Los procesos de separación y divorcio suelen ser complicados y dolorosos. Cuando llega el momento de decidir poner punto y final a una relación de pareja ya se ha recorrido un camino de toma de decisiones no exento de sufrimiento. Además, si hay hijos, puede ser realmente angustioso pensar en qué y cómo decírselo a los niños. Los padres y madres desean que la decisión afecte lo menos posible a sus hijos, pero ¿qué decirles? ¿qué deben y no saber? ¿Qué es lo mejor para su hijo o hija? Cada dinámica familiar es diferente, y cada niño es diferente, por lo que es difícil resumir cuál es la manera idónea de hablar sobre la separación con los hijos. No obstante, a continuación enumeramos algunas estrategias.
Es importante tratar de elegir las palabras con cuidado, ser cálido, afectuoso, mostrarse accesible y confiado, no sólo en el momento de comunicarles la separación, sino también durante todo el proceso. Tratar de mantener la calma, transmitir tranquilidad e intentar que las palabras y las acciones no se contradigan.
Dar explicaciones simples y claras: Independientemente de la edad, los hijos no necesitan saber todos los detalles complejos, intrincados ni todo sobre los eventos estresantes que condujeron a sus padres o madres a tomar esta decisión. La comunicación debe ser simple, objetiva y directa.
Presentar un frente común: Siempre que sea posible, se debe hablar de la separación en presencia de los dos progenitores, uno junto al otro. Presentar un «frente común». Demostrar que, a pesar de que algunas cosas están cambiando, ambos padres/madres están todavía presentes y se comunican entre ellos lo referente a los hijos. No hablar mal a los niños del otro progenitor.
Animar a compartir cómo se siente: Tu hijo/a probablemente tendrá un montón de preguntas y un montón de emociones. Escucha con paciencia. Explícale que es normal y está bien sentir todo tipo de emociones. Sé empático, cálido y reconfortante.
Explicar que este cambio es la mejor decisión para toda la familia: Es probable que en los meses previos a la separación vuestro hijo/a haya presenciado tensión, discusiones e incluso insultos. Este es un buen momento para explicarle que la separación o divorcio es el punto de partida de un nuevo capítulo en el que habrá menos peleas, más paz y que por lo tanto el ambiente familiar será más sano.
Explícale que aunque una separación implica cambios, algunas cosas no están cambiando y nunca van a cambiar: El divorcio es un punto de inflexión y puede generar en el niño una sensación de aturdimiento y estrés, haciéndole cuestionarse si “todo” va a cambiar. Es importante enfatizarle que hay cosas que no van a cambiar. La separación significa que los padres/ madres no van a seguir juntos, pero si algo va a permanecer inmutable es el amor hacia los hijos y el hecho de que siempre seréis sus padres/ madres. Eso no ha cambiado, y nunca va a cambiar. A pesar de que mamá y papá no formarán parte de la misma familia, el niño/a y su mamá o papá siempre serán la familia.
Que las acciones hablen más que las palabras: Si es importante hablar con el niño/a sobre la separación, lo que se hace también lo es. Si dices que le quieres muéstralo, dale muchos besos, jugad juntos, cocinad juntos, leed juntos, compartid tiempo de calidad juntos.
Además, en lo posible, es recomendable mantener las rutinas habituales de tu hijo; normas, tareas, hora de la cena, la hora de dormir, y así sucesivamente con ambos padres, en ambos hogares. Este tipo de consistencia ayudará a que su hijo se sienta más seguro.
Las familias no se rompen, se transforman. Una familia no se constituye a través de un certificado de matrimonio, sino que es el amor lo que las edifica. Una separación no tiene porqué significar destrucción, les toca a los padres/madres elegir qué tono darle al proceso con respecto a sus hijos, con mucho diálogo, empatía y solidaridad.
Fuente: psychologytoday.com
Escrito por María Rueda