Se acaba el año y con la última uva nacen uno, dos o incluso decenas de buenos propósitos para el año que comienza. El año que termina ha sido especialmente complicado a nivel colectivo debido a la crisis que sufrimos. Comenzar una nueva etapa nos esperanza a todos y todas, y la Nochevieja simboliza eso, un cierre de lo ya pasado y la apertura de un nuevo tiempo en el que iniciar y afrontar nuevos proyectos.
Los propósitos para el nuevo año no sólo suelen ser similares dentro de nuestra cultura, sino que una misma persona puede repetirlos año tras año (dejar de fumar, aprender inglés, adelgazar…). Es decir, al finalizar enero recordamos aquello que nos prometimos a nosotros mismos mientras sonaban las campanas y nos damos cuenta de que para nada se han materializado. En ese momento es cuando puedes volver a pensar porqué no lo has conseguido. ¿Realmente era importante para ti hacer realidad ese propósito? ¿Era realista? ¿Tenías un plan? ¿Estabas preparado para hacer ese cambio o iniciar ese nuevo proyecto?
Este tipo de preguntas y algunas de las claves que te damos a continuación pueden ayudarte a gestar y alcanzar esos nuevos proyectos y a no ser demasiado duro contigo mismo.
Piensa qué quieres conseguir. ¿Es factible? Fíjate en qué sientes al pensar en ese propósito, ¿te gusta?
¿Por qué quieres conseguirlo? Enumera y recuerda TUS motivos para alcanzarlo. Traza un plan. Divide en partes tu proyecto de modo que tengas pequeños objetivos y márcate plazos para cada uno de ellos. Recuerda que es importante que éstos sean asequibles y realistas.
Y sobre todo, si en alguna ocasión tienes un tropezón no abandones y lo dejes otra vez para el próximo Año Nuevo; recuerda que cualquier cambio cuesta y requiere esfuerzo y que todos alguna vez fallamos, así que te animamos a que vuelvas a intentarlo. Lo que hayas avanzado es una gran conquista. ¡Cualquier mes del año es bueno para empezar algo nuevo!
Escrito por María Rueda Extremera