¿Cómo podemos definir la felicidad?

No es muy frecuente que nos preguntemos qué es la felicidad. Aunque en algunas ocasiones lleguemos a plantearnos esta cuestión, tampoco se puede decir que la respuesta sea sencilla. En muchas ocasiones, otros tratan de definir lo que será la felicidad para nosotros y de esta forma se trata de inculcarnos una definición interesada. Gran parte del márketing trata de mostrarnos que el producto o servicio que quieren vender es lo que nos va a proporcionar esa felicidad.

Cuando nos referimos a este campo, la felicidad se considera una extensión del principio de placer. Éste lo que nos plantea es que tendemos a huir del dolor y a buscar el placer. Por lo tanto, cuanto más nos orientemos a este principio, más felicidad sentiremos. Este planteamiento nos dice que lo ideal es buscar tener muchas experiencias buenas, y además evitar todas las malas experiencias.

extraída de aliciagalvan.com
extraída de aliciagalvan.com

Aunque parece aceptado comúnmente que la felicidad se rige por el principio de placer, merece la pena al menos ponerlo en cuestión.

El principal problema del principio de placer es que no se ajusta en absoluto con la realidad. La realidad es que en ocasiones vivimos situaciones y experiencias que nos proporcionan un gran placer mientras en otras, vivimos experiencias de gran dolor. El problema en muchas ocasiones aparece cuando pensamos que podemos controlar la cantidad de experiencias positivas y negativas que tenemos. De esta idea, surge la de que si ignoramos las experiencias y pensamientos negativos, podremos tener más positivos. Con este estilo de acción y pensamiento, lo que terminamos por lograr es que haya más sufrimiento en lugar de menos.

Más que etiquetar las emociones sólo como buenas o malas porque sean placenteras o no, se podría plantear que el placer y el dolor son ambas sensaciones necesarias, y ninguna de ellas es en sí misma buena o mala. Por ejemplo, el dolor es una de las emociones más saludable para nosotros. No sólo en el caso del dolor físico, sino también en el dolor emocional.

Si perdemos a una persona que es importante para nosotros, el que este hecho nos cause dolor y tristeza es lo más sano para lograr hacer un correcto duelo de esta pérdida. Si cuando se sienten estas emociones dijéramos “la tristeza es una emoción mala, así que tengo que deshacerme de ella lo antes posible”, entonces lo más probable es que este proceso  de duelo y de despedida se hiciera más difícil.

En un artículo de la “Journal of Experimental Psychology General”  se encontró entre una población de estudiantes universitarios de diferentes países que lo que hace que la gente pueda ser más feliz no es el tipo de emociones experimentadas, sino la posibilidad de sentir las emociones que deseamos, sin importar si éstas son placenteras o no. Si nos contamos a nosotros mismos que las emociones de enfado o tristeza son malas, nos estamos negando la posibilidad de experimentar la respuesta más natural y saludable ante determinadas situaciones. De hecho, en el largo plazo, suprimir ciertas emociones da lugar a una reducción de la felicidad en lugar de un aumento de la misma.

Entonces, si aceptamos que las emociones como la rabia o la tristeza han de ser preservadas, ¿cómo podemos expresarlas adecuadamente?

Sea la tristeza, la ira o cualquier otra emoción de este tipo, la adecuada expresión de la misma tiene que ser expresada atendiendo a dos componentes clave. Primero, no dañarnos a nosotros mismos ni a los demás, y segundo, han de hacernos sentir mejor y no peor con nosotros mismos.

Teniendo esto en cuenta, podemos preguntarnos a nosotros mismos, “¿Qué voy a hacer con este sentimiento?” Buscar venganza, reprimirlas o guardar rencor son formas de expresar estas emociones que conducen directamente a la infelicidad. Lograr encontrar el modo de expresarlas de tal forma que no dañen ni a los otros ni a nosotros mismos es lo que puede dar lugar a que te sientas más feliz, a pesar de experimentar emociones negativas. Impedir que se cometan injusticias hacia ti o hacia los otros, mantener unos límites claros, y no tolerar el abuso de ningún tipo nos conecta con nuestros valores y nos lleva a un mayor bienestar y felicidad.

La verdadera felicidad tiene más que ver con tolerar todo tipo de emociones que con rechazar unas y buscar otras. Con esto no quiere decir que nos mantengamos a expensas de lo que nos vaya a deparar el futuro, y tratar de tomar las decisiones que nos causen menos daño es algo positivo y adaptativo. Pero en el curso de una vida humana va a haber momentos agradables y desagradables. De hecho, en muchas ocasiones, el tener algo bueno es en sí mismo lo que nos hace sentir tristeza cuando lo perdemos. Aceptar los diferentes estados emocionales como buenos en sí mismos cuando están ajustados a la situación que estamos viviendo dará lugar a una mayor capacidad de sentir felicidad que esconderlas y huir de las que consideramos que son negativas.

Fuente: psychologytoday.com

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

¿Para qué sirve soñar?

En los seres humanos, el sueño es desde siempre un componente importante para la vida. De hecho, es fácil que cuando hemos tenido algún sueño extraño o intenso, tratemos de buscarle una explicación. Es inherente a nosotros y se ha visto reflejado en múltiples ocasiones en diferentes culturas, desde los sueños premonitorios a Freud con su “interpretación de los sueños”; desde los chamanes a Jung y los arquetipos.

Teniendo en cuenta que en tantas ocasiones los sueños han tenido un valor importante, es bastante probable que cumplan alguna función en nuestras vidas. Aunque en los últimos años, y sobretodo, desde un punto de vista científico no se ha estudiado en exceso, algunos autores han tratado de buscar la función que puede cumplir el que soñemos.

¿Qué se ha encontrado en las investigaciones?

Así, han encontrado que hay un rasgo personal que influye directamente sobre el contenido de los sueños, y ese es precisamente la supresión emocional. Las personas que suprimen más sus emociones en vigilia, mostraron una cantidad más alta de emociones como la tristeza, el enfado, el miedo y la ansiedad durante los sueños.

No sólo eso, sino que además la calidad del sueño de las personas que suprimen sus emociones durante el día es bastante peor, con más dificultades para conciliar el sueño, más alteraciones mientras duermen y un mayor cansancio durante el día. Por último, como es esperable, las personas con más supresión de pensamientos mostraron una mayor tendencia a la depresión, ansiedad y estrés.

Esto parece demostrar que en los sueños se produce una especie de efecto rebote, de modo que cuando dejamos de expresar y sentir las emociones negativas, éstas aumentan en los sueños, de forma que de algún modo salen a flote por mucho que tratemos de esconderlas. Además, no ocurre de este mismo modo con las emociones positivas, ni con la emoción de “culpa”, que posiblemente sea más compleja, o requiera de más autoconciencia, de modo que sea más complicado presentarla en los sueños.

extraída de interestingthings.info
extraída de interestingthings.info

El contenido de los sueños ayuda a la regulación emocional

Ya que parece que esté claro que este efecto rebote ocurre, podríamos comenzar a explicar algunas de las funciones de los sueños. Por una parte, puede que sea una forma de encontrarse con estas emociones de forma directa, aprendiendo a no suprimirlas. Por otra parte, puede ser la forma en la que una persona se enfrente a los sentimientos negativos que le sobrepasarían en vigilia, de forma que se pueda practicar el afrontamiento de los  mismos durante el sueño.

Además, estos resultados de la investigación, explican por qué algunas personas muestran un rechazo hacia el sueño cuando están pasando situaciones complicadas en la vigilia. Si les está costando manejar los sentimientos negativos, esto puede llevar en ciertas personas a manifestar una mayor supresión de sentimientos, de forma que posteriormente se produzca este efecto rebote y por lo tanto se deteriore la calidad del sueño y además haya más sensaciones negativas como el enfado, la tristeza o el miedo.

Para que esto ocurra lo menos posible, es importante aprender a suprimir menos estas emociones. De hecho, en momentos de la vida en los que se puedan manifestar más estas emociones, puede ser útil escribir una especie de diario antes de ir a dormir, haciendo especial énfasis en las emociones negativas que pueden estar siendo más suprimidas y, posiblemente, este acercamiento dirigido y controlado hacia ellas puede dar lugar a una mejor calidad de sueño, además de con menos sensaciones de angustia.

Aún queda mucho camino que explorar en el terreno de los sueños desde un punto de vista científico, pero en pequeños pasos, se va conociendo más de la función de la acción de soñar, más allá de las puramente relacionadas con el dormir.

Fuente Psychology Today

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

¿Cómo regula sus emociones una persona con alexitimia?

¿Conoces la palabra alexitimia? Tiene que ver con la incapacidad de entender las emociones ¿Qué ocurre cuando sufres de alexitimia? ¿Cómo es vivir con este rasgo muy acentuado?

La alexitimia es un rasgo de personalidad que se caracteriza por una dificultad en la regulación e identificación emocional. Además, las personas con un nivel alto de alexitimia, tienen problemas a la hora de describir y por supuesto comunicar sentimientos. Todas estas dificultades hacen que en este tipo de personas, las sensaciones del cuerpo relacionadas con las emociones se puedan confundir con afectaciones físicas como tal.

extraida de www.gestionemocional.com
extraida de www.gestionemocional.com

Conociendo en qué consiste la alexitimia podremos comprender que cuando se sufre este problema es más fácil padecer otras afectaciones psicológicas; abuso de sustancias, somatizaciones, ansiedad o depresión. Por supuesto las personas con alexitimia tendrán una sensación de satisfacción con la vida peor que las personas que identifican adecuadamente sus emociones.

En un estudio de la Universidad de Groningen se trató de conocer un poco más cómo funcionan las personas que tienen alexitimia, puesto que es un factor importante a la hora de ver afectado el bienestar psicológico. A través del estudio de las personas con un grado alto de alexitimia podemos acercarnos a conocer en sí mismo cómo cualquiera de nosotros procesa las emociones. Este estudio buscaba identificar en qué punto las personas con alexitimia se pierden a la hora de conocer las emociones.

En primer lugar, lo que observaron es que las personas que tienen alto este rasgo tienen muchos problemas en su propia regulación emocional, no sólo en el reconocimiento de las emociones. Las estrategias que una persona con alexitimia pondrá en marcha para regular sus emociones son algo dañinas. Especialmente, se dieron cuenta de que la primera estrategia era la supresión emocional, conocida como una gran causante de malestar psicológico. No sólo esto, sino que también tendrán menos capacidad de re-evaluar las emociones, de forma que finalmente se disminuye la posibilidad de regularlas.

Cuando se fijaron en la capacidad interpersonal, las personas con alexitimia también tienen dificultades en este aspecto. Se puede ver que la capacidad de empatía es muy baja, lo cual es bastante coherente, puesto que también es muy difícil para estas personas detectar las señales emocionales de los otros, especialmente las que no duran mucho en el tiempo, o las que son sutiles.

Con estos resultados, se puede comprender que las personas que tienen una alta alexitimia tendrán bastante sufrimiento psicológico, tal y como dijimos antes. Pero en este mismo estudio sí lograron encontrar formas para mejorar su calidad de vida. De todas las dificultades con las emociones que tiene una persona con alexitimia, hay una, que tradicionalmente se pensaba que estaría claramente afectada que en realidad no lo está.

Precisamente, el origen de esta palabra se divide en tres partes; “a” falta de, “lexis” palabra y “thimos” emoción, es decir, que el significado literal de la alexitimia será una falta de palabra para las emociones.  Justamente, lo que descubrieron en esta investigación es que las personas con alexitimia no tienen problemas para comprender el componente verbal de las emociones, sino todos los anteriores, más relacionados con la autopercepción y la percepción emocional de los otros.

Este conocimiento es especialmente valioso, ya que nos abre una grieta a través de la que trabajar cuando una persona está sufriendo este problema. Precisamente, por ejemplo, la «terapia focalizada en las emociones” de L.Greenberg será una herramienta muy valiosa para estas personas. En esta terapia, precisamente a través del componente verbal emocional, se aprende a detectar qué sensaciones produce cada una de las emociones para que se conviertan en una guía para nuestro comportamiento.

La alexitimia se puede medir en cada uno de nosotros (Aquí puedes hacer un test para saber cuál es tu grado de alexitimia, en inglés es más completo que en español), y no siempre es patológico, pero seguramente un alto grado de ello nos producirá grandes daños psicológicos. Un mayor conocimiento de este problema nos puede orientar cuando una persona tiene estas dificultades en el manejo de las emociones, por supuesto, ayudando a su bienestar y a una mejor calidad de vida.

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Fuente Plos One

ResearchBlogging.org
Swart, M., Kortekaas, R., & Aleman, A. (2009). Dealing with Feelings: Characterization of Trait Alexithymia on Emotion Regulation Strategies and Cognitive-Emotional Processing PLoS ONE, 4 (6) DOI: 10.1371/journal.pone.0005751