LA LLEGADA DE LAS TERAPIAS DE TERCERA GENERACIÓN A LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE

Imagen extraída de www.psicologiaaldia.com
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Al igual que cuando nos enfrentamos a situaciones de alta presión en nuestro día a día (y si estas nos desbordan) acudimos a profesionales de la psicología, los deportistas también hacen lo propio cuando la presión de dedicarse a su deporte se convierte en un handicap para su rendimiento.

Los profesionales de la Psicología del Deporte no sólo se encargan de conseguir mejoras en el rendimiento deportivo, sino de entrenar las herramientas necesarias para un óptimo desarrollo psicológico del deportista, es decir, entrenar en cuerpo y mente, prepararse mentalmente para que el ejercicio sea efectivo y eficiente.

Un psicólogo del deporte se encargaría del entrenamiento de destrezas psicológicas tales como el autoconocimiento, la autoestima, la autoconfianza, el arousal físico y mental óptimo (o lo que es lo mismo, equilibrio entre la activación suficiente para rendir en el deporte/en competición sin llegar a un estado de sobreactivación que deteriore la atención en la tarea y desencadene síntomas de ansiedad), la atención y concentración, destrezas interpersonales,… en definitiva, de la mejora del rendimiento y bienestar psicológico.

“La mayoría de los atletas de alto nivel dedican una porción de su tiempo de entrenamiento a la preparación mental.”

Más allá de técnicas de otras corrientes psicológicas con mayor veteranía, como el Conductismo o el Cognitivismo, con una amplia carrera y aplicación en el mundo de la Psicología del Deporte, las Terapias de Tercera Generación recientemente se han erigido como una opción de probada eficacia

¿QUÉ SIGNIFICA “TERAPIAS DE TERCERA GENERACIÓN”?

Las “terapias de tercera generación” o “tercera ola” han tenido un gran desarrollo desde la década de los 90; algunas de las más relevantes serían la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Terapia Conductual Dialéctica, la Terapia Cognitiva basada en Mindfulness, la Terapia de reducción del estrés basada en atención plena (MBSR),…

Dicho auge aplicativo ha tenido lugar también dentro del mundo de la Psicología del Deporte.

¿En qué se basan a grosso modo? Se guían por siete factores actitudinales: no juzgar, mente de principiante, paciencia, no buscar hacer, confianza, dejar ir y aceptación. La consecución de estos factores se hace con el entrenamiento continuo, diarios o tres veces por semana, por tanto, sería fundamental el compromiso del deportista en cada práctica.

El concepto de Mindfulness se define como “una conciencia centrada en el presente, no elaborativa ni enjuiciadora, en la cual cada pensamiento, sentimiento o sensación que surge en el campo atencional es reconocido y aceptado tal y como es”. En resumen, sería un ejercicio de actitud de aceptación y de redirección de la atención.

Y esto aplicado al mundo del deporte implicaría no atender a hechos pasados o anticipar eventos futuros como ganar o perder. Para alcanzar estos objetivos (principalmente centrarse en el presente) los deportistas han seguido diversas metodologías como incluir en sus entrenamientos la meditación, el yoga, mantener la consciencia en las actividades de la vida diaria, ejercicios respiratorios y de consciencia corporal entre otros.

PROGRAMAS ESPECÍFICOS EN PSICOLOGÍA DEL DEPORTE

Existen dos enfoques empíricos principales que tienen que ver con el mindfulness para trabajar el rendimiento de los atletas. Estos programas implican un entrenamiento mental y en manejo de emociones que pueden ayudar al deportista a conseguir un rendimiento óptimo y el bienestar psicológico.

Por un lado, el MAC o Mindfulness Acceptance-Commitment persigue una intensificada consciencia al momento presente y concentración en la tarea sirviéndose de 5 fases: psicoeducación sobre el funcionamiento del programa, mindfulness, identificación de valores y compromiso, aceptación y vivir acorde a sus propios valores para finalmente aplicarlo en la práctica (deportiva).

Por el otro, encontramos el Mindfulness Sport Performance Enhancement (MSPE) o Mindfulness en la mejora del rendimiento deportivo, que combina la reducción de estrés mediante habilidades del mindfulness con aceptación del momento presente. Para ello se sirve de ejercicios tales como focalizar la atención en la respiración, en las sensaciones de su cuerpo (body-scan) y en los sonidos de alrededor, el mindfulness yoga, la meditación caminando y la meditación específica deportiva, que consiste en reunir los pasos anteriores aplicándolos a un deporte en concreto.

¿Por qué se aplican a deportistas profesionales? No hay que olvidar que el Mindfulness suele asociarse a intervenciones relacionadas con el estrés y que la aplicación a personas que no están sometidas a éste merma su eficacia. Las personas relacionadas con el mundo del deporte (a nivel profesional) obtienen de estos enfoques la ayuda necesaria para tomar perspectiva con respecto al afrontamiento de las situaciones de competición/presión.

EVIDENCIAS DE MEJORAS: ¿QUÉ BENEFICIOS SE HAN ENCONTRADO?

La aplicación del Mindfulness en contextos deportivos surge como alternativa a las intervenciones cognitivo-conductuales tradicionales donde se enfatiza el cambio o la eliminación de ciertos eventos internos del deportista. Por el contrario, las terapias de Tercera Generación pretenden aceptar la experiencia y adoptar una postura contemplativa mediante la atención plena.

Es decir, ambos programas detallados anteriormente determinan que el atleta tome una perspectiva de sus patrones de respuesta o su manera habitual de afrontar las situaciones en competición. O lo que es lo mismo, genera actitudes adaptativas en contextos de alto rendimiento deportivo.

También, el MSPE y el MAC se caracterizan por:

  • Están preparados para ser adaptados a cualquier deporte.
  • Incrementan el compromiso y la orientación a objetivos lo cual hace pensar que el Mindfulness consigue una contribución cualitativa hacia actitudes positivas en general.
  • Aumento de las competencias cognitivas atencionales y de “vigilia” o ser conscientes del momento presente.
  • Reducen los niveles de perfeccionismo de los atletas. Esto colateralmente puede reportar mejoras en su rendimiento deportivo.
  • Producen mejorías en personalidad resistente (control, compromiso y reto) y en varias de las dimensiones del síndrome de Burnout (mayor realización personal y menor agotamiento emocional).
  • Reducen significativamente las preocupaciones y pensamientos irrelevantes, tanto más cuanto mayor es la presencia de fuentes de estrés con las que el deportista está en contacto.
  • Mejora del manejo de emociones y sentimientos negativos, así como en la regulación del estrés (lo cual se reflejó en descenso de los niveles de cortisol, indicador biológico de estrés).

No obstante, también decir que la mayoría de los estudios implementaron técnicas tradicionales junto con las llamadas de Tercera Generación, indicador de la interesante integración existente en el mundo de la Psicología del Deporte.

A modo de conclusión, en los últimos años la aplicación de la Psicología en el mundo de los deportes de competición va encaminada al crecimiento personal y manejo del estrés, y no tanto de cara a variables de tipo clínico o en pos del aumento del rendimiento en competición (o no en exclusiva). O lo que es lo mismo, se ha hecho evidente que “mens sana in corpore sano” es la premisa para conseguir triunfos deportivos.

FUENTE: COP. Revista de Psicología aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico.

Escrito por: Maite Nieto Parejo

 

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