagar S (2014). Contributions of the paraventricular thalamic nucleus in the regulation of stress, motivation, and mood. Frontiers in behavioral neuroscience, 8 PMID: 24653686
Pizzagalli DA (2014). Depression, stress, and anhedonia: toward a synthesis and integrated model. Annual review of clinical psychology, 10, 393-423 PMID: 24471371