24 signos de una Persona Altamente Sensible

Las personas altamente sensibles se definen por unas respuestas más agudas a los estímulos ambientales, ya sean físicas, cognitivas o emocionales. Estas respuestas agudizadas pueden ser ante estímulos externos (sociales o ambientales) o bien internos (intrapersonales). Además, una persona altamente sensible puede ser más extrovertida o introvertida, estos rasgos no se relacionan necesariamente. ¿Conoces a alguna persona que podría parecerte altamente sensible? ¿Puede que tú lo seas?

extraída de www.splitshire.com
extraída de www.splitshire.com

Este rasgo tiene tanto ventajas como inconvenientes y hay muchas características en ser una persona altamente sensible que se pueden considerar como positivos; como por ejemplo una gran empatía e intuición, habilidad para escuchar, y mucha capacidad para comprender las necesidades de los demás. Sin embargo, ya que muchas de las características que pueden indicar que una persona es altamente sensible pueden afectarles negativamente, aquí nos centraremos en 24 señales de esta alta sensibilidad, siendo negativas para estas personas. La mayoría de nosotros podríamos sentir estas señales, y en muchas ocasiones tiene más que ver con la frecuencia o la intensidad, por lo que las personas altamente sensibles lo sienten “más profundo” o “en mucha cantidad”.

Para que se pueda comprender mejor la forma en que se presentan estas señales, las dividiremos en tres categorías; sensibilidad hacia uno mismo, sensibilidad hacia los otros y sensibilidad hacia el ambiente.

Categoría uno: Sensibilidad hacia uno mismo

1. Dificultad para dejar ir pensamientos y emociones negativas.
2. Aparición frecuente de síntomas físicos (como dolor de cabeza u otros) ante algo negativo que haya ocurrido durante el día.
3. A menudo, algo negativo que haya ocurrido durante el día, afecta a los hábitos de sueño o alimentación, ya sea comiendo o durmiendo mucho o demasiado poco.
4. Experimentación habitual de ansiedad o tensión.
5. Tendencia a “machacarse” cuando no se cumplen las propias expectativas.
6. Miedo al fracaso, incluso en situaciones relativamente menores.
7. Comparación frecuente con otros, y además generalmente esta comparación se acompaña de sentimientos displacenteros resultado de una comparación social negativa.
8. Sentimiento de ira o resentimiento sobre situaciones de la vida o de la sociedad que parezcan injustas o incluso simplemente molestas.

Categoría dos: Sensibilidad hacia los otros

9. Pensar o preocuparse a menudo por lo que los otros están pensando.
10. Tendencia a tomarse las cosas a lo personal.
11. Dificultad para dejar ir una situación social desagradable, aunque sea pequeña.
12. Facilidad para sentirse herido.
13. Ocultación frecuente de sentimientos negativos, por la creencia de que son demasiado fuertes, vergonzantes o turbulentos para compartirlos con otros.
14. A menudo, discusión de las emociones negativas de otros, ya que se considera una gran cantidad de drama en la propia vida.
15. Dificultad para aceptar la crítica, aunque sea dada de forma razonable y constructiva.
16. Sentimiento frecuente de que otros le juzgan, aún sin evidencias de ello.
17. Reacción excesiva a provocaciones ya sean reales o muy ligeras.
18. A menudo, sentimiento de extrañeza al estar en un grupo, al tiempo que el sentimiento de no poder ser uno mismo.
19. Sentimiento de autoconciencia en situaciones íntimas. Preocupación excesiva por la aprobación del compañero en estas situaciones. Miedo a ser rechazado, incluso sin pruebas razonables para ello.

Categoría tres: Sensibilidad ante el ambiente

20. Sentimiento de incomodidad en las multitudes, en una habitación llena de gente hablando o cuando están ocurriendo muchas cosas a la vez.
21. Sentimiento de desagrado ante la exposición a luces intensas, ruidos fuertes o aromas intensos.
22. Facilidad de sobresaltarse ante un ruido fuerte, con el tráfico rápido o con otras sorpresas desagradables.
23. Sentimiento de decepción o tristeza viendo o leyendo noticias negativas en los medios. Disgusto ante los programas intensamente violentos o de miedo.
24. A menudo, infelicidad ante las publicaciones de gente a la que siguen en redes.

Este rasgo, como dijimos antes, tiene en ocasiones aspectos también positivos, aunque tiende a generar gran sufrimiento. Es importante, por tanto, lograr un adecuado conocimiento del mismo, del mismo modo que saber cómo manejar las situaciones que pueden afectar a las personas altamente sensibles. ¿Te has sentido identificado con estos rasgos? ¿Quieres saber si eres una persona altamente sensible? Aquí puedes hacer el test

Fuente: Psychology Today

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Mitos sobre la soledad

A través de una encuesta realizada por la BBC, con 55.000 personas respondiendo sobre la soledad a lo largo del mundo, se han encontrado algunos resultados sorprendentes, nada parecidos a lo que nos representamos que es la soledad típica. ¿Qué mitos nos representamos sobre la soledad?

mitos sobre la soledad

1. Las personas mayores se sienten más solas

Cuando tratamos de pensar en una imagen de la soledad, en términos abstractos, es fácil pensar en una persona mayor, en su casa, aislado y sin salir. En la encuesta realizada, sin embargo, se encontró que un 27% de las personas mayores de 75 años se sienten solas muy a menudo, mientras que entre las personas de 16 a 24 hay un 40% de ellos que se sienten solos muy a menudo. Es cierto que los resultados en esta encuesta son extraídos de personas que se autoseleccionan para realizarla, lo que sabemos que puede distorsionar los resultados, pero aún así, es llamativo que no sólo el porcentaje de personas que se sienten solas siento adolescentes o adultos jóvenes es el mayor, sino que si preguntamos por el momento de la vida en que alguien se sintió más sólo, es habitual que hagan referencia a esta edad.

Esto nos señala que no necesariamente es que actualmente nos encontremos más aislados, sino que es en esa edad cuando más probabilidades hay de sentirnos solos. En estas edades, se adquiere una nueva libertad, más control sobre nuestra propia vida, así como en muchas ocasiones nos enfrentamos a entornos menos seguros donde ya no están los amigos de toda la vida y buscamos encajar adecuadamente. Es posible que no lleguemos siempre a conseguirlo y esto dispare estos sentimientos de soledad.

2. La soledad es algo malo

En esta encuesta, se encuentra que un 41% de las personas preguntadas creen que la soledad puede ser algo positivo. Esto puede ser coherente con la idea de que los sentimientos de soledad, aunque muy desagradables, pueden ser útiles. Los seres humanos hemos sobrevivido en nuestro medio en grupos cooperativos. Si nos sentimos excluidos, estos sentimientos de soledad pueden derivar en la búsqueda de conexión con los otros de nuevo, encontrar nuevos amigos o reactivar antiguas relaciones.

Lo que la soledad tiene de negativo es que se convierta en un sentimiento crónico. Cuando esto ocurre, tiene un impacto serio sobre el bienestar e incluso sobre la salud. Los sentimientos de soledad crónica se asocian con riesgos de depresión en un periodo de un año, además, las personas con relaciones sociales débiles disminuyen en un 50% las probabilidades de supervivencia en comparación con las que tienen fuertes vínculos sociales. La soledad puede ser muy estresante, y cuando es duradera en el tiempo, puede ser complicado ver el lado positivo.

3. Las personas que se sienten solas tienen menos habilidades sociales

Presuponemos que las personas que se sienten solas tienen una menor capacidad de relacionarse, pero lo que se encontró en esta encuesta es que este factor concreto no es lo fundamental para este sentimiento. Es mucho más importante ser capaz de expresar los propios sentimientos lo que influye en la sensación de sentirse solo.

En los resultados, se observa que no lo es tanto respecto a la posiblidad de entender lo que los otros están sintiendo, sino en el manejo de la ansiedad provocada por las situaciones sociales, que puede dar lugar a manejar peor la sensación de soledad, no tanto las habilidades sociales en sí mismas.

4. El invierno es la estación más solitaria

Cuando se acercan las navidades, tendemos a acordarnos más de las personas que están solas, pareciendo que esta sensación de soledad es más intensa en estas fechas. Sin embargo, lo que revela esta encuesta es que el invierno no es una época del año en la que se sientan más solos que en otras épocas. Sí hay alguna minoría de personas que responden por esta estación como la más solitaria, pero también otros que dicen que las vacaciones de verano lo son.

Posiblemente, lo que esto indica es que las personas se sienten solas por otros factores, no sólo por la época del año, incluso, cuando lo relacionamos con la medida estacional, podría ser que lo importante fuera el sentimiento de aislamiento en los momentos en los que observamos que los demás tienden a pasar más tiempo juntos.

5. Las personas que se sienten solas no conectan con los demás

Una de las habilidades que más nos hacen conectar con los otros es la capacidad de empatía que tengamos, la posibilidad de ponernos en la piel de los demás, especialmente cuando éstos están sufriendo. En este sentido, lo que se encontró es que las personas que se sienten solas muy a menudo no tienen una capacidad diferente de las que no se sienten así para empatizar a nivel físico con los demás (por ejemplo, cuando alguien se quema con el aceite), pero sin embargo, sí que tienen una mayor capacidad de empatizar en términos sociales (por ejemplo, cuando alguien es excluido de ser invitado a una fiesta).

Quizá esta empatía provenga de la propia experiencia de sentirse aislado, o de percibir un trato desagradable o injusto por parte de los otros, por lo que en las situaciones de conectar con los demás en términos de empatía, las personas que se sienten solas a menudo pueden tener una capacidad mayor que otros.

Sabemos que la sensación de soledad influye mucho en la salud mental y en nuestro bienestar, pero en muchas ocasiones nos quedamos en la parte superficial y estereotipada de la soledad. Este tipo de encuestas, aunque tengan sus limitaciones a nivel estadístico, pueden abrir nuestras miras sobre lo que representa sentirse solo en la sociedad actual.

Un modelo para solucionar eficazmente los problemas en el trabajo

Extraído de https://es.pinterest.com/
Extraído de https://es.pinterest.com/

¿En qué organización no surgen problemas derivados, por ejemplo, de la existencia de duplicidades en el trabajo de las personas o al revés, que una tarea en particular esté siendo pasada por alto, causando saturación de trabajo en un empleado o departamento? Situaciones que, además, pueden desembocar en el deterioro de las relaciones entre iguales o entre un empleado y su superior.

La mediación como método alternativo de resolución de conflictos en el ámbito familiar, como medida de solución en separaciones y divorcios, o en problemas intergeneracionales es un sistema cuyo uso está aumentando en frecuencia por las ventajas que presenta frente a otros modos de resolución de conflictos, como son la mayor eficiencia en la elaboración de acuerdos, la mejor calidad de los mismos.

Sin embargo, parece que la mediación se usa menos en el ámbito cotidiano de la empresa en el que, sin embargo, es lógico que surjan conflictos, ya que éstos son inherentes a las interacciones humanas y más en la actualidad, en la que “las organizaciones recurren cada vez más al trabajo en equipo, a estructuras organizacionales más planas, mayores interacciones y diversidad internacional” (Arunachalam, Lytle y Wall, 2001).

La mediación consiste en una negociación asistida en la que las partes cuentan con la intervención de una tercera neutral que sirve de ayuda para que los disputantes alcancen un acuerdo.

Hay tres modalidades, la primera es la mediación estilo Harvard, cuyos autores Roger Fisher y William Ury, en el libro “Obtenga el sí. El arte de negociar sin ceder”, sentaron las bases de este tipo de negociación asistida, cuyo objetivo es llegar al acuerdo mediante una estrategia colaborativa ganar-ganar. Para ello, el mediador trata de que las partes pasen de las posiciones a los intereses y empleen criterios objetivos usando la mejor alternativa al acuerdo negociado, MAAN, y la peor alternativa al acuerdo negociado, PAAN. Se usan, además, métodos como la lluvia de ideas, la suma de soluciones, la cesión en lo que es fácil y poco costoso para una de las partes, y que, sin embargo, aporta muchos beneficios para la otra parte y al revés.

La segunda modalidad, la mediación transformativa, tiene como objetivo convertir el conflicto en ocasión de crecimiento personal y de cambio en la forma en la que cada uno se comunicar y relaciona, mediante la promoción de la revalorización de uno mismo, entendiendo la capacidad propia para tomar decisiones y el reconocimiento del otro, como portador de aspectos positivos, para que lo que utiliza técnicas psicológicas como el reflejo, el resumen, la revisión y las preguntas circulares que crean una visión sistémica y potencian la generación de empatía entre las partes.

La tercera modalidad es la mediación circular-narrativa, que combina los modelos anteriores, ya que tiene como objetivos el que las partes lleguen a un acuerdo positivo para ambas, pero se ocupa, también, de lo relacional y modificando la comunicación y la narrativa de las personas intervinientes. Se basa en una visión sistémica de los conflictos, por la que se conciben éstos como algo circular y multicausal y por ello se trata de implementar una solución no intentada. Las técnicas que se utilizan son parecidas a las del modelo transformativo, con especial atención a la reformulación, la legitimación de los sentimientos, las preguntas circulares y la construcción de la historia alternativa.

La mediación laboral se suele emplear tanto en conflictos colectivos (en la negociación de convenios colectivos, antes y después de la convocación de una huelga), como en conflictos individuales (suspensiones de contrato, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo, despidos…) siendo, sin embargo, la mediación más común y efectiva la que se da en los casos de convenios colectivos y huelgas. En estos casos, el modelo estratégico que utiliza el mediador es el estilo Harvard.

Sin embargo, en los casos de conflictos que surgen en el devenir diario de las empresas, sería muy conveniente llevar a cabo una mediación y más concretamente, aplicar la modalidad circular-narrativa, que trate de conseguir una resolución del conflicto, pero en la que, también, se haga énfasis en lo relacional, para promover la empatía entre los empleados en conflicto, el diálogo y conseguir de esta forma, una nueva relación de cordialidad y armonía.

En conclusión, sería muy conveniente la incorporación al ámbito laboral de mediadores expertos que puedan llevar a cabo este tipo de mediaciones.  

Escrito por Sara Reyero Serret

Madrid Liras, Santiago. Modelos de Mediación. Técnicas y habilidades del mediador. Trabajo presentado en el Curso de Especialización de Mediación Familiar por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

Gómez Hernández, Ana. Los conflictos laborales colectivos. Trabajo presentado en el Curso de Aranzadi de Mediación Laboral.

Vercher Rosat, Vicente. Los conflictos laborales individuales. Trabajo presentado en el Curso de Aranzadi de Mediación Laboral.

Lo que te hace empático a los demás

Extraída de huffingtonpost.com
Extraída de huffingtonpost.com

Como en la imagen, te has sentado junto a un amigo y le has escuchado. Tu apoyo no se basa sólo en palabras; te bastan pocas palabras para dar un mensaje de apoyo al otro, aderezando tu discurso con un gesto de cercanía hacía el otro, que va arrimándose a ti. La persona que te habla siente cómo tú le escuchas, a pesar de que no has vivido lo que él ha vivido. Pero puedes ponerte en sus zapatos, y a partir de eso, puedes ver un poco su vida, cuando tu amigo te cuenta las cosas, con tus propios ojos. Eres lo que muchos denominan una persona altamente empática, y tu capacidad no sólo puede ayudar a los demás, sino también a ti mismo. Aunque a veces puede olvidársete.

La empatía se define como la capacidad de entender el punto de vista de otra persona (independientemente de que tengas un vínculo afectivo con ella) y también hace referencia a la comprensión de los sentimientos que está sintiendo. Es una de las cualidades humanas más apreciadas, cuyos beneficios han sido contrastados y relacionados con la conducta prosocial, la conducta moral y/o de autorregulación y directamente implicada en la disminución de conductas agresivas. La empatía te permite entender el otro porque ese comprensión pasa por dos filtros, uno cognitivo (en donde puedes adoptar la perspectiva del otro e incluso poder identificarte con él) y otro filtro mucho más afectivo y emocional (que te habilita para desarrollar compasión por la situación del otro y sentir similares sentimientos a él cuando te narra una escena desagradable). Ser empata significa conocer tus propias emociones y reconocerlas en el otro, y estar abierto a todo un abanico emocional….sin que ello necesariamente te perturbe tanto como a la persona que tienes enfrente.

Por ello, y a pesar de lo anteriormente descrito, las personas empáticas pueden sentirse sobrecargadas en muchas ocasiones por la sobre-exposición que supone las emociones de los demás. Sobre todo, cuando tienen que hacer frente a su propio mundo emocional. Ante ello, siempre es bueno saber cómo somos y qué hacer para aplicar la medicina a sí  mismos:

  1. El hecho de ser sensibles (altamente) a lo que nos cuenta al otro no quiere decir que todo lo interpreten como algo personal. En efecto, altas dosis de empatía bien llevadas implica entender que las acciones de los otros están motivadas por razones que poco (o nada) tienen que ver con nosotros. Eso ayudaría a una persona empática a reaccionar de una manera liviana ante una acción negativa de otra persona. Su discurso sería algo así, “si yo tengo mis razones, esa persona tendrá las suyas; ya encontraremos la forma en otro momento para entendernos mejor”.
  2. La persona empática gusta de pequeñas reuniones más que grandes fiestas. El saberse atento y sintonizado a los demás hace que la persona empática prefiera la exposición emocional en pequeñas gotas y con multitudes reducidas; se trata de aprovechar al máximo las reuniones, y para ellos,  menos es muchísimo más. Por esta razón preferirán una cena que un concierto con muchedumbre excesiva.
  3. El empático es super-respondedor. Una persona empática tiende a reaccionar más rápida y eficazmente a las respuestas emocionales de los demás. Eso implica que puede hacerlo en una mayor tasa y con menores filtros si no saben poner un límite. Y por ello, que muchas personas puedan aprovecharse de ellos para la resolución de sus problemas, haciéndolos excesivamente partícipes de sus problemas y creando una desigualdad importante en sus relaciones. Tener claro cuáles son los derechos de cada uno, poner unos tiempos para cada cosa (podemos escuchar a los demás, pero también tener un tiempo para nosotros mismos) y poder pedir una reciprocidad en las relaciones interpersonales podrían llevar a las personas empáticas a no sufrir un “efecto quema” con los demás.
  4. Pueden aprovechar sus cualidades para tener una sensibilidad desarrollada consigo mismos. Ser empático se ha relacionado con niveles más altos en creatividad  sensibilidad e inteligencia emocional, potencialidades que pueden ser motivo de gran satisfacción personal. El mindfulness, el entrenamiento en tiempo para sí mismos, poder desarrollar actividades a solas sin nadie alrededor o poder desarrollar sus habilidades con alguna actividad creativa pueden permitir un crecimiento personal muy importante.
  5. Dar para recibir de acuerdo a una identidad propia. En efecto, esa predisposición a los demás a veces les hace tendentes a mostrar dificultades para mostrar atención a sus necesidades y a pedir igualdad en el trato con los demás. El poder trabajar la identidad, sus gustos y preferencias, ayuda a marcar una separación con respecto a los demás y saber que cada uno ha de luchar por su propio bienestar. Eso presdispone a una calma personal: la ayuda también ha de valorarse por su libertad y disposición real…eso es lo que la hace realmente especial.

Saber observar la realidad con los ojos de otros permite también cuidar la propia mirada de uno mismo; donde has podido aliviar y calmar las lágrimas del prójimo puede ayudar a conocer lo que tú necesitas la próxima vez que te pase algo parecido. No lo olvides, persona empática: tus cualidades son beneficiosas para los demás pero también para ti mismo.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuente: Psychcentral, Psychology today, huffingtonpost.es, Diarío El País.

Para manejar la ansiedad en los niños, empieza por sus padres o madres

Actualmente podemos observar cómo los padres recientes y no tan recientes buscan constantemente información sobre cuál es el mejor método para la crianza de sus hijos. Entre todos ellos, hay momentos en los que los padres se pueden ver algo abrumados a la hora de elegir lo que realmente deben hacer para educar lo mejor posible.

Entre estos diferentes estilos, uno que está tomando cierto auge es el de la maternidad  o paternidad consciente, elaborado por la psicóloga Shefali Tsabary. Es interesante el planteamiento en el que propone la necesidad de que los padres sean conscientes de sus propias sensaciones y emociones, la idea de cambiar antes como padres para lograr que los hijos hagan cambios.

En especial, cuando tenemos frente a nosotros un niño con mucha ansiedad, necesitamos herramientas que le hagan pasarlo menos mal, que le puedan ayudar, que le saquen de ese sufrimiento. Sin embargo, según el planteamiento del que anteriormente hemos hablado, la mejor manera de ayudar a un hijo con problemas de ansiedad, es empezar por los padres de ese niño.

Imagen extraída de www.nld.nu
Imagen extraída de www.nld.nu

Toma conciencia de tu ansiedad ante la ansiedad

La mayoría de los padres tienen una respuesta de ansiedad completamente inconsciente ante la respuesta de ansiedad de los hijos. Por este motivo, cuando veas que tu hijo está ansioso, trata de observar si tú tienes ansiedad en este momento, antes de reaccionar. ¿Cómo puedes hacer esto?

Observa tu cuerpo; si notas que tu corazón late más rápido, te sudan las manos, tienes los hombros tensionados o un nudo en el estómago, probablemente estés teniendo una ansiedad alta sin darte cuenta de ello.

Lo más importante es que logres convencerte de que no va a ser posible ayudar a tu hijo con ansiedad si tu estás sufriendo de ésta. Así pues, cuando esto te ocurra, trata de pensar qué está despertando en ti esa situación en ese momento. Si tu objetivo último es manejar situaciones desagradables en casa, lo ideal es que empieces por tus propias respuestas. Lo necesario en este momento es que puedas comenzar a estar presente. La mayoría de nosotros, cuando sufrimos de ansiedad, podemos estar anticipando el futuro o bien reviviendo momentos del pasado.

Cuando mejores tu capacidad de reducir el ritmo, estar más en el presente y sintonizar con la ansiedad de tu hijo, será más sencillo lograr ayudarle a hacer lo mismo. Además, será más fácil para ti evitar las cosas que pueden hacer que su ansiedad sea mayor, como racionalizar o minimizar su ansiedad, o avergonzarle por sentirla, incluso tratar de controlarla. Esto nos lleva al siguiente punto sobre qué hacer con tu ansiedad ante las respuestas de tu hijo.

No te resistas ante la ansiedad, acéptala

Tanto en la ansiedad de tu hijo como con la tuya propia, hay varias cosas que puedes cambiar para que sea algo menos dañino. Aceptar que, en ocasiones, las personas (tanto tus hijos como tú) somos demasiado sensibles ante eventos que vemos como poco importantes, pensamos demasiado o nos preocupamos de más en los detalles. A veces es así y no podemos remediarlo.

Es importante que si tu hijo tiene muchas veces respuestas de ansiedad comiences a valorarla tanto en ti como en él o ella, como parte de la vida en el ser humano. Algo que, aunque muy desagradable, no necesariamente es algo malo. En muchas ocasiones la ansiedad nos ayuda a alcanzar la suficiente tensión para afrontar algo, nos avisa de que algo es importante para nosotros.

Cuando comprendemos esto, se hace mucho más sencillo empatizar con nuestros hijos y además, hacerles ver también a ellos que no es algo extremadamente negativo y que van a sobrevivir a esta situación, que como padres podemos ayudarles a contener esa emoción y no llegará a desbordarles.

No centrarte sólo en la ansiedad de tu hijo

La tendencia natural que todos tenemos es la de centrarnos en el problema para solucionarlo, sin embargo, en ocasiones, especialmente cuando hablamos de ansiedad, este enfoque lo más que logra es aumentar el problema.

Concentrarte exclusivamente en la ansiedad que sufre tu hijo, hace que la vida se convierta al final en una serie de eventos que pueden suscitar ansiedad, motivos de preocupación o situaciones que evitar. Cuando dejamos de mirar el resto de características de nuestros hijos, también ellos comienzan a ver que lo único que tienen de importante es precisamente la ansiedad. Tu hijo o hija es muchas cosas más que este tipo de respuestas. La ansiedad que está sufriendo es sólo una parte más de todo lo que es como persona.

Por otra parte, seguramente de un modo espontáneo tu hijo sí llevará a cabo conductas en las que se arriesgue y logre hacer algunas cosas a pesar de la ansiedad. Es en este tipo de momentos en los que puedes comenzar a centrarte, puesto que si logras prestar atención justo a lo que no es un problema, comenzarás a fortalecer estas cualidades y tu hijo o hija cada vez las pondrá más frecuentemente en marcha.

Esta forma de afrontar la maternidad o paternidad puede ser de gran ayuda, especialmente cuando los niños son altamente sensibles o su respuesta de ansiedad es muy elevada. Independientemente de los cambios que se produzcan, es especialmente lógico comprender que antes de poder ayudar a alguien, es importante ayudarnos a nosotros mismos. Como esta psicóloga propone “criar antes a los padres para después criar a los hijos”.

Fuente psychcentral.com

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Nos separamos, ¿cómo se lo decimos a los niños?

Los procesos de separación y divorcio suelen ser complicados y dolorosos. Cuando llega el momento de decidir poner punto y final a una relación de pareja ya se ha recorrido un camino de toma de decisiones no exento de sufrimiento. Además, si hay hijos, puede ser realmente angustioso pensar en qué y cómo decírselo a los niños. Los padres y madres desean que la decisión afecte lo menos posible a sus hijos, pero ¿qué decirles? ¿qué deben y no saber? ¿Qué es lo mejor para su hijo o hija? Cada dinámica familiar es diferente, y cada niño es diferente, por lo que es difícil resumir cuál es la manera idónea de hablar sobre la separación con los hijos. No obstante, a continuación enumeramos algunas estrategias.

Es importante tratar de elegir las palabras con cuidado, ser cálido, afectuoso, mostrarse accesible y confiado, no sólo en el momento de comunicarles la separación, sino también durante todo el proceso. Tratar de mantener la calma, transmitir tranquilidad e intentar que las palabras y las acciones no se contradigan.

Dar explicaciones simples y claras: Independientemente de la edad, los hijos no necesitan saber todos los detalles complejos, intrincados ni todo sobre los eventos estresantes que condujeron a sus padres o madres a tomar esta decisión. La comunicación debe ser simple, objetiva y directa.

Foto extraída de parentingpad.com
Foto extraída de parentingpad.com

Presentar un frente común: Siempre que sea posible, se debe hablar de la separación en presencia de los dos progenitores, uno junto al otro. Presentar un «frente común». Demostrar que, a pesar de que algunas cosas están cambiando, ambos padres/madres están todavía presentes y se comunican entre ellos lo referente a los hijos. No hablar mal a los niños del otro progenitor.

Animar a compartir cómo se siente: Tu hijo/a probablemente tendrá un montón de preguntas y un montón de emociones. Escucha con paciencia. Explícale que es normal y está bien sentir todo tipo de emociones. Sé empático, cálido y reconfortante.

Explicar que este cambio es la mejor decisión para toda la familia: Es probable que en los meses previos a la separación vuestro hijo/a haya presenciado tensión, discusiones e incluso insultos. Este es un buen momento para explicarle que la separación o divorcio es el punto de partida de un nuevo capítulo en el que habrá menos peleas, más paz y que por lo tanto el ambiente familiar será más sano.

Explícale que aunque una separación implica cambios, algunas cosas no están cambiando y nunca van a cambiar: El divorcio es un punto de inflexión y puede generar en el niño una sensación de aturdimiento y estrés, haciéndole cuestionarse si “todo” va a cambiar. Es importante enfatizarle que hay cosas que no van a cambiar. La separación significa que los padres/ madres no van a seguir juntos, pero si algo va a permanecer inmutable es el amor hacia los hijos y el hecho de que siempre seréis sus padres/ madres. Eso no ha cambiado, y nunca va a cambiar. A pesar de que mamá y papá no formarán parte de la misma familia, el niño/a y su mamá o papá siempre serán la familia.

Que las acciones hablen más que las palabras: Si es importante hablar con el niño/a sobre la separación, lo que se hace también lo es. Si dices que le quieres muéstralo, dale muchos besos, jugad juntos, cocinad juntos, leed juntos, compartid tiempo de calidad juntos.

Además, en lo posible, es recomendable mantener las rutinas habituales de tu hijo; normas, tareas, hora de la cena, la hora de dormir, y así sucesivamente con ambos padres, en ambos hogares. Este tipo de consistencia ayudará a que su hijo se sienta más seguro.

Las familias no se rompen, se transforman. Una familia no se constituye a través de un certificado de matrimonio, sino que es el amor lo que las edifica. Una separación no tiene porqué significar destrucción, les toca a los padres/madres elegir qué tono darle al proceso con respecto a sus hijos, con mucho diálogo, empatía y solidaridad.

Fuente: psychologytoday.com

Escrito por María Rueda

El modus operandi de un manipulador

Extraída de www.gaiashare.com
Extraída de www.gaiashare.com

Imagina un escenario de trabajo. Un jefe quiere que uno de sus trabajadores haga una función que no es suya por puesto, que no está sujeta a ningún convenio y por la que encima hará horas extras, que el jefe no está dispuesto a pagar. Imagina que va hacia sus víctimas, dispuestas a convencerlas, bien por su puesto de superioridad, bien por su capacidad oratoria. Imagina ahora que utiliza, además, su capacidad de manipulación: de manera sutil, sin que éstos se den cuenta, va consiguiendo que sus empleados vayan cediendo en pequeñas actividades; al principio son inofensivas y las víctimas no les importa ceder…es el principio para que el manipulador más tarde pueda pedir más. Si al principio era de manera formal; poco a poco las peticiones se hacen más agresivas, incluso puede utilizar algún tipo de violencia (verbal o psicológica, mayoritariamente en estos contextos), que sorprenden a sus empleados. Sin embargo, y a pesar de que son conscientes de que sus peticiones no son adecuadas (e incluso exageradas), el jefe ya ha ido minando su capacidad crítica; de manera que no están seguros si la reivindicación de sus derechos es justa. El jefe manipulador, además, tenderá a culpabilizarles por no hacer su trabajo (que no es el suyo, sus funciones han sido excedidas), aduciendo que es una petición “legítima”, y que él tiene el deber de recodárnoslo (creando una situación  fragante de poder)… en efecto, tenemos un escenario de abuso. Es más frecuente de lo que parece. Ahora vamos a clarificar más detenidamente su modus operandi para que podáis identificarlo. Y recordad…no sólo se produce en los contextos laborales.

  1. En el principio, es cuestión de elección. Las personas manipuladoras no son más inteligentes que el resto, ni siquiera tienen una capacidad inaudita para la retórica. El manipulador tiene un importante déficit de habilidad social, y sólo utiliza esas formas porque es incapaz de comunicarse adecuadamente, y de conseguir sus objetivos de una manera correcta. Por ello, cuando se presente una oportunidad propicia, el manipulador elegirá dónde y con quién ejercer su manipulación.
  2. Nos dejará hablar y buscará nuestras debilidades. El manipulador es bastante selectivo; como ya hemos dicho, sus acciones primeramente son sutiles, casi imperceptibles…el manipulador sondea a su alrededor y a varias personas, y les deja hablar…de cosas cotidianas, de sus gustos, preferencias…de sus valores, de su forma de ser…va haciendo una lista. Donde nosotros las llamamos cualidades, él las denomina “debilidades”. Y esas debilidades son las que utilizará más adelante para desarmarnos.
  3. “Deformación de los datos”. El manipulador comenzará a pedir sus objetivos con pequeñas excusas, con peticiones sencillas…habrá algún problema y te pediré algún favor. Deformará la realidad, o te hablará de necesidades inmediatas. Podrá mentirte, más tarde será descarado, exagerando tu participación y aportación. Te tendrá ganado.
  4. Primeras señales de manipulación agresiva: hará alusión a una superioridad intelectual. Cuando el manipulador ya nos está pidiendo favores que exceden a nuestras funciones, empezará a intimidarnos intelectual: no entendemos sus motivos, pero nos impondrá hechos, estadísticas, procedimientos y trámites burocráticos del que nosotros, las víctimas,  sabemos poco y de los cuales no podemos olvidar…para no dejarlos de cumplir. Empezaremos a sentir miedo, abrumados de las consecuencias y sin capacidad posible de defensa.
  5. La violencia empieza por un buen discurso. En ese escenario de miedo e inseguridad de los trabajadores, el manipulador tenderá a “perder los papeles” de una manera muy planificada: sus discursos se caracterizarán por frecuentes elevaciones de la voz y con un lenguaje corporal rotundo y sin miramientos. Esto se apoyará en peticiones directas y agresivas, en las que deja muy poca capacidad de decisión sus víctimas y muy poco tiempo para decidir (incluso en el momento)…la capacidad de decisión y de reivindicación crítica se verá mermada por lo directo de la situación (y por las emociones negativas que nos despierta) y entonces cederemos. El manipulador irá repitiendo esta situación cada vez más y más.
  6. Si titubeas y no cedes en ese momento, tendrá preparadas sorpresas. En efecto, por si fuera ya poco todo esto, cada vez que te pida cosas te irá preparando sorpresas (“el martes y jueves pasado me dijeron que …”) a las que te costará reaccionar por lo inesperado de la información ….no sólo eso, sino que empezará ridiculizar tus acciones y tus funciones, con amenazas constantes de unas consecuencias fatales (que nunca llegarán) con tal de que hagas los que ellos digan. Dejarán de ser sólo manipuladores para ser agresores manifiestos
  7. Y nosotros tendremos la culpa…la persona manipulada tenderá a intentar llegar a un acuerdo para que se acaben los abusos. Pero el manipulador no contestará a ningún e-mail de conciliación, y tenderá a decir que “no nos entiende, que no nos estamos explicando bien, nada bien…y de que nosotros no estamos poniendo nada de nuestra parte, con lo que ha hecho por nosotros”. Nos hará sentirnos vulnerables, y nos impedirá defendernos. Aludirá a nuestra previa simpatía y relación, y no dudará en adoptar un papel de víctima por nuestros desplantes y continuos errores…así una y otra vez, creando un escenario durísimo para la persona manipulada.

Recordad: el objetivo de todo manipulador es conseguir sus objetivos, siendo nosotros instrumentos para llegar a unos fines desproporcionados e injustos. Ellos no se detendrán por que lo ven legítimo, es “su modus operandi”. Nosotros somos los que podemos decir basta. Nuestros derechos sí son importantes.

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: Psychology today

Lo que convierte a Clark Kent en Superman

Para ayudar, no se necesitan súper-poderes…o casi. El altruismo y las conductas de ayuda son uno de los estándares mejor valorados en nuestra sociedad, pero no todos lo practican y mucho menos se exponen a situaciones que pueden suponer un perjuicio a su seguridad.Estudiar qué factores pueden explicar estos actos orientados a los demás puede ayudarnos no sólo a caracterizar el hipotético perfil psicológico de nuestros héroes favoritos, sino también a promover determinadas actitudes y conductas para que las conductas de ayuda no estén al alcance de “algunos elegidos”. Aquí van algunos factores que nos ayudan a esclarecer lo que hacen de Superman todo un Superhombre:

Foto Extraída de:  www.imagenesparaperfilesdewhatsapp.com
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Para ser Superhéroe, lo primero hay que creérselo. Aunque todos tenemos la capacidad de ayudar, no todos calzamos leotardos y saltamos al fuego cuando notamos una situación de alerta. Para ser un Superhéroe, hay que identificarse como tal, saber que una de tus prioridades es la ayuda a los demás, estés donde estés y sea la ayuda la que sea. Hasta se han creado curiosas iniciativas (HIC, cuyas siglas en español significarían algo así como “Proyecto de Imaginación Heroica”) en el que se promueven este tipo de actitudes y enseñan a sus usuarios las conductas de ayuda y la forma más efectiva de hacerlas

Ser capaz de prestar atención a tu alrededor y actuar. Íntimamente relacionado con la atención plena, hablamos de prestar atención a lo que está ocurriendo en la situación de ayuda y ejecutar las acciones que se piden en la situación de emergencia. Si estás en consonancia con tu contexto, serás más capaz de escuchar a tu vecino de mesa sufrir un atragamiento y utilizar la Maniobra de Heimlich. Las situaciones de ayuda implican rapidez en el análisis y en la toma de decisiones, y una actitud abierta a la experiencia podría ayudarte en ser el primero en actuar exitosamente en una situación de peligro.

Tener perspectivas de auto-eficacia. La auto-eficacia está relacionada con la capacidad de predecir un éxito en las diferentes acciones que nos propongamos y ser capaces de atribuirnos el éxito cosechado a nuestras propias cualidades por encima de otro tipo de consideraciones. Por ello, una persona con altas expectativas de auto-eficacia se mostrará más predispuesto a iniciar antes la acción que una persona con poca auto-eficacia, mostrar menos reservas con respecto a su capacidad en la situación de ayuda, perseverar en lo que esté haciendo a pesar de las dificultades y mostrar una mayor tolerancia a la frustración, lo que provocará una disposición natural a este tipo de acciones (heroicas) por muy peligrosos que sean los obstáculos que encuentre.

Presentar grandes dosis de empatía. Reaccionar positivamente a las reacciones de los demás y ser capaz de detectar el sufrimiento y el dolor ajeno nos hace más capaces de ayudar en los momentos que realmente las personas necesitan ayuda. No sólo en prepararnos psicológicamente para esa ayuda, también en qué tipo de apoyo necesita la persona en ese preciso instante.

.Y no temer al miedo y al riesgo. En diferentes investigaciones que estudian el altruismo se ha relacionado cierto grado elevado de psicoticismo con las conductas de ayuda. En este caso, más conectado con no temer las consecuencias de sus acciones y en ese sentido, con no temer al riesgo y el hecho de saltarse las normas. Como os imagináis, muchas situaciones extremas ayudar a una persona suponen un peligro tanto para la persona necesitada como para la persona que auxilia. Este punto no actúa de manera imprescindible como los otros cuatro; en efecto, esta ausencia de temor a las consecuencias sólo aparece en las llamadas “situaciones de altruismo extremo”, y explicaría situaciones de cómo una persona es capaz de ponerse en medio de la carretera con tal de que una viejecita no fuera arrollada por un coche a toda velocidad, sin tener en cuenta su riesgo personal y arriesgando su integridad en el proceso, quedando perfectamente explicado con la expresión: “niños, estoy no lo intentéis en casa”.

Ser un superhéroe es un bien muy preciado, y atendiendo a la forma en la que podemos desarrollar y manifestar estas características podría servir para crear una sociedad más basada en la empatía, el altruismo y la conducta prosocial. No todos podemos salvar a alguien de un edificio en llamas, pero sí podemos aportar nuestro pequeño granito de arena.

Fuente: Psychology Today, Psychcentral.

Escrito por David Blanco Castañeda

Cómo la causa de los trastornos mentales afecta a la empatía de psicólogos y psiquiatras

La idea de que la enfermedad mental está relacionada con anomalías cerebrales u otros factores biológicos es muy popular entre algunos pacientes; en su opinión, el que los trastornos mentales sean enfermedades con una causa orgánica ayudaría a desmitificar sus experiencias y dar legitimidad a sus síntomas. Sin embargo, los estudios muestran que las explicaciones biológicas pueden aumentar el estigma en el campo de la salud mental, fomentar una percepción pública de que las personas con enfermedades mentales son esencialmente diferentes, así como que sus problemas son permanentes. En un estudio reciente, investigadores de la Universidad de Yale (EEUU) han publicado nuevas hallazgos que sugieren que las explicaciones biológicas de los trastornos mentales conducirían a la reducción de la empatía de los profesionales de salud mental hacia los pacientes.

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A más de doscientos psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales se les presentaron viñetas en las que aparecían pacientes con trastornos tales como la fobia social, depresión o esquizofrenia. Una parte de las viñetas fueron acompañadas de explicaciones puramente biológicas centradas en factores genéticos y de la química cerebral, mientras que otras viñetas contenían explicaciones psicosociales, como una historia sobre intimidación o de duelo. A continuación, a estos psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales se les solicitó que informaran qué sentían hacia la viñeta.

Curiosamente, las viñetas que estuvieron acompañadas de una explicación biológica generaron menos sentimientos de empatía en cualquiera de los profesionales. Sin embargo, tanto las explicaciones biológicas y como las de tipo psicosocial provocaron niveles similares de angustia, indicando que los niveles menores de empatía en el primer caso no podían explicarse sólo porque las observaciones psicosociales sean más perturbadores. Además, los profesionales de salud mental señalaron que las explicaciones biológicas les eran poco útiles, desde el punto de vista clínico.

Los autores del estudio sugieren que las explicaciones biológicas provocan una empatía reducida debido a que tienen un efecto deshumanizador y les dan la impresión de que los problemas son permanentes. Los investigadores señalan que el enfoque biológico en la psicología y la psiquiatría ha ganado importancia en las últimas décadas, lo que a la vista de los resultados no deja de ser preocupante. Además señalan que una de las debilidades del estudio es la falta de una condición control sin explicación de referencia (ya que sin grupo control es difícil determinar si las explicaciones psicosociales aumentarían la empatía o si las explicaciones biológicas la redujeron per sé). Los investigadores sugieren que la falta de empatía se podría evitar si se transmitiera una idea más compleja que la explicación reduce a la biología como causa. Y es que «aun cuando la biología juega un papel importante, está en constante interacción con otros factores, y parece ser que las ‘anomalías’ biológicas no crean distinciones por sí mismas entre las personas con y sin trastornos mentales«.

Fuente: BPS Research Digest

Escrito por María Rueda

ResearchBlogging.org
Lebowitz MS, & Ahn WK (2014). Effects of biological explanations for mental disorders on clinicians’ empathy. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 111 (50), 17786-90 PMID: 25453068

Beneficios de soñar despierto

¿Alguna vez te has encontrado a ti mismo paseando por tu mundo interior y evadiéndote del mundo real? Seguro que sí. Según lo que la ciencia sabe sobre la costumbre de soñar despierto, aproximadamente un 95% de la población dice soñar despierto al menos una vez al día. Hay muchas situaciones que nos demandan atención y por tanto vagar por nuestra mente no es muy adecuado, sin embargo, parece que como actividad en sí misma tiene ciertos beneficios.

En los estudios de neuroimagen se afianzó el conocimiento sobre lo que hace el cerebro cuando no hace nada. La llamada red cerebral por defecto (“default-mode network” en inglés) implica áreas cerebrales muy variadas, como la corteza prefrontal, el sistema límbico, y algunas áreas corticales relacionadas con la información sensorial. Durante esta actividad cerebral, generalmente recordamos eventos del pasado, imaginamos situaciones posibles en el futuro, intentamos saber lo que otras personas piensan o tratamos de resolver dilemas morales. Cuando el mundo exterior requiere nuestra atención, esta red se apaga, y cuando no, vuelve a activarse.

Foto: inspire-others.com

Se reconocen tres estilos generales en los que podemos soñar despiertos y sólo uno de ellos proporciona beneficios para nuestra vida. En primer lugar, existiría un estilo intrusivo, que no nos permite prestar la atención que deseamos al mundo exterior y suele ser de un contenido poco elaborado. El tener este estilo, sólo proporciona una fácil distracción y es molesto para nosotros. En segundo lugar, existe un estilo que se centra en las pérdidas, en relaciones sociales que no tenemos y da lugar a emociones negativas, como ansiedad, culpa, miedo,… Este estilo de pensamiento sólo nos produce una inestabilidad emocional y una escasa satisfacción con nuestra vida. El tercer estilo de soñar despierto sí nos proporciona ciertos beneficios, es positivo y constructivoy consiste en imaginar situaciones posibles, relaciones que ya tenemos o que podemos tener, explora ideas y sentimientos.Permitirte soñar despierto de esta forma puede dar lugar a múltiples beneficios:

Tu memoria es mejor: Se probó en un estudio que las personas que tienen mayor tendencia a soñar despiertos tienen además una memoria de trabajo más potente. Cuando estás realizando una tarea poco exigente mentalmente, que tu cerebro divague implica que tienes una buena capacidad para manejar múltiples informaciones, y al hacerlo, además, fortaleces esta capacidad. No sólo esto, también parece que los mecanismos implicados en soñar despiertos son muy parecidos a recordar información del pasado, luego también estarás poniendo a trabajar la red de la memoria a largo plazo.

Tu empatía es más fuerte: Se ha comprobado que la memoria y la imaginación se relacionan también con la empatía. El hábito de poder experimentar situaciones y sentimientos que no has vivido mejora la capacidad de ponerte en el lugar del otro.

Alimenta tu creatividad: Se comprobó en un experimento sobre esta actividad, que al realizar una tarea aburrida, la cual fomentaba este paseo mental, proporcionaba posteriormente un aumento de la creatividad de los que habían pasado por esta tarea. Asimismo, la capacidad de “dejar volar la imaginación” promueve la posibilidad de lo que se conoce como pensamiento divergente, de tal forma que se nos hará más sencillo también tener un tipo de pensamiento innovador, diferente a lo habitual.

Ayuda a tu autoeficacia: Imaginar que estás en una situación que no se ha producido pero que desearías que ocurriera hace que te veas a tí mismo en un escenario de éxito. Soñar con que consigues tus metas no hará que éstas se logren, sin embargo, te prepara para caminar hacia ellas.

Aunque socialmente se suele decir, sobretodo al convertirnos en adultos, que soñar despierto no es bueno, que hace que despegues los pies de la tierra y no es propio de una persona responsable, es un mecanismo natural en el ser humano, y no sólo eso, sino que en las ocasiones en que se hace de forma constructiva, es positivo y necesario. Con esta información ya sabes, ¡no dejes de soñar despierto!

 
ResearchBlogging.orgBaird, B., Smallwood, J., Mrazek, M., Kam, J., Franklin, M., & Schooler, J. (2012). Inspired by Distraction: Mind Wandering Facilitates Creative Incubation Psychological Science, 23 (10), 1117-1122 DOI: 10.1177/0956797612446024

Levinson, D., Smallwood, J., & Davidson, R. (2012). The Persistence of Thought: Evidence for a Role of Working Memory in the Maintenance of Task-Unrelated Thinking Psychological Science, 23 (4), 375-380 DOI: 10.1177/0956797611431465

 

Fuentes: dailyhealthpost.com, smithsonianmag.com, newyorker.com.
Escrito por Lara Pacheco Cuevas