Pautas para educar mejor a los niñ@s con TDAH (y a todos los demás)

Tratar con un niño con TDA-H puede ser muy difícil. Estos niños muestran conductas a veces difíciles de manejar que requieren límites y normas concretas. A veces, es muy frustrante y requiere grandes dosis de paciencia. Los niños con TDA-H necesitan disciplina muy firme y coherente con el fin de permitirles aprender nuevos comportamientos. Aquí os facilitamos breves consejos que como podréis ver son extrapolables al cuidado y educación de cualquier niño, algo que hace pensar sobre la naturaleza de algunos trastornos mentales.

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Asegúrese de que tiene un conjunto de reglas y expectativas claras y consistentes. Los niños con TDA-H no se darán cuenta de las sutilezas de las cosas que necesitan saber. Comunica exactamente lo que esperas, sé conciso y claro. Escribe una lista de reglas en términos sencillos y cuélgala en la nevera.

Los niños con TDA-H buscan la atención del adulto, ya sea ésta buena o mala. Así que asegúrate de prestarles atención a los  buenos comportamientos. Elogia y refuerza lo que hacen bien. Por ejemplo, puedes poner en marcha un sistema de fichas con el que pueden obtener puntos por llevar a cabo determinados comportamientos correctamente y así finalmente obtener un premio. Intenta ser razonable y coherente con la concesión y la eliminación de puntos.

Mantén la calma. Usa un tono firme de voz suave, no grites y trata de no perder el control. Utiliza el menor número de palabras posible al dar instrucciones. Cuanta más información innecesaria demos, menos van a recordar.

Deporte y actividades extraescolares. Tener actividades donde poder descargar la energía y divertirse mejora algunas de las dificultades a las que se enfrentan los niños con problemas de hiperactividad. Una buena combinación puede ser un deporte 3-4 días a la semana y los días restantes anímale a mantenerse activos yendo a jugar al parque, montando en el columpio o en la bicicleta…

No pases por alto ni obvies el mal comportamiento porque el niño tiene TDA-H. Los niños con TDA-H necesitan más disciplina que los niños promedio, no menos. Si pasamos por alto el comportamiento, éste puede intensificarse. Los niños con TDA-H son impulsivos y no tienen en consideración las consecuencias de sus acciones. Es muy importante que les enseñemos estas consecuencias y que interioricen una serie de autoinstrucciones que les ayuden a anticipar.

Recuerda que los niños con TDA-H no son conscientes de que han hecho algo malo; necesitan de los adultos para ayudarles a ver esto. Es difícil para ellos ver más allá de las consecuencias inmediatas de su acción, pueden golpear a otro niño sin pensar en el daño producido. Necesitan que los adultos les recuerden las consecuencias. Adviérteles qué posibles consecuencias tendrán sus actos. Al carecer de fronteras interiores, dependen de los adultos para proporcionar límites externos más consistentes. A menudo pondrán a prueba los límites para asegurarse de que éstos son firmes.

Dale alternativas. No te limites en señalar el mal comportamiento, ayúdales a ver la alternativa, lo que deberían estar haciendo.

El tiempo de fuera puede ser el castigo más eficaz para un niño con TDA-H. Se puede aplicar de inmediato para ayudarles a ver la conexión con sus acciones. Privarles momentáneamente de la situación en la que se están desbordando puede ser muy eficaz. Esto no significa que los enviemos a su habitación, ya que la mayoría se distraerá con sus juguetes y olvidarán que han sido castigados y porqué.

Y lo que es más importante, asegúrate de que el niño sepa que le quieres y aceptas tal y como es, que le quieres incondicionalmente, pues el amor nunca es moneda de cambio.

Fuente: wikihow.com

Escrito por María Rueda Extremera

 

Imagina dos neuronas; reflexiones sobre la neuroimagen

Un pequeño ejercicio de imaginación: Imagina dos neuronas. Fruto de una serie de cambios electroquímicos, una de ellas comienza a modificar la diferencia de potencial respecto al ambiente en el que se encuentra. Hay muchos cambios en su membrana celular; proteínas que activan otras y algunas sustancias que entran en la célula que es la neurona y otras salen. Para hacer todos estos cambios la neurona A necesita otras células que no son neuronas, que la nutren, la sustentan y limpian lo que sobra.

En un punto de ella, se conecta con la segunda neurona. La neurona B. La neurona B recibe algunas de estas sustancias que la neurona A ha expulsado a través de complejos mecanismos con vesículas y otras estructuras. Ese espacio entre las dos neuronas es como una discusión. La A va a liberar algunas sustancias que además hacen que regule si debe o no liberar más. Estas sustancias pueden ser muy diversas, y tienen diferentes efectos sobre la neurona B. También, la neurona B puede incorporar o no lo que la neurona A le está mandando, en diferentes grados y el hecho de que lo incorpore puede tener efectos diferentes sobre lo que hará después.

Vamos a ampliar un poco el marco de la imaginación. Piensa en la neurona A regulando el comportamiento de su membrana por influencia de diferentes partes de otras miles de neuronas y del ambiente en el que está. Y piensa en la neurona B influida no sólo por la A, sino por cientos de otras neuronas llegando a ella y modificando su capacidad de respuesta.

Ahora imagina la imagen de un cerebro en una resonancia. En esta imagen, la neurona A y la neurona B, no existen; son parte de una zona del cerebro pintada de color rojo. ¿Cómo se construye esta imagen? Primero se hace la foto del cerebro de una persona, después sobre esta foto se pinta lo que en el momento de una tarea se ha activado respecto a cuando no estaba realizándose esta tarea. Un momento, ¿el cerebro se desactiva cuando no está haciendo una “tarea experimental”? Bueno, no. Y ¿esta forma de “estar inactivo” será la misma en dos personas distintas? Bueno, tampoco es exactamente así. De acuerdo, ¿qué es ese color rojo que nos dice que algo se activa en un experimento con neuroimagen? Esencialmente, que hay más actividad de la que antes había en esa zona del cerebro. ¿Recuerdas la complejidad de la “actividad” cuando estábamos mirando sólo esas dos neuronas? Imagina lo que significa “actividad” de miles de neuronas que componen esa zona roja. Imagina trasladar esa idea de actividad a conceptos más complejos que aún tampoco entendemos bien, como el comportamiento, o el pensamiento.

La revista científica “The Hastings Center Report” ha dedicado este mes de marzo y abril un volumen especial sobre “interpretación de las neuroimágenes: una introducción a la tecnología y sus límites”. En este volumen se trata de buscar un lugar intermedio entre el optimismo extravagante y el pesimismo extravagante sobre los próximos avances en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales a través de la neuroimagen.

Si bien cada artículo publicado en este volumen se refiere a diferentes temas, los autores coinciden en que no tiene sentido hablar de “la parte del cerebro que hace X”. Hacen especial énfasis en que, aunque estas tecnologías nos ayuden a comprender en gran medida los mecanismos que intervienen en el cerebro de una persona que sufre una enfermedad neurológica o incluso mental, a día de hoy, no se puede decir que sean buenas guías por sí solas para el diagnóstico o tratamiento de las mismas.

Los avances en las técnicas de neuroimagen en los últimos años son impresionantes, y cada vez la investigación se hace más refinada a este respecto, dándonos la posibilidad de comprender mejor el cerebro y su influencia sobre nuestro comportamiento. Es natural que con el avance de una nueva tecnología, la ciencia que se beneficia de ésta piense que va a poder resolver al fin todos sus misterios. Pero generalmente se requiere una tranquilidad y parsimonia importante a la hora de dar valor a esta tecnología para que sus resultados se ajusten a la realidad. En esto, como en cualquier otro campo, los científicos comprenden que cuanto más parecemos saber, mayor sensación de no saber tenemos.

Cómo dijo Sócrates: “Sólo sé que no sé nada”.

Fuentes: onlinelibrary.wiley.com, The Hastings Center Report, http://mindhacks.com/2014/03/23/a-balanced-look-at-brain-scanning/
ResearchBlogging.orgParens, E. and Johnston, J. (2014). Neuroimaging: Beginning to Appreciate Its Complexities
Hastings Center Report, 2-7

 

 

Escrito por Lara Pacheco Cuevas