Resiliencia y falacia del mundo justo: de porqué necesitamos sentir que hay futuro

Si de repente te encuentras con alguien que se cuela en el metro mientras tú pagas religiosamente tu billete, al imaginar cómo un trabajador del metro le multa te sientes reconfortado. Cuando un político amasa cantidades de dinero que no puedes ni comprender y posteriormente se descubre que lo hace de forma ilegal, te sientes estafado. Después, tendemos a pensar que será infeliz en su vida, que su mujer no le querrá, que no tendrá amigos…

Es lo que en psicología se conoce como «la falacia del mundo justo». Tendemos a pensar que a la gente que se comporta bien le pasarán cosas buenas. Que la que hace cosas malas antes o después tendrán sus consecuencias. El universo les dará su merecido.

Foto extraída de spring.co.uk
Foto extraída de spring.co.uk

En ocasiones este pensamiento tiende a ser dañino. Cuando alguien es premiado por algo sin merecerlo o no recibe un castigo por un mal comportamiento nos sentimos moralmente ofendidos. Cuando nuestra conducta se dirige a una meta y no logramos ningún resultado es posible que lleve a la inactividad.

En un artículo publicado recientemente en la revista PLOSONE, investigadores de universidades chinas y estadounidenses tratan de dilucidar cómo funciona la falacia del mundo justo. Concretamente, la relación entre este estilo de pensamiento y otro concepto conocido como «resiliencia». La resiliencia es como la resistencia física ante esfuerzos, pero algo aplicado al mundo emocional y mental. Una persona resiliente podrá pasar por eventos vitales fuertemente negativos sin sufrir unas grandes secuelas emocionales. Claro, es importante conocer qué hace que una persona sea más resiliente porque este es un factor importante de prevención de problemas psicológicos.

Aunque pueda parecer que la falacia del mundo justo producirá una sensación de desengaño, lo que se encuentra en las investigaciones es lo contrario; tener una idea de que el mundo al final proporciona recompensas y castigos por nuestros actos es un predictor de ajuste psicológico, así como de mayor resiliencia. Pensar que al final habrá justicia nos hace estar más adaptados y sufrir menos.

En este estudio descubrieron que en adolescentes y adultos, sin embargo, para que este hecho funcione positivamente es necesario también que tengamos una perspectiva de futuro elevada, sin esto, no importa que creamos o no en que el mundo es justo para protegernos contra los acontecimientos vitales estresantes.

En aquellas personas que planifican sus acciones de cara a lo que pueda ocurrir en el futuro, creer que el mundo es justo les proporciona un grado más elevado de resiliencia. Sin embargo, es posible no poder orientarse hacia el futuro, ya sea por sus características personales, o por circunstancias vitales, como son los supervivientes de un terremoto alojados en tiendas provisionales. En estas personas, no se produce este efecto; su resiliencia no se relaciona con esta creencia en que el mundo es justo.

Esto es muy importante a la hora de considerar cómo proporcionarnos una mejor capacidad de afrontar los problemas de la vida, puesto que un factor clave será la posibilidad de vernos proyectados a nosotros y nuestras acciones en el futuro. El ser humano tiene la increíble capacidad de pensar en el tiempo; en cómo fue su pasado y cómo será su futuro. Cuando se encuentra en la desesperanza de no poder pensar en quién será en el futuro y qué hará, ya sea por acontecimientos personales o sociales, la capacidad de resistir acontecimientos vitales no puede alimentarse de la idea de que recibirá una recompensa por el esfuerzo y la parálisis se adueña del individuo. Las sociedades deben esforzarse por crear escenarios de futuro, a este respecto, educar individuos sanos consiste también en garantizar, al menos, la capacidad para soñar.

Fuente: plosone.org

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

ResearchBlogging.orgWu, M., Sutton, R., Yan, X., Zhou, C., Chen, Y., Zhu, Z., & Han, B. (2013). Time Frame and Justice Motive: Future Perspective Moderates the Adaptive Function of General Belief in a Just World PLoS ONE, 8 (11) DOI: 10.1371/journal.pone.0080668

Pautas para educar mejor a los niñ@s con TDAH (y a todos los demás)

Tratar con un niño con TDA-H puede ser muy difícil. Estos niños muestran conductas a veces difíciles de manejar que requieren límites y normas concretas. A veces, es muy frustrante y requiere grandes dosis de paciencia. Los niños con TDA-H necesitan disciplina muy firme y coherente con el fin de permitirles aprender nuevos comportamientos. Aquí os facilitamos breves consejos que como podréis ver son extrapolables al cuidado y educación de cualquier niño, algo que hace pensar sobre la naturaleza de algunos trastornos mentales.

psicoglobalia.com

Asegúrese de que tiene un conjunto de reglas y expectativas claras y consistentes. Los niños con TDA-H no se darán cuenta de las sutilezas de las cosas que necesitan saber. Comunica exactamente lo que esperas, sé conciso y claro. Escribe una lista de reglas en términos sencillos y cuélgala en la nevera.

Los niños con TDA-H buscan la atención del adulto, ya sea ésta buena o mala. Así que asegúrate de prestarles atención a los  buenos comportamientos. Elogia y refuerza lo que hacen bien. Por ejemplo, puedes poner en marcha un sistema de fichas con el que pueden obtener puntos por llevar a cabo determinados comportamientos correctamente y así finalmente obtener un premio. Intenta ser razonable y coherente con la concesión y la eliminación de puntos.

Mantén la calma. Usa un tono firme de voz suave, no grites y trata de no perder el control. Utiliza el menor número de palabras posible al dar instrucciones. Cuanta más información innecesaria demos, menos van a recordar.

Deporte y actividades extraescolares. Tener actividades donde poder descargar la energía y divertirse mejora algunas de las dificultades a las que se enfrentan los niños con problemas de hiperactividad. Una buena combinación puede ser un deporte 3-4 días a la semana y los días restantes anímale a mantenerse activos yendo a jugar al parque, montando en el columpio o en la bicicleta…

No pases por alto ni obvies el mal comportamiento porque el niño tiene TDA-H. Los niños con TDA-H necesitan más disciplina que los niños promedio, no menos. Si pasamos por alto el comportamiento, éste puede intensificarse. Los niños con TDA-H son impulsivos y no tienen en consideración las consecuencias de sus acciones. Es muy importante que les enseñemos estas consecuencias y que interioricen una serie de autoinstrucciones que les ayuden a anticipar.

Recuerda que los niños con TDA-H no son conscientes de que han hecho algo malo; necesitan de los adultos para ayudarles a ver esto. Es difícil para ellos ver más allá de las consecuencias inmediatas de su acción, pueden golpear a otro niño sin pensar en el daño producido. Necesitan que los adultos les recuerden las consecuencias. Adviérteles qué posibles consecuencias tendrán sus actos. Al carecer de fronteras interiores, dependen de los adultos para proporcionar límites externos más consistentes. A menudo pondrán a prueba los límites para asegurarse de que éstos son firmes.

Dale alternativas. No te limites en señalar el mal comportamiento, ayúdales a ver la alternativa, lo que deberían estar haciendo.

El tiempo de fuera puede ser el castigo más eficaz para un niño con TDA-H. Se puede aplicar de inmediato para ayudarles a ver la conexión con sus acciones. Privarles momentáneamente de la situación en la que se están desbordando puede ser muy eficaz. Esto no significa que los enviemos a su habitación, ya que la mayoría se distraerá con sus juguetes y olvidarán que han sido castigados y porqué.

Y lo que es más importante, asegúrate de que el niño sepa que le quieres y aceptas tal y como es, que le quieres incondicionalmente, pues el amor nunca es moneda de cambio.

Fuente: wikihow.com

Escrito por María Rueda Extremera