Cómo cultivar la confianza en uno mismo

 

Fotografía extraída de https://www.iebschool.com
Fotografía extraída de https://www.iebschool.com

Qué difícil es a veces creer en uno mismo. Uno de los valores fundamentales para garantizar una buena autoestima y relacionado con una mayor probabilidad de éxito en los proyectos que nos proponemos, confiar en uno mismo puede ser un camino arduo en una sociedad hiperexigente que demanda siempre de sus ciudadanos el máximo de su potencial, donde la vulnerabilidad, el error y tomarse un tiempo para recapacitar parece incompatible con el éxito en las metas personales.

Confiar en ti mismo significa tener la seguridad de que tus proyectos, tus retos e intereses tendrán un desempeño adecuado en muy diversas situaciones. Creer en tus propias capacidades. Es una cualidad que opera en los tres sistemas de respuesta (en nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras acciones), íntimamente con la inteligencia emocional y tiene que ver tanto con la capacidad de movernos seguros en un entorno conocido junto con la capacidad de arriesgarse y asumir retos nuevos y hacerlos nuestros.  Dicha confianza puede verse reforzada y reafirmada en función de las acciones y del éxito que emane de ellas. Es decir, que permite mayor seguridad a la hora de hacer las cosas pero que ese mismo éxito repercute en nuestra confianza. Por eso es tan importante en entrenarnos en confianza, no cejar en el intento e intentarlo una y muchas veces, para desarrollar tan deseada virtud.

Diversos estudios han demostrado variables que pueden influir en todo ello. Entre ellos, adoptar una pose de superhéroe (que ya nos hicimos eco en un post anterior), donde asumir e imitar una postura de atrevimiento y seguridad antes de hacer una tarea puede influenciarnos muy positivamente en su realización. De otro, una menor confianza en uno mismo se ha relacionado con unos padres rígidos y perfeccionistas, dispuestos a recordar lo que no se ha hecho y hacer énfasis más en el error que en éxito, pues las cosas sólo se hacen de una única forma (y no promueven la flexibilidad). La confianza en uno mismo está relacionada con la libertad y la independencia al hacer las cosas, el dejar probar a una persona y experimentar a través de sus intentos y de sus fallos. El demostrarle pese a todo, que él o ella puede, que no lee quitas el afecto después de un error, demuestras lo orgullos@ que estás hacia él/ella, que le recuerdas que ya lo ha hecho antes y que le incentivas la curiosidad y las ganas de hacerlo muchas veces. Estas ideas sí que promueven la confianza en uno mismo.

 Por la importancia que supone para todos nosotros, volver a reconectar con tus pequeños éxitos diarios puede estar la clave para desarrollar y entrenar nuestra auto-confianza. El sintonizar con todas las cosas buenas que hacemos cada día y que nos hacen sentir muy bien. Y con todo, otros sencillos consejos para ayudarnos en la confianza:

  1. No te sientas seguro todo el tiempo. Aunque parezca contraintuitivo, el no estar pendiente a cada momento de nuestra propia seguridad permite relajarnos y cometer errores. Siempre habrá una nueva oportunidad para cambiar lo que hemos hecho mal y los errores se ven dentro de un camino hecho para progresar. Nos permite también adoptar y cultivar una perspectiva humilde ante la vida; la duda como garantía para progresar y aprender.
  2. Muestra compasión por tu self futuro. Las personas seguras de sí mismas intentan planificarse su tiempo y saben que el momento perfecto para hacer las cosas es el presente, no el futuro. No procastinan sus quehaceres. De esta manera no sólo están cuidándose en este momento, también en el futuro, donde no se reservan miles de tareas sin hacer que se han ido posponiendo a lo largo del tiempo.
  3. Sé capaz de autoevaluarse de manera realista y comprensiva. Las personas seguras de sí mismas no se encargan de multitud de proyectos por esa misma seguridad. Tienen muy claro sus límites y paran si saben que eso compromete su rendimiento y calidad. Esto les permite activar mecanismos de auto – cuidado cuando detectan sobrecarga o sufrimiento excesivo. El reconocer estas dos variables fomenta y entrena nuestra motivación y autocontrol, y permite asumir proyectos realizables y realistas.
  4. Reetiqueta tus fallos. Cambiar una palabra (“fracaso” por “oportunidad”, por “alternativa”, por “expectativa”) es harto difícil pero permite no centrarnos tanto en lo que salió mal y más en las alternativas para solucionar un problema concreto. En efecto, no se detienen tanto en la amenaza y no paran hasta moverse de una situación fallida a otra mucho mejor, donde lo anterior no se repite.
  5. Conoce tus puntos fuertes. Todos sabemos lo complicado que resulta no pensar en los fallos y centrarnos en las cosas que sí que salieron bien. Ahí están, y nos dan una perspectiva de nuestras habilidades, de todas esas ideas, intuiciones y reflexiones que contribuyeron a llevar una situación al éxito. Recoge todos esos comentarios de la gente positivos que te ayudaron a crecer. Fíate de tus propios gustos, recuerda cada tarea que comenzaste y que pareció como si no te despegaras de ella hasta que no la viste terminada. Las personas seguras de sí mismas la introducen en su propia ecuación para afrontar las cosas, y en efecto, las sacan su máximo partido.
  6. No asumas que los demás lo saben hacer mejor que tú. Una persona segura de sí misma no ve el éxito de los demás como una amenaza, sino más bien como modelos para saber la forma y el momento de hacer bien las cosas. Se centran en el éxito de los demás para aprender de ello y poder aplicarlo por sí mismo. Asumen que todo lo que han visto en las acciones de los demás pueden conseguirlo por sí mismos, y encuentran la forma de comenzar a hacerlo.
  7. Recuerda tus metas y valores. Las personas de sí mismas tienen claro sus objetivos y metas, sabiendo que todos los obstáculos y los socavones en el camino son parte de un bien mayor. Su perseverancia, motivación y entusiasmo vienen justificados en la medida en que ven posibles sus metas realizables, no perdiéndolas de vista y manteniendo su trayectoria en todo momento.

Como todo, se basa sencillamente en intentarlo, en darte aliento, en recordarte un poquito cada día que puedes hacerlo y que tendrás muchas ocasiones para perfeccionar tus talentos y mejorar en tus puntos flacos. Seguro que todxs podemos intentarlo y sentirnos un poquito mejor con lo que hacemos y reflejamos en nuestro espejo.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuentes: Huffington Post, Psych Central, Diario El País.

Lo que nos hace creativos: La Personalidad Creativa

Extraído de www.paradigmacreativo.com
Extraído de www.paradigmacreativo.com

La creatividad es una de nuestras cualidades fundamentales y más poderosas de nuestro intelecto. En realidad, y tal y como describen los principales autores expertos en el tema, todos podemos ser en mayor o menor medida creativos, si bien cada uno posee un sustrato biológico que le hace más susceptible al desarrollo de unas potencialidades concretas, y por otro, que a pesar de ser un rasgo estable en el individuo, puede ser dependiente del entorno y del contexto, aumentando la capacidad creativa cuando tomamos una distancia psicológica respecto al problema. La creatividad ha sido descrita como una característica que encierra una enorme complejidad, implicando un funcionamiento interactivo del cerebro, tanto a nivel cognitivo como emocional. De esta manera, la neuropsicología ha reconocido la participación dinámica de diversas estructuras situadas en zonas temporales, prefrontales o parietales; íntimamente relacionadas con la memoria, la función ejecutiva o la imaginación¸ desestimando las teorías tradicionales que adjudicaban la creatividad al funcionamiento diferencial del hemisferio derecho, y demostrando más un procesamiento global, dinámico y en constante interacción de todo el cerebro.

Cuando se habla del creativo ideal, se describe a una persona que disfruta enormemente de lo que hace, que trabaja de forma constante, con un alto grado de autoexigencia hacia sí mismo y a los demás y con un alto grado de implicación en la tarea y vista ésta como un reto hacia sus capacidades y sus motivaciones. Es alguien activo y en flujo continuo con los objetos, situaciones o personas con las que se rodea.  Por esta razón, en el mundo laboral la creatividad es una característica tan codiciada, implicada íntimamente con un rendimiento laboral alto, una inteligencia emocional por encima de la media, capacidad para la resolución de problemas y las respuestas flexibles a los problemas. Pero, ¿no podemos ser susceptibles todos de mostrar un comportamiento creativo? ¿No nos pasa que a veces una tarea nos gusta tanto que perdemos la noción de tiempo, proponemos mil alternativas para mejorar su ejecución y estamos largo tiempo con ella?. Os dejamos una serie de cualidades de las personas altamente creativas, que podemos entrenar y sacar el mayor partido en nuestro día a día:

  1. Cuidan su energía y sus ritmos de trabajo. Contrariamente a lo que podría pensarse, la persona creativa sabe de sus capacidades y tras una temporada de trabajo intenso y concentración, vuelven a un estado de tranquilidad y sosiego para recargar sus baterías y volverse a sacarse el máximo partido. Estos periodos de descanso pueden ser también de reflexión o de ociosidad.
  2. Normalizan los opuestos y el cambio como expresiones cotidianas de la vida. En efecto, las personas creativas se experimentan como “muchas personas a la vez”, pudiendo ser por ejemplo muy abiertas en algunas situaciones y en otras más dadas a la introspección e introversión. Aunque a veces esto puede resultar un problema, esto le ayuda a entender el cambio como algo habitual en la vida, con lo que situaciones altamente estresantes pueden convertirse en todo un reto pasado el primer momento de crisis. Perciben las oportunidades y las contradicciones donde otras se quedan en las primeras impresiones.
  3. El desorden les estimula. Sí, las personas creativas pueden tener periodos de tiempo tremendamente desorganizados y despreocupados y sin embargo, suelen persistir en la tarea cuando muchos otros desisten y trabajar sin descanso durante horas y horas, perdiendo la noción del tiempo. Su secreto es combinar el orden y la perseverancia con el despiste y la despreocupación, aunque a los demás le cueste entenderlo.
  4. Sueñan despiertos. Las personas creativas conviven con la realidad y las ensoñaciones. Pensar sin un rumbo fijo y aparentemente en las nubes les permite alejarse de los caminos establecidos y ver asociaciones e ideas que los demás no ven y captar la información más relevante sin tener en cuenta los distractores habituales. En realidad, soñar despierto es más exigente y dinámico de lo que cabría pensar.
  5. Son observadores natos. La curiosidad es uno de sus motores más importantes, y todo puede ser susceptible de ser estudiado, comprendido y expandido. Pueden pasarse horas enteras centrados en sólo en una cosa, que puede permitirles el entendimiento de otras cosas más importantes. Y esta curiosidad también se extiende a los otros, con gran interés hacia los otros y a sus reacciones. Esto puede hacerles vulnerables cuando sus creaciones no consiguen el efecto esperado, con lo que pueden sentirse incomprendidos o no muy bien entendidos por los otros.
  6. Disfrutan del proceso creativo y convierten las tareas en metas. Tanto, que pueden pasarse horas trabajando, arriesgando y probando caminos diferentes, y ven cada tarea en una oportunidad para aprovechar su talento y habilidad. No se amedrentan con los errores y las caídas y suelen levantarse hasta conseguir sus objetivos e intereses.
  7. Están abiertos a las experiencias diferentes. Sin duda, la variedad en las experiencias que viven les permite adquirir una actitud de continua exploración, lo que permite no dar por sentado nada y dar mayor riqueza a lo vivido. Esto se refiere también a probar sensaciones, experiencias y situaciones que pueden salirse de toda norma social.
  8. Y sin embargo, también pueden ser muy tradicionales. En efecto, salirse de la norma sólo puede darse si se conoce muy bien la cultura de referencia y haber aceptado mucho de los valores tradicionales como ciertos; de la interiorización y reflexión de los mismos surge la rebeldía y el escepticismo a unos concretos.
  9. Tienen muy buen gusto. Disfrutan de la belleza y de lo que las otras personas no ven y para ellos es tremendamente fascinante. Tienen inclinaciones y gustos artísticos y en están en constante búsqueda de nuevas cosas que les interese.

Ya sabéis, la creatividad también puede aprenderse y estimularse. Basta con abrir bien los ojos a lo que tenemos a nuestro alrededor y percibir de cada momento lo que podemos aprender. ¿A que estáis esperando?

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuente: El País Digital, Huffington Post, Psychology Today, Rincón de la Psicologia, Scientific American