De un tiempo a esta época (posiblemente el hecho en cuestión fue paulatino en los primeros años, transformado en boom recientemente, y en cómputo global ha ido evolucionando sobre todo desde su regulación en el 2013) hemos ido viendo cómo las casas de apuestas (bajo un amplísimo abanico de empresas y sucursales) se han ido instalando en nuestros barrios y nuestro día a día, también las apuestas online han irrumpido en nuestro presente con gran fuerza.
Propiciado de todo esto se ha comprobado que ha habido un repunte con respecto a décadas anteriores en lo que respecta al tanto por ciento poblacional que juega y/o apuesta, así como un aumento de la frecuencia en la que estas conductas se convierten en extremas (en lo que a intensidad y cantidad apostada se refiere) y desadaptativas para la persona, o lo que es lo mismo, que dichas conductas lleguen a convertirse en una adicción también conocido como trastornos del juego o ludopatía, que en muchos de los casos aparece junto con otros trastornos relacionados (concomitantes a la ludopatía) como serían el consumo elevado de alcohol y otras sustancias (tabaco, por ejemplo) ya sea esporádicamente o de igual modo en forma de trastorno así como con otros trastornos del control de impulsos.
¿Dónde se ubican los salones de juego o casas de apuestas, y por qué?
Las casas de apuesta se han convertido en todo un “evento” socioeconómico. No existe una cifra exacta, pero se estima que la cantidad de ellas a lo largo de la geografía nacional en 2017 ascendía a 3000. Una investigación de la Universidad Carlos III concluyó que su número en los últimos dos años, y a día de hoy, habría aumentado la friolera de un 16%; todo apunta a que seguirá aumentando la tendencia. Sólo en Madrid ciudad han aumentado de 47 a 190 locales de apuestas en sólo 5 años.
Su ubicación tampoco se ha dejado al azar… en un primer momento fueron situándose bastante repartidas por la ciudad, congregándose mayoritariamente en avenidas neurálgicas de poblaciones, zonas frecuentes de paso, donde incluso podríamos encontrarnos varias de ellas de seguido. Sin embargo, los últimos datos señalan que dicha repartición está cambiando, desapareciendo locales en barrios ricos o de clase media-alta a favor del aumento de ellos en barrios obreros o de bajo poder adquisitivo. El factor explicativo único se desconoce, aunque se cree que uno de los factores influyentes es la situación económica de crisis, el tener un trabajo precario o incluso estar en paro. Situaciones económicas desesperadas ante las que el juego “ofrece” una alternativa fácil de adquirir dinero, aunque luego no sea tal.
Asimismo, el juego online y las apuestas deportivas son independientes de la ubicación, ya que son accesibles 24/7 (las 24 horas, los 7 días de la semana). Permiten realizar un número mayor de apuestas siendo necesarias menores cantidades de dinero (apenas un euro en algunos casos) lo que facilita el acceso a una nueva franja de edad: jóvenes sin trabajo, estudiantes, menores de edad en muchos casos, hecho que debería ponernos en perspectiva con respecto a la problemática que se nos plantea.
Es decir, no se puede obviar la fácil accesibilidad al juego online, para lo que además no existe un control legal y estricto de los menores de edad que llegan a entrar en contacto con el sector del juego. El concepto mental del ludópata que pasa toda una tarde en la máquina tragaperras del bar y que incluso puede haber un consumo elevado de alcohol ha ido dejando paso, sin que la sociedad se percate en exceso de ello, a un perfil de ludópata de corta edad (alrededor de la veintena) que realiza apuestas deportivas diarias y que debido a la facilidad del medio online gran parte del día su dedicación y/o atención están centradas en ello, es decir, jóvenes que con menores cantidades de dinero dedican mucho más tiempo al juego.
¿Qué mecanismos psicológicos son la base del juego patológico o adicción al juego?
El juego patológico se entiende como la pérdida de control sobre juegos de azar en los que se realizan apuestas. Se entiende que existe una primera etapa de ganancias, una segunda donde se juega para mantener el equilibrio entre ganancias y pérdidas y por último, una fase de pérdidas incontroladas. Es decir, finalmente el juego es quien controla a la persona, ya que esta depende totalmente de la adicción, dejando de llevar a cabo intereses y obligaciones que anteriormente tenía lo que a su vez provoca deterioro en sus relaciones sociales, familiares y laborales.
Los mecanismos psicológicos principales de los juegos de azar son el refuerzo positivo o la aparición de un estímulo positivo/apetecible que hace aumentar la tasa de respuesta, por ejemplo, la ganancia de un premio económico o la satisfacción por haberlo ganado; y el refuerzo negativo o retirada de una estimulación negativa/aversiva para el sujeto, que como el anterior mecanismo también provocará un aumento conductual de apostar, por ejemplo, la desaparición de malestar y preocupación tras recuperar antiguas pérdidas.
Aunque a veces también aparece el castigo (principalmente las pérdidas monetarias), tiene un menor peso. Y es que conjuntamente a los mecanismos de refuerzo anteriormente mencionados la dependencia emocional al juego se termina de conseguir por la existencia de una serie de creencias distorsionadas o distorsiones cognitivas que mantienen el círculo vicioso del juego: falsas expectativas de ganar para recuperar lo perdido y pensamiento mágico e ilusorio que influyen en la toma de decisiones (por ejemplo: estar en racha, “la máquina está caliente”, tener un día de suerte, o en cuanto a las apuestas deportivas saber mucho de un determinado deporte garantiza ganar lo apostado).
La ludopatía se caracteriza también por una falta de control de impulsos; en el caso específico de los menores de edad esto se ve facilitado por la falta de un completo neurodesarrollo o maduración de la zona cerebral específicamente encargada de ello, el lóbulo frontal.
Otros mecanismos presentes en la adicción al juego serían:
1.- La amplia difusión de las máquinas de juego y las apuestas: hoy en día la publicidad del juego y las apuestas en horario protegido, por parte de las grandes estrellas del deporte y en espacios ampliamente visibles (incluso dentro de las mismas competiciones deportivas) provoca una estimulación/provocación persistente y se vende como deseable socialmente. Todo ello sumado a la disponibilidad constante que se tiene con las apuestas online desde el teléfono móvil personal (al que estamos pegados 24/7).
Un nuevo evento totalmente revolucionario, las apuestas deportivas en directo, que llegan a representar el 65´2% del total de apuestas deportivas (el tipo mayoritario actualmente) funcionan según un mecanismo de refuerzo brutal, ya que la activación neurofisiológica bajo la que se realizan es muy alta por el corto intervalo existente entre la apuesta y el resultado. La inmediatez hace que si se gana se interprete como un evento más factible de lo que verdaderamente rige el azar; sin demora, apelando a una nula capacidad de frustración.
2.- La posibilidad de apostar pequeñas cantidades de dinero y ganar mucho en proporción a lo apostado.
3.- Manipular la máquina personalmente (o la apuesta online con un dinero virtual que no observamos cómo va disminuyendo o aumentando) genera una falsa sensación de control sobre la situación.
4.- Más frecuente en las máquinas tipo B (más conocidas como tragaperras) son los estímulos altamente activadores del sistema nervioso central: luces, musiquita estridente (¡incluso el ruido de las monedas cuando se gana un premio! altamente reforzante para que la conducta de juego, bien sea para seguir ganando o para intentar recuperar las pérdidas, se siga manteniendo en el tiempo), dibujos en movimiento… generan una alteración psicofisiológica tal que hará que se facilite la conducta de juego.
El mantenimiento del juego patológico en el tiempo se deberá principalmente, entre otros factores, a parte del intento de recuperar las pérdidas económicas y a la normalización del juego como conducta social.
Las mentiras y el ocultamiento del juego es otra gran característica observable en este trastorno, lo que hace que el entorno cercano a la persona afectada tarde mucho en darse cuenta de la problemática y no pueda intentar dar apoyo/poner remedio.
El auge de las apuestas online: evento de relevancia psicológica.
A modo de conclusión, señalar que los datos existentes sobre la tasa de juego online son bastante inciertos debido al uso privado que cada persona hace de sus dispositivos móviles, lo que dificulta/imposibilita que se pongan en marcha medidas de prevención o programas terapéuticos adecuados. Eso sí, se cree que la tasa podría alcanzar niveles mucho más altos de las que a priori se barajan debido a la minusvaloración de la relevancia que hacen los sujetos implicados acerca de sus propias conductas de juego.
Actualmente el número de ludópatas en España se cifra en torno al medio millón de personas. Se cree que la suma no es del todo real ya que en el juego online no existe ninguna barrera de entrada así como que genera menor disonancia cognitiva a aquellos que lo utilizan como medio para apostar (por lo tanto no se reconoce, y por tanto no se contabiliza).
Para ponerle freno será necesario que de una vez por todas los organismos oportunos pongan el foco de atención en esta problemática tan alarmante y aparte de llevar a cabo los programas de prevención (y tratamiento) oportunos se pudiera llegar a regular y limitar su uso online (o control de acceso real a menores) asimismo como la proliferación descontrolada de salones de juego que está teniendo lugar en los últimos tiempos.
Lanzamos la siguiente pregunta:
¿Estamos prevenidos ante esta forma creciente de trastorno psicológico?
Escrito por: Maite Nieto Parejo
Fuentes: “La última apuesta”- Grupo de periodismo económico de la UCLM (Universidad de Castilla-La Mancha) https://www.youtube.com/watch?v=ytfFhLVFRNs&feature=youtu.be ,