La pose del superhéroe y la confianza en uno mismo

Cuando vemos a un superhéroe antes de entrar en acción, es fácil reconocer, sólo por su postura, que puede enfrentarse a lo que sea y salir indemne. ¿Será que sienten que pueden hacer cualquier cosa y por ello lo transmiten con su postura?

extraída de donnaalcala.com
extraída de donnaalcala.com

De forma intuitiva, todos somos capaces de leer la postura de los demás y entender que transmite emociones y actitudes. La comunicación no verbal se estudia frecuentemente desde diferentes disciplinas. Sabemos cómo y cuánto se comunica con nuestra postura o nuestros gestos. Por ejemplo, en debates o mítines políticos se analiza habitualmente cómo se muestran de forma postural los implicados, de forma que sabemos si se están mostrando más poderosos o menos, si muestran miedo o agresividad ante el público o frente al candidato oponente.

Se ha estudiado mucho sobre lo que decimos con la postura corporal, la manera en la que nuestras emociones y pensamientos condicionan ésta y nos hacen transmitir a los demás toda esta información. Lo que se ha estudiado con menos frecuencia, al tiempo que es mucho menos intuitivo es cómo nuestra postura puede influir sobre nuestras emociones.

Hace ya unos años, investigadores de las universidades de Columbia y Harvard presentaron un estudio para comprobar cómo la postura puede influir sobre las emociones y actitudes, en lugar de a la inversa. Para ello, buscaron a un grupo de personas a las que les hicieron colocarse con poses de poder o de debilidad. La postura de “alto poder” implica cierta dominancia y una sensación de autoeficacia mayor mientras que la de “bajo poder” implicaría retraimiento y de algún modo, sensación de incapacidad.

Postura de "alto poder"
Postura de «alto poder»
Postura de "bajo poder"
Postura de «bajo poder»

 

 

 

 

 

 

Pero, ¿cómo midieron si el hecho de posar de una forma u otra hacía sentirse a los participantes realmente como poderosos o no? Las medidas implicadas, más que preguntarle a los participantes sobre lo que sentían tuvieron que ver con factores más fisiológicos y de comportamiento.

Fisiología del poder

En la parte fisiológica, midieron los niveles de dos hormonas implicadas en la sensación de ser poderoso. En primer lugar, la testosterona se conoce como una hormona implicada en las reacciones de dominancia. Por ejemplo, si tenemos que competir en algo, la testosterona subirá y se mantendrá elevada si ganamos, mientras que caerá si perdemos.

La hormona que estaría en el lado de la sumisión o el miedo, por su parte, sería el cortisol. Sabemos que cuando tenemos una situación estresante, puede funcionar para dar respuesta a ese reto, pero por otra parte, suele estar elevada cuando no tenemos control sobre algo o cuando la ansiedad nos supera.

Comportamientos de atrevimiento

A nivel de comportamiento, lo que trataron de ver en este estudio es si los participantes eran más o menos arriesgados. Para eso, frecuentemente en psicología se utilizan las apuestas. Dan pequeñas cantidades de dinero a la gente que participa en el experimento para que decidan apostarlo y ganar más dinero o bien quedarse con lo que les dan. Este tipo de situaciones nos permiten saber cómo de proclive es una persona a tener comportamientos de riesgo.

En el caso que nos ocupa, a las personas a las que les hacían asumir poses de alto o bajo poder no se les dijo en qué consistía el experimento. Sí se midió el nivel de hormonas previo y posterior a posar de una forma u otra durante unos minutos. Además, se les pidió que apostaran o no el dinero en un juego de azar.

Lo que encontraron es que los participantes que habían estado en una pose de poder tuvieron más alta la testosterona, más bajo el cortisol y por último, se arriesgaron más en el juego. ¿Qué quiere decir esto? Parece que el hecho de mantener una postura erguida, abierta, de dominancia y seguridad, en efecto, influirá en las respuestas de nuestro cuerpo y nos comportaremos como si de hecho tuviéramos más poder sobre el mundo que nos rodea.

Se habla de algún modo de que la postura de “superhéroe” nos podría proporcionar unas mayores sensaciones de capacidad, autoeficacia y hacernos confiar más en nosotros mismos. Quizá nuestro cuerpo no sólo esté comunicando a los demás, sino que también nos habla a nosotros mismos sobre nuestra situación en el mundo, o cómo de poderosos somos.

Por supuesto, ver cómo explica esto una de las propias autoras del artículo en el vídeo de la charla TED, lo explica mucho mejor que en este post.

Fuentes: Psychology Today, TED.com, pss.sagepub.com

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

ResearchBlogging.orgCarney DR, Cuddy AJ, & Yap AJ (2010). Power posing: brief nonverbal displays affect neuroendocrine levels and risk tolerance. Psychological science, 21 (10), 1363-8 PMID: 20855902

Mi Querido Amigo Invisible

El juego en la infancia ha ido perdiendo su consideración exclusivamente lúdica para establecerse como una actividad indispensable y preparatoria de multitud de las funciones cognitivas que utilizaremos posteriormente. Tanto es así que las propias variaciones que observamos en el juego constituyen un buen indicador del desarrollo cognitivo del niño; pasando de juegos basados en la imitación de los otros o de roles sociales a juegos mucho más elaborados, sin implicar a los otros y generando mundos propios e idiosincrásicos, definiéndose como prolongaciones de los juegos simbólicos en los que han estado implicados.

Uno de los que más atención ha obtenido por parte  de los investigadores por su curiosa presentación y que hace no mucho era considerado una posible falla en el desarrollo (por falta de destrezas sociales, signos de retraso o presencia de sintomatología psicológica) es el juego con un compañero imaginario, comúnmente definido como amigo invisible. Por ello, han sido varios los estudios que han resaltado los beneficios manifiestos de dicho juego; entre ellos; una mejor aplicación de las destrezas sociales o un desarrollo cognitivo más completo. Destaca entre ellos la investigación realizada por Gabriel Trionfi y Elaine Reese; que propusieron hace unos años como la presencia de amigos invisibles en la infancia estaba relacionado con unas mejores capacidades narrativas, tendiendo grandes implicaciones para el éxito en el contexto escolar y la adquisición de la capacidad lectora.

Con una muestra compuesta por 48 niños de 5 años y medio (la mitad niños, la otra mitad niñas), comprobaron si la presencia de amigos invisibles tenían estos beneficios manifiestos. La prueba consistía en la lectura a los niños de una historia relacionada con “El día del Padre”, una prueba de test para evaluar la capacidad de comprensión de textos de los niños; y una tercera prueba en la que el niño contaba a una marioneta la historia que había oído anteriormente (“El día del Padre”) y otra prueba en la que contaban a sus madres un evento significativo ocurrido en el último año; evaluando en estas narraciones la capacidad narrativa y de estructuración de historias, los detalles o el nivel de vocabulario. Con un total de 23 niños de los 48 incluidos con amigos imaginarios, los resultados mostraron como  los niños con amigos invisibles relataban historias cualitativamente más ricas y complejas que sus compañeros sin amigos no reales; facilitando más datos,  generando ficción dialogada y extrayendo más relaciones de tiempo y espacio en el relato de las historias con respecto a sus compañeros no imaginativos.

Para los autores, las conclusiones que podían sacarse de estos resultados conectaban fuertemente con la capacidad cognitiva de los niños. Así, estos resultados podrían suponer un sistema cognitivo mucho más complejo y rico para los niños con amigos invisibles, al descontextualizar el objeto del juego a un contexto imaginado y sin referencia real, y que implica, consecuentemente, una mayor capacidad de abstracción y conceptualización. Es más, compartir estos personajes y mundos imaginados con su entorno y adultos más cercanos (como padres y profesores) podría suponer una oportunidad para el desarrollo y enriquecimiento de las habilidades cognitivas (como la Teoría de la mente), con lo que los autores concluyen el estudio incentivando al entorno del niño a hacer florecer y preguntar sobre ello.

Con algunas limitaciones dadas por la propia metodología de recogida de información de los niños, así como el reporte de algunas curiosidades (la mayoría de niños en el estudio con amigos invisibles eran hijos primogénitos, el sexo de estos amigos invisibles era mayoritariamente masculino, incluso en el caso de las niñas), lo que si nos queda claro es lo rico y variado que supone el juego del niño, y lo importante que es no censurar sus manifestaciones, sino fomentarlo, compartirlo y adentrarse de lleno en él.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuente consultada: Research Digest.

ResearchBlogging.org
Trionfi G, & Reese E (2009). A good story: children with imaginary companions create richer narratives Child development, 80 (4), 1301-13 DOI: 10.1111/j.1467-8624.2009.01333.x