6 formas de mitigar el Síndrome del Impostor

Cuando se hace psicoterapia, es sorprendente lo habitual que es escuchar que la gente no cree en sus propios logros. El síndrome del impostor está muy presente. Además, cuando se confronta este pensamiento con hechos probados y reconocidos, normalmente las personas que sienten y piensan así de sí mismas no hacen más que sentirse aún más inseguras y negar lo evidente. Incluso, en ocasiones, reconocen lo evidente pero como si en ellos fuera mentira. «Sí, tengo un máster y me acaban de ascender en mi trabajo, pero ya se darán cuenta todos de que no me lo merezco». Además, esto se hace más potente cuanto más reconocimientos se les otorgan.

Foto extraída de ucsc.cl

Estas sensaciones aparecen en personas muy diferentes, desde médicos a oficinistas o personas sin un trabajo remunerado dedicadas al cuidado. Sí es cierto que ha sido más estudiado en mujeres que en hombres, y aparece más cuando tenemos un autoprejuicio activo sobre quién somos. Si, por ejemplo, los prejuicios, de forma poco consciente, te hacen ver que las mujeres no son profesionales de éxito y tú eres una mujer, es más probable que sientas esta sensación de fraude, de inadecuación. Esto ocurre así con el síndrome del impostor en minorías sometidas a prejuicio como las personas racializadas.

Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿cómo pueden personas competentes, formadas e inteligentes, estar tan distorsionadas en su autoconcepto? 

Una de las variables que pueden estar influyendo en esta forma de vernos a nosotros mismos, es debido a la absoluta verdad que tenemos sobre nuestra interioridad. Es imposible no estar al día de nuestras propias vulnerabilidades. Sobre nosotros mismos, conocemos las dudas, los miedos, las cosas que hacemos de forma insegura. Sin embargo, sobre los otros, esto se observa de otro modo. En una sociedad como la actual, en la que las redes sociales muestran todas las partes positivas de los demás, sus logros, sus actividades son siempre divertidas, su imagen está habitualmente impecable o con el filtro correcto… 

De esta forma, es fácil ver que por mucho que consigamos, nuestro yo interior es mucho más débil, más vulnerable y de algún modo, menos magnífico que lo que se termina por proyectar hacia los otros. En esa brecha, esa distancia desde nuestro yo interior, que solemos ocultar y lo que los demás ven de nosotros, es fácil pensar que estamos mintiendo a todo el mundo al ocultar nuestras debilidades. De alguna forma, la sensación de ser un fraude se instaura cuando tenemos también que ocultar nuestras inseguridades.

Si bien es complicado dejar de tener en ocasiones una sensación así, sí es posible mitigar el llamado “síndrome del impostor”, con estas formas de abordarlo:

1. Habla con un superior, con alguien a quien respetes en el área donde te sientes como un impostor sobre que tienes estos sentimientos.

Un mentor puede hacerte ver las áreas en las que te sientes más inseguro o insegura, puede guiarte en los puntos más complicados de la tarea que te hace sentirte un impostor y puede darte un feedback adecuado sobre tu competencia, más fiable de lo que percibes internamente.

2. Presta atención a tu habla interna, para considerar si la forma de hablarte a ti mismo es empoderadora o inhabilitante.

Si habitualmente te dices a ti mismo “estoy en esta posición por casualidad-porque trabajo mucho-por que le he caído bien a…” en lugar de “estoy en esta posición por mi competencia”, estás delante del habla interna de una persona con síndrome del impostor. Estas autoverbalizaciones sólo llevan a autosabotearte en lugar de llevarte a un mejor desarrollo en este área. Lo ideal sería que te pudieras decir a ti mismo “¿qué puedo ofrecer yo en este puesto?”

3. Haz una lista de tus fortalezas

Puedes buscar cosas en las que efectivamente sientas que aportas, así como las cualidades que tienes, lo que sí consigues todos los días. Si esta lista te es complicada, puedes preguntar a otros sobre estas habilidades o cualidades. Ten en cuenta que las personas tienden a sobreestimar sus habilidades y competencias, mientras que que alguien con el síndrome del impostor tiende a infravalorarlas.

4. Acepta que la perfección no existe a ningún nivel

El perfeccionismo es una característica de las personas que sufren el síndrome del impostor. Es importante conseguir reconocer en uno mismo que las cosas perfectas no existen, del mismo modo que es imposible vivir sin cometer errores, más grandes o más pequeños.

5. Reconoce los momentos de tu desarrollo, en cualquier área de la vida (trabajo, familia, ocio…) en los que es necesario llevar aprendizajes nuevos y por tanto no es posible ser experto en ese momento.

A lo largo de la vida es normal que existan momentos en los que es necesario completar de nuevo alguna curva de aprendizaje en alguna habilidad. Es bueno que puedas ser honesto contigo mismo, reconocer qué sabes hacer y qué no, de modo que te veas a ti mismo en ocasiones como un aprendiz en lugar de como un experto en todo. 

6. Aprende a manejarte en la incertidumbre, así como a moverte a pesar del miedo.

Cualquiera de las anteriores proposiciones, es fácil que lleven o bien a una sensación de aumento de la incertidumbre, lo que llevará a un mayor miedo para afrontar algunas de las nuevas situaciones, incluido el dejar de necesitar ser perfecto, o sentirse un aprendiz. Ya sea si estás intentando afrontar el síndrome del impostor, o en otras circunstancias de la vida, saber navegar en la incertidumbre es muy importante, así como seguir haciendo las cosas a pesar del miedo, es lo que finalmente nos lleva a superarlo y comenzar a sentir un aumento de nuestra competencia.

Aunque no se disponen de cifras, ya que el síndrome del impostor no es en sí mismo una categoría diagnóstica, sí podemos hablar de un conjunto de características que suelen aparecer unidas y que pueden paliarse con los anteriores abordajes. ¡Busca la forma de cambiarlo para encontrarte mejor y más adecuado a tus propios logros!

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Fuentes: psychologytoday.com
Sherman, R. O. (2013). Imposter syndrome: When you feel like you’re faking it. Am Nurse Today, 8(5), 57-8.

5 consecuencias de criar como padres helicóptero

Los “padres helicóptero” son realmente útiles para sus hijos e hijas a corto plazo. Actúan como secretarios personales que ayudan a sus hijos e hijas con todo. Los rescatan cuando éstos olvidan sus deberes y les llevan de un sitio a otro, en coche hasta la misma puerta.

Muy a menudo, los niños con ese tipo de apoyo pueden obtener una ligera ventaja. Y eso tiene sentido. Cualquier persona con un asistente personal a tiempo completo es probable que destaque en comparación con los que tienen que hacer todo por su cuenta.

Pero la hiperprotección afecta a los niños a largo plazo. Los niños que crecieron con padres helicóptero pierden rápidamente esa ventaja cuando crecen.

Foto extraída de www.wireltern.ch
Foto extraída de www.wireltern.ch

Los investigadores han estudiado los efectos a largo plazo de la crianza helicóptero y señalan algunos de los problemas a los que se enfrentan estos niños cuando llegan a la edad adulta:

  1. Tienen más problemas de salud.

Un estudio de 2016 de la Florida State University descubrió que los niños con padres helicóptero tienen más probabilidades de tener problemas de salud en la edad adulta. Descubrieron que la mayoría de los niños hipercontrolados por sus padres nunca aprendieron a manejar su autocuidado porque sus padres siempre les decían cuándo dormir, cuándo hacer ejercicio y qué comer.

Los padres muy invasivos a menudo se preocupan excesivamente por la salud de sus hijos y les recuerdan constantemente qué hacer. Los estudios demuestran que a falta de esos recordatorios constantes, estos niños desatienden su cuerpo.

  1. Se sienten con derecho.

Los padres helicóptero adoran tanto a sus hijos que tienden a pensar que son el centro del universo. Y esa noción de que son súper especiales no desaparece cuando cumplen 18 años.

Investigadores de la Universidad de Arizona descubrieron que los niños hiperprotegidos crecen sintiéndose con derecho. Es más probable que estén de acuerdo con afirmaciones como «Exijo lo mejor porque lo valgo». Otros estudios han vinculado este sentimiento de tener derecho con la decepción crónica y sufrimiento continuo en la vida.

  1. Tienen problemas emocionales.

Los niños hiperprotegidos crecen sin aprender a regular sus emociones; sus padres lo hicieron por ellos. Si estaban tristes, sus padres los animaban. Si estaban enfadados, sus padres los calmaban.

Su falta de habilidades de regulación emocional se convierte en un gran problema una vez que salen del nido. Un estudio de 2013 de la Universidad de Mary Washington en Virginia encontró que los estudiantes universitarios que fueron criados por padres helicóptero tienen más probabilidades de estar deprimidos. También informan menos satisfacción con sus vidas en general.

  1. Confían en la medicación.

Los niños hiperprotegidos no están acostumbrados a tolerar la incomodidad. Sus padres los protegieron del dolor y les impidieron lidiar con las dificultades. Además, están acostumbrados a la gratificación inmediata. Eso puede explicar por qué recurren tan rápido a la medicación, ya que quieren que su dolor desaparezca y quieren que sea ya.

Un estudio de 2011 realizado por investigadores de la Universidad de Tennessee en Chattanooga reveló que los estudiantes universitarios cuyos padres les sobrevolaban  tenían más probabilidades de tomar medicamentos para la ansiedad y la depresión. También eran más propensos a consumir pastillas para el dolor de forma recreativa.

  1. Carecen de habilidades de autorregulación.

Los niños con padres helicóptero no crecen con tanto tiempo libre como otros niños. Sus entornos suelen estar muy estructurados y su tiempo está estrechamente regulado.

Sin oportunidades para practicar la administración de sí mismos, carecen de las habilidades necesarias para alcanzar sus objetivos. Un estudio de 2014 de la Universidad de Colorado encontró que los adultos que crecieron con los padres helicóptero tienen menos probabilidades de poseer el control mental y la motivación que necesitan para tener éxito.

Otros estudios han sacado conclusiones similares. Estos niños tienden a posponer las cosas y carecen de la iniciativa y la motivación necesarias para tener éxito.

Evita la tendencia a sobrevolar

Los padres helicóptero tienen la mejor intención de ayudar a sus hijos a tener éxito. Pero, en última instancia, sobrevolarles e invadirles roba a los hijos la fuerza mental que necesitan para alcanzar su mayor potencial en la vida. Por supuesto, dejar que tus hijos cometan errores, permitirles fallar y darles la oportunidad de resolver sus propios problemas requiere también en ti mucha tolerancia al malestar. Intenta considerar que tus hijos/as son personas diferentes a ti, y por lo tanto, necesitarán equivocarse para convertirse en adultos sanos y responsables.

Fuente: Psychology Today

Escrito por María Rueda