Relaciones a distancia, ¿posibilidad o muerte anunciada?

Extraída de www.lovequotesfor.com
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En los tiempos que corren, la distancia en las relaciones de pareja es una realidad que tienen que sobrellevar miles de parejas cada año. Desde un viaje con beca Erasmus, un destino de tu compañía o la situación de emigrar a otro país para la búsqueda de trabajo sin tu pareja, son muchas las situaciones que pueden alejarte de tu pareja durante un periodo de tiempo determinado. Por otro lado, la convivencia y aplicación de las nuevas tecnologías está dando lugar a una nueva realidad afectiva, en la que muchas personas deciden iniciar una relación sentimental con otras personas a miles de kilómetros de distancia. Si bien son conscientes de sus dificultades, la inmediatez de las nuevas sociales permite un contacto que sería impensable hace unas décadas, planteándose alternativas posibles donde antes eran todo costosas dificultades.

Por ello, no siempre la situación de una separación geográfica viene traducida en una ruptura asegurada, sino que mucha gente se plantea este escenario sabiendo que su unión y vínculo afectivo no tiene por qué verse afectado.

Obviamente, la preparación de este evento es necesaria que se haga conjuntamente, planteándose ventajas y desventajas que deben salvarse. Los problemas hay que tenerlos muy cuenta (celos, capacidad para afrontar las separaciones, número de discusiones), poniéndolos sobre la mesa para saber si pueden manejarse. En la distancia, mejor que prevalezca la practicidad y lo ya hablado. Generalmente, en este tipo de situaciones se suele apelar a un proyecto común (que suele incluir una futura convivencia en mayor o menor medida) y del que es necesario la satisfacción de los proyectos individuales antes de llegar a ese objetivo final. De esta manera, la distancia puede verse como un paso previo (o intermedio) y no como un impedimento real.

Entoncés, ¿cuáles se consideran las principales variables que predicen un éxito y mayor satisfacción a la hora de afrontar una relación a distancia?

  1. Baja tensión psicológica. Efectivamente, las parejas cuyos miembros tienen menor nivel de ansiedad y depresión en el momento de separarse, y menos conflictos tenga la pareja en ese momento, mayor capacidad tendrán de salir airosos de esa situación. Trabajarse los puntos débiles antes de la separación supondría la mejor solución. Y cuidarse bien con momentos agradables y variados cuando se estén separados, la mejor manera de que no aparezca tensión cuando se está a distancia.
  2. Mejor capacidad de comunicación. En la distancia, es muy importante cuidar los momentos de contacto con el otro, atendiendo tanto a la calidad como a la cantidad. No se trata de estar hablándose constantemente; más bien, de regular horarios para contarse y verse, preferiblemente en videoconferencias, donde no se pierda detalle al lenguaje no verbal, que permitirá hacerse una mejor idea de lo que se relata y no dar a lugar a malentendidos. Por otro lado, contarse tanto lo que te sucede cómo lo que te hace sentir permite no perder la intimidad en la pareja.
  3. Distancia.En contra de lo que podría suponerse, las parejas que viven en distintas partes del mundo con respecto a las parejas que se encuentran en zonas próximas, tienden a llevarlo mejor. La razón es sencilla; cuanto más distancia, más conscientes somos de la separación. Se ha visto que en estas situaciones se hacen mayores esfuerzos para preservar la relación estable; desde el contacto frecuente y planificado, hasta la programación de visitas, escapadas o viajes regulares donde las personas proyectamos vernos y recuperar el tiempo separados. Planificar el contacto de calidad y frecuente es la máxima en este caso.
  4. La capacidad de solucionar los problemas. En efecto, la confianza y las estrategias a la hora de manejar los conflictos se antoja básica en una relación a distancia. A miles de kilómetros, perder el tiempo de comunicación en continuas discusiones favorece la distancia psicológica, ante el poco acceso a contacto físico que alivia las tensiones emocionales. Un buen reparto de funciones, una comunicación sincera y honesta de las dificultades y saber bien cómo va a hacer el otro para solucionar el problema, permite rebajar las tensiones y aumentar las comunicaciones eficaces. Se trata de ser un equipo, se esté cerca o no.
  5. Actitud ante la separación. Aunque digamos que la relación a distancia puede ser exitosa, realmente la actitud ante ellas depende de las experiencias que tenga cada uno. Hablar claramente de las dificultades y los miedos que se te plantean en esa situación e intentar resolver los problemas juntos permite derribar creencias y aclarar situaciones para que no sean problemáticas cuando ocurran.
  6. La capacidad de sorprender. Aunque es muy importante programar y planificar los detalles y constantes sorpresas (cartas, regalos, preparar detalles en momentos de conversación, o compartir lo que se vive) permite tener presente al otro y no caer en una rutina que hace más perezoso el contacto. Esto incluye el terreno sexual, donde la creatividad se erige como la mejor alternativa para paliar la falta de contacto físico.

Con todo esto queremos decir que la distancia es un obstáculo salvable si sabemos cómo hacerlo y sabiendo que implica cierta adaptación para que mantengamos la llama intacta. Así hasta que llega la hora del próximo vuelo.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuente: Psychology Today, Psych Central, Diario ABC.

¿Es la infidelidad on-line una infidelidad real?

 

Extraída de www.primeraplana.mx
Extraída de www.primeraplana.mx

Sin duda, la infidelidad puede ser uno de los acontecimientos más devastadores en la vida de una pareja. Entendida como una ruptura en el vínculo afectivo con la pareja elegida, su impacto puede variar en función del acuerdo entre ambos miembros de la pareja, pudiendo ser considerado infidelidad actos diferentes si los miembros no comparten su definición personal. Así, podemos encontrar parejas (o miembros de ella) que consideran infidelidad un intercambio de mensajes románticos con una persona ajena a la pareja, mientras otros considerar que se tiene que haber producido una relación sexual con un tercero para considerarlo como tal (para otras, cualquiera de estos actos ya es infidelidad). De cualquier modo, implica al menos   una tercera persona; y la relación que establece nuestro compañero con esa persona se considera una traición en la medida en la que comparte aspectos que consideráis fundamentales en vuestra relación, y en buena medida, exclusivos para vuestra unión.

Son muchas las investigaciones a este respecto, y de hecho se han encontrado diferencias con respecto al género en lo que se supone una infidelidad o no. De este modo, los hombres tienden a denominar “infidelidad” y sentir celos derivados de ello cuando se produce una infidelidad sexual, mientras que para las mujeres la infidelidad tiene connotaciones más emocionales, sin necesidad de que se hayan producido relaciones sexuales entre las partes. Sin embargo, hay  mayor uniformidad en las reacciones emocionales ante la infidelidad; tanto hombres y mujeres reportan sentir asco cuando se enteran de que su parejas les ha sido infiel sexualmente, y confiesan mayor daño y tristeza en la relación cuando la infidelidad emocional.

Ante el creciente uso de redes sociales, páginas de contactos y uso de mensajería instantánea, el escenario de la infidelidad ha aumentado y la infidelidad on-line (es decir, aquella infidelidad compartida con una persona que no has visto de manera física pero sí que se ha podido intercambiar mensajes –o actos más comprometidos, como el cibersexo-) ha entrado de lleno en los estudios sobre infidelidad. Así, Guadano y Sagarin (2010), con una muestra de 322 participantes, evaluaron la reacción que podrían tener las personas ante el conocimiento de una “ciber-infidelidad”, y si éstos efectos podrían considerarse los mismos ante una infidelidad convencional. Los resultados fueron reveladores: si bien los efectos de una infidelidad convencional son muchos más traumáticos que la on-line, se encontraron nuevamente diferencias con respecto al género en las reacciones despertadas. Para los hombres, era más importante la infidelidad de tipo sexual (de hecho, para los hombres encuestados daba igual si fuera on-line o convencional), mientras que en las mujeres lo importante era el vínculo emocional. Los actos que se hacían con el “ciber-amante” también fueron evaluados, de manera que las mujeres tendían a ver más grave actos de cibersexo o sexo telefónico que los hombres, al ser todavía más común entre los hombres la aceptación de este tipo de actividades. De cualquier forma, y a pesar de que siempre era peor considerada una infidelidad convencional, el hecho de que se supiera que la pareja mantenía una “ciber-relación” se consideraba como perjudicial para la pareja, de ahí la ocultación y el anonimato en este tipo de relaciones.

Con todo, el estudio de este tipo de fenómenos ayuda a entender los conflictos y la enorme diversidad relacional que se puede establecer hoy en día, y entender que la piedra angular para la resolución de los conflictos por infidelidad siempre pasa por la misma herramienta: la comunicación entre ambas partes.

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: Psychology Today.