Todo lo que quisiste saber sobre la intimidad

Extraído de www.heathline.com
Extraído de www.heathline.com

La intimidad es la gasolina de las relaciones sociales y de los vínculos afectivos más significativos de nuestra vida. Surge por nuestra necesidad de compartir con el otro nuestro mundo interior. Está presente tanto en nuestras  relaciones de amistad y en las relaciones de pareja; si bien en cada una cobra una forma diferente aunque con un mismo objetivo: el aumento de cercanía, el afecto y la identificación con el otro. Toda relación que aspire a ser autentica ha de tener como uno de los componentes principales la intimidad, apoyada por la capacidad humana de ponernos en el lugar del otro y sentir lo mismo que él (empatía).

Y sin embargo, todo acto de intimidad implica correr riesgos. La intimidad implica mostrarnos al otro tal y como somos, despojados de nuestras inhibiciones y pudores para revelar lo oculto, lo doloroso, lo que quieres que nadie sepa. Está relacionado con nuestra necesidad de trascender, e implica la creación de canales de información profundos entre los interlocutores, donde la cercanía entre los implicados es máxima y permite momentos de desahogo y expansión importantes. Los momentos de intimidad no se pueden forzar, requiere un esfuerzo consciente para que eso surja; el tiempo y la capacidad de recoger los sentimientos del otro, sin que aparezcan los juicios y escuchando el significado de lo que ocurre, determinará las ganas y las veces que se repetirá en el futuro. También, el hecho de que los implicados hayan hecho un trabajo emocional intenso, que sean capaces de entender lo importante que es para sí mismos la expresión de sus propias emociones.

Como todo acto de compartir implica nerviosismo y una inhibición del pudor, lo más recomendable es que evitemos los juicios y nuestras opiniones para otro momento. Es un proceso hacia delante, donde se confía en la buena voluntad del interlocutor. La persona se muestra vulnerable y la reacción que decidamos mostrar hará que el otro prosiga en sus revelaciones. De este modo, la reacción del otro determina el pago, provocándose un alivio tremendo si el otro te responde con su atención y su comprensión. Los investigadores han apodado este proceso como el de “pelado de una cebolla”: se empieza compartiendo pequeñas cosas impersonales y según la reacción que hagamos a las confesiones del otro, más autorrevelaciones de contenido emocional haremos. Cuántas más capas quitemos, más apoyo y atención recibiremos del otro. Esto es un proceso recíproco y que explica lo especialmente vinculativo de la intimidad. Si no funciona la intimidad, es por lo punitivo que resulta los juicios. Basta un paso en falso para que la persona cierre el grifo y no suelte prenda de lo que lo atormenta.  También afecta negativamente si alguna de las personas implicadas tiene una historia de apego evitativo, donde las relaciones de los demás están mezcladas con ideas de rechazo, de castigo y un exceso de control, por lo que la persona tenderá a defenderse y al exceso de reserva, y tenderá a no compartir intimidades.

En las relaciones sentimentales, la intimidad cobra una naturaleza propia. Por lo que podría parecer, las relaciones afectivo-sexuales ayudan en la construcción de la intimidad y de una identidad, tanto por el componente sexual por el intercambio de afecto entre los implicados;  es así como el afecto en el sexo invita a una cercanía emocional, por el placer que supone conseguir la atención y el interés de quién deseas. Progresivamente, se crea una fusión emocional donde el compartir se convierte en un denominador común. Por el contrario, el deterioro de la intimidad en la vida en pareja se produce cuando se empieza a prestar mucha mayor atención a otros componentes (como la rutina o las obligaciones laborales) y se va dejando a un lado la intimidad en favor de estos otros componentes a veces más urgentes. En ese sentido, la pareja cree erróneamente que primero ha de solucionar los problemas, cuando lo más importante es prestarse atención y dedicarse tiempo.

En las relaciones de amistad, a pesar del tiempo y la distancia que puede haber entre los encuentros entre amigos, se observa una intensa e inesperada conexión entre ellos: con los amigos volvemos a las bases, a compartir información personal, a pasar tiempo de calidad y de diversión, nos ofrecen cariño y apoyo a nuestras inseguridades. El deterioro en las amistades tiene que ver más con la deslealtad o la pérdida de confianza; es difícil volver a un estado inicial si se producen alguno de estos elementos.

La vivencia de la intimidad  también es distinta si hablamos del sexo y el género entre integrantes. En las parejas heterosexuales, se produce un problema de comunicación ante la forma diferente que hay de expresar la intimidad entre hombres y mujeres. Los hombres encuentran muchas dificultades a la hora de expresar sus sentimientos, y aunque se comunican mejor con mujeres, entre ellos se produce una comunicación superficial, debido a la dificultad que supone mostrar a otro hombre su vulnerabilidad. En el caso de las mujeres, la intimidad está plenamente establecida y refieren mayor satisfacción que en el caso de los hombres.

Podemos decir por todo ello que la intimidad nos cambia. Mejora nuestra autoestima, permite un mayor conocimiento de nuestras capacidades y mejora nuestra resolución de problemas. La mejor manera de favorecer la intimidad está en practicarla, pero nada de preparar un “momento perfecto”, más bien se trata de aprovechar los momentos de escucha del otro y dejarse llevar. Si quieres quitarte muchas espinitas clavadas, prueba a hablar con alguien que aprecias. Tu salud te lo agradecerá.

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: Psychology Today, Diario El Pais, Blog «El Rincón de la Psicología».

La auto-revelación: El arte de revelar nuestro propio mundo interior

Extraída en www.imgbuddy.com
Extraída en www.imgbuddy.com

Revelar nuestros sentimientos no es una tarea fácil : a veces ocurre que en una reunión de amigos encuentras al típico amigo que “no tiene filtro”, cuenta sus intimidades sin el más minino reparo, dejando un mal sabor de boca generalizado en la audiencia que le escucha. En ocasiones, pasa todo lo contrario, conoces al amigo extremadamente reservado que le cuesta horrores contarte lo que realmente le pasa, la impresión que sacas de él es    que es muy frio, cuando tal vez ni siquiera era su intención principal.

La auto-revelación, es decir,  la acción por la cual tú comunicas información íntima y altamente personal, está estrechamente relacionado con la capacidad para saber elegir el momento adecuado para comunicar tus estados emocionales, y surge y se entrena tras tener acceso a una multitud de situaciones sociales propicias para ello. Sin embargo, no todos pueden sentirse duchos en esta capacidad, provocando en ocasiones revelaciones de estados emocionales que pueden perjudicar el entendimiento y el buen rendimiento en multitud de contextos sociales.

Por ello, los investigadores se han puesto manos a la obra para entender qué factores pueden ayudarnos a hacer una expresión adecuada y correcta de nuestras emociones, y se han centrado en las redes sociales, emuladoras y muchas más parecidas de las comunicaciones cara a cara de lo que la gente realmente se piensa. Así, en investigaciones que estudiaban el comportamiento de revelaciones en esta red social, se encontró que la gente tiende a revelar más información privada y personal a otra no cuando el amigo en cuestión llena su muro de estados con alto contenido íntimo, sino con contenido alegre y desenfadado.

En efecto, y aunque pueda parecer en un primer momento contradictorio, en las distintas investigaciones se encontraron que las personas tendemos a preferir y pasar más tiempo conectados con personas que en sus estados son divertidos e interesantes; aquellas personas que revelan estados con alto contenido intimo dejan claro que tienen un mal día, y por tanto, la gente no se comunica con ellos de manera inmediata. Estas investigaciones añadían que, además, la gente tendía a utilizar los mensajes privados (que no se ven en tu muro) una vez la comunicación con esas personas con estados desenfadados se establecía. Y era en ese punto cuando la interacción emulaba las comunicaciones cara a cara; si se establecía una conversación  primero desenfada y después uno de los dos empezaba a comunicar información íntima, por esa buena atmósfera inicial la gente tendía a comunicar más información íntima, por la sencilla razón de que sientes que hablas con un interlocutor que te da confianza y no te va a rechazar cuando revelas esa información; además, en ese momento las revelaciones crean conexión con tu interlocutor, favoreciendo que ese clima de intimidad se mantenga.

A pesar de eso, la gente tendía a estar más íntimamente conectado a sus estados (es decir, más satisfechos con lo que publican) cuando estos revelaban información íntima, a pesar de que en su navegación cotidiana por las otras páginas de amigos buscásemos exactamente lo contrario, estados ligeros y desenfadados.

Con todo, no queremos terminar el artículo sin sugerir una serie de sencillas pautas que pueden facilitaros la auto-revelación y expresión emocional, tanto en contextos reales y virtuales. Siempre con la idea de conseguir una mayor conexión si tu opción es compartir tus sentimientos reales con la persona que hablas en ese momento:

  1. Empieza a comunicar con algo entretenido y que pueda dar juego. Ya que lo que vas a comunicar es algo importante para ti, comienza con una conversación entretenida y agradable y una vez que veas que tu interlocutor se contagia de ese estado de buen ambiente, es cuando puedes hacer un intento para decir lo que sientes.
  2. Conoce a tu público. Observar las reacciones que pueden tener tu audiencia según lo que vayas diciendo puede ser mucho más útil que si te lanzas a la piscina y vomitas toda la información personal sin ver si quien te escucha está preparado y le interesa realmente.
  3. Reflexiona antes de comunicar. Planificar y hacer un ensayo previo (escribiendo el mensaje de lo que se quiere, y pensando bien el contenido del mismo) evita decir cosas inadecuadas y que realmente no querías decir o dices por no incomodar: decir algo intimo ya es algo que nos hace sentirnos lo suficientemente vulnerables como para centrarnos en cosas que nada tienen que ver con lo que queremos comunicar.
  4. La auto-revelación llama a otra auto-revelación. Ocurre que cuando revelamos información intima, muchas veces tu interlocutor se contagia y ambos reveláis cosas íntimas. No tengas miedo a esas situaciones: el contexto y la relación de confianza ya se está dando porque has elegido a esa persona para contarle algo tan importante
  5. Siempre escucha a tu compañero de conversación, centrándote tanto en lo que tú quieres decir como en lo que te dice. Es aquí cuando ambos conseguís lo que queréis: la verdadera comunión con el otro.

Recuerda: la intimidad es una cualidad que se trabaja poco a poco e implica un esfuerzo por nuestra parte pero también estar en un contexto propicio; estar al tanto de ambos pueden ayudarte para desarrollar tu potencial y decir lo que realmente quieres a los que quieres.

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: Psychology Today