¿Cómo es sentirse vacío? y ¿qué se puede hacer?

Aunque es bastante habitual, como psicólogo, encontrarse personas que manifiestan sentirse vacías, es un concepto bastante difícil de definir. Precisamente, lo que lo hace difícil es la peculiaridad de que sea un “no-sentimiento”. Los seres humanos no estamos preparados para comprender la “nada” y por tanto, aunque sí se contempla como un síntoma en varios trastornos psicológicos, la definición es algo menos clara.

Aún así, desde la clínica sí se puede comprender y tratar este sentimiento tan negativo. Las personas que sienten algo similar, sin embargo, en muchas ocasiones lo arrastran como parte de su día a día sin plantearse siquiera que pueda cambiar. Habitualmente, el que este sentimiento sea algo que se conoce desde la psicología suele ser un alivio para las personas que lo están sintiendo.

¿De dónde procede?

Este sentimiento de vacío consiste en la incapacidad de experimentar emociones y en muchas ocasiones se manifiesta como embotamiento, angustia, como si algo faltara en tu vida. Se percibe como la desconexión de lo que está ocurriendo, de las relaciones personales y de las actividades cotidianas. En ocasiones, incluso a nivel físico parece que existe este vacío en el pecho, en el abdomen o en otras partes del cuerpo.

En términos generales, esta sensación proviene de que previamente, de un modo u otro hemos dejado de atendernos a nosotros mismos. Cuando el ser humano deja de atender a sus propias necesidades el cuerpo, de alguna manera, da lugar a manifestaciones que funcionan como una señal de alarma para cambiar lo que se hace día a día. Cuando las necesidades que se dejan de atender son las emocionales, surge este sentimiento de vacío. Esto puede ocurrir por una crianza en la que se han desatendido, invalidado o castigado las emociones. Además, cuando se produce la pérdida de alguien cercano o cuando se ha producido esta pérdida en el desarrollo, es posible que estos sentimientos aparezcan o se intensifiquen.

extraída de disqus.com
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¿Qué se puede hacer?

Cuando sentimos este vacío, es de utilidad comenzar un proceso de terapia, ya que esta sensación puede generar otras conductas o pensamientos muy dañinos para la persona que lo experimenta.

Reconocer que lo sentimos

El primer abordaje de este sentimiento difícil de explicar es que efectivamente lo estamos sintiendo y tratar de que no sea juzgado negativamente. Permitirnos reconocer que lo estamos sintiendo posteriormente nos ayudará a lograr un mejor manejo de esta situación.

Enfadarnos con nosotros por sentirnos así, sentirnos culpables, ignorar este sentimiento o tratar de sustituirlo por otro sólo logrará que termine por agravarse y hacernos sentir aún peor.

Pasar tiempo con nosotros mismos

Cuando nos sentimos vacíos, es bastante probable comenzar a llenar este “hueco” interior con otras cosas; comprando objetos, consumiendo drogas, viendo televisión, jugando a videojuegos… De esta forma, sin embargo, no se logra el efecto deseado de llenar este vacío, mientras que sólo se logra que posteriormente se necesite cada vez más aumentar la necesidad de este tipo de cosas. Por otra parte, si pudiéramos invertir este tiempo y esfuerzo en nosotros mismos, en parar y escuchar lo que nos está pidiendo este sentimiento de vacío, la ganancia a largo plazo será menor, aunque en un inicio puede dar lugar a una sensación incómoda.

Explorar los sentimientos en el momento

Ya que este sentimiento de vacío tiene su origen en una desatención e invalidación de sentimientos, será necesario en un primer momento comenzar a explorar los propios sentimientos. Para ello se puede comenzar por parar en un momento dado, y preguntarte “¿qué estoy sintiendo ahora?” así, poner una etiqueta verbal emocional a lo que sentimos. Si esto resulta complicado, se puede hacer simplemente con alguna parte del cuerpo, preguntándonos qué sentimos en ella, temperatura, movimiento, tensión… Haciendo esto con cierta regularidad puede ayudarnos a aumentar el tiempo y la profundidad de esta exploración de nosotros mismos.

Explorar los sentimientos de vacío

Posiblemente esta parte se haga más complicada, pero se puede lograr a través de preguntas como:

  • ¿estoy realizando comportamientos o consumiendo cosas para evitar escuchar mis sentimientos?
  • ¿me siento culpable por cosas que están fuera de mi control?
  • ¿atiendo a mis necesidades físicas y de salud?
  • ¿me muestro compasión a mi mismo/a al igual que haría con un familiar cercano?
  • ¿estoy considerando mis sentimientos en las relaciones interpersonales?
  • ¿me digo cosas positivas?

Darte crédito

El hecho de sentirse vacío puede ser muy difícil de manejar, y lo más recomendable en este caso es tratar de mejorar con psicoterapia. Además, puede dar lugar a pensamientos referentes a que no hay esperanza, que no hay nada que hacer o que no merece la pena, sin embargo, es importante que tengamos en cuenta que sentirse así es parte de la solución que de modo inconsciente se puso en el momento de la vida en que efectivamente no había nada que hacer. Sin embargo, en este momento de tu vida sí es posible abordar este sentimiento de nuevo y cambiar la sensación tan negativa que nos está produciendo. No sólo eso, sino que a pesar de que sientas que no es así, mereces que cambie. Y mereces sentirte mejor.

Fuentes psychcentral.com, goodtherapy.org

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

¿Qué ocurre con nosotros cuando vivimos una experiencia traumática?

Extraído de http://www.unvm.edu.ar.
Extraído de http://www.unvm.edu.ar.

Hablar de un trauma psicológico es hablar de acontecimientos que amenazan profundamente la seguridad y bienestar de las personas que lo sufren, no sólo por el evento real que produce los síntomas, sino porque las personas que experimentan un trauma se sienten  tremendamente abrumadas e incapaces de hacerle frente. Aunque tradicionalmente el trauma se ha considerado producto de situaciones con efectos extraordinariamente estresantes para la supervivencia de la persona (de hecho, el estrés postraumático se comenzó a estudiar con los excombatientes de la guerra de Vietnam, por las graves secuelas psicológicas que les incapacitaban a la hora de re-adaptarse a la vida cotidiana), actualmente se considera traumática cualquier situación que nos dejan trastocados e impotentes para entender las razones que explican el trauma y no es necesario un daño físico para experimentarlo. De este modo, podemos experimentar un trauma también siendo testigos de un evento violento y que afecta gravemente nuestra cosmovisión.

La persona traumatizada se siente entumecida y desconectada del mundo que le rodea, su percepción se ha alterado y deja de percibirlo como algo estable y seguro; de manera que desconfían de las personas, no expresan sus vulnerabilidades por miedo a sufrir daños, y tiende a aislarse y rehuir el contacto social. La experiencia del trauma es única e intransferible para cada persona, considerándose un punto de inflexión para la vida de la persona y de sus personas más cercanas. Por todo ello, sus reacciones pueden parecer muy intensas y desconcertantes. Aquí os ofrecemos un compendio para poder entenderlas mejor:

1.Re-experimentación del trauma. Muchas personas traumatizadas se sorprenden de volver una y otra vez a los eventos perturbadores en un bucle angustioso, tras estímulos cotidianos que los despiertan. A veces se presentan en forma de flashback, donde a pesar de que no hay nada en el contexto que resulta amenazante, la persona actúa y siente como si estuviera otra vez allí, inundando a la persona de recuerdos negativos y sin oportunidad para procesarlos. Esta constante re-experimentación también puede producirse mediante pesadillas, que pueden volverse constantes y aunque no siempre versan sobre el contenido traumático, sí que producen una intensa sensación de inquietud y miedo cuando la persona se despierta.

2.Reacciones emocionales intensísimas. En ese sentido, la persona traumatizada  puede tener reacciones emocionales una desproporción importante respecto a los estímulos que lo provocan, de difícil control cuando le invaden y que se producen cuando piensan que están otra vez en la situación. Pueden sentir miedo porque los estímulos que despiertan nos resultan tan amenazantes que no podemos enfrentarlos. Tristeza devenida de un sentimiento constante de vivir en un mundo peligroso e inseguro, donde no podemos hacer nada por cambiarlo y donde nuestro futuro se presenta incierto y lleno de pesares. Ira en forma de irritabilidad, porque somos incapaces de entender lo que nos pasó y a quien nos infringió semejante daño. Y mucha culpa, porque no hicimos lo que consideramos correcto y creemos merecemos lo que nos pasó por no hacerlo en su momento.

  1. Embotamiento afectivo. Estas reacciones emocionales se entremezclan con un sentimiento constante de entumecimiento. Cómo las emociones les resultan extremadamente inestables y desagradables, las personas traumatizadas prefieren contener y reprimir sus emociones cuando no están dentro de los episodios de revivencia, suprimiendo tanto las emociones positivas como las negativas. Si bien se considera una respuesta natural de protección en un primer momento, se considera una grave falla a largo plazo, experimentándose ellos como testigos de su propia vida y con incapacidad para sentir.
  2. Evitar eventos y/o estímulos relacionados con el trauma. En el momento traumático, el cerebro traumatizado no procesa la información ni los estímulos como normalmente los procesa. La huella de memoria se fragmenta impidiendo un procesamiento normal. De esta manera, cada vez que ven un estímulo que pudiera estar en el momento traumático, la persona reacciona de la misma manera, impidiendo el procesamiento normal también en su vida cotidiana. De esta manera, la persona empieza a evitar todo lo relacionado con el trauma, dejando de hacer muchísimas actividades relacionadas para no sentir, pero también dejando muchas actividades agradables que podrían ayudarle enormemente en la superación del trauma.
  3. Cambios en cómo ve el mundo y a los demás. Las personas traumatizadas no se relacionan con los demás al considerar a los demás potenciales amenazas o también causas de revivencia del trauma. Se produce un reprocesamiento de la realidad como algo violento y extremadamente peligroso, donde podemos sufrir constantemente y es mejor estar preparado para cualquier daño. De este modo, prefieren estar solos y sin contacto con los demás, y preparados para cualquier tipo de daño potencial.
  4. Efectos graves en su autovalía y eficacia personal. El evento traumático produce un efecto devastador en la manera en que afronta la persona sus problemas, de manera que se siente incapaz para hacer frente a lo que le ocurre, extremadamente débil por no reaccionar o hacer algo distinto en el momento del trauma, y extremadamente crítico y culpable por lo que no hizo en su momento y no puede hacer ahora después del trauma.
  5. Hiper-activación fisiológica. Al ver el peligro en todas partes, la persona se muestra intranquila e inquieta constantemente, permaneciendo en alerta ante cualquier posible amenaza, y escaneando todo a su alrededor para escapar y/o protegerse. Esto explica sus reacciones emocionales y sus respuestas de escape, y efectivamente su sistema nervioso funciona en una actividad altamente por encima de lo recomendado para hacer frente a sus demandas cotidianas.

Por todo ello, se recomienda un seguimiento para las personas traumatizadas, y un apoyo de sus personas cercanas para ayudarle en las distintas partes de su proceso de recuperación. Esto puede ayudaros a entendernos.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuente: Psychcentral, psychology today