Que el cerebro es plástico y moldeable lo sabíamos. Pero algunos casos de lesiones cerebrales nos hacen replantearnos hasta qué punto somos conscientes de la capacidad que tiene el cerebro para adaptarse al cambio y reorganizarse para asumir las funciones de áreas dañadas. A la edad de dos años y medio, EB fue sometido a una intervención quirúrgica para extirpar un gran tumor cerebral. Como resultado fue la eliminación del hemisferio izquierdo. A partir de ese momento, EB dispuso tan sólo de medio cerebro y perdió la habilidad para comunicarse verbalmente.
Con la ayuda de rehabilitación intensiva, cuando EB superó su quinto cumpleaños, el número de palabras que podía articular aumentó notablemente. Durante los siguiente dos o tres años EB fue mejorando paulatinamente, hasta tal punto que ni en su familia ni en la escuela informaron de ningún problema en el lenguaje.
Actualmente, EB es un adolescente de 17 años y gracias al grupo de la Dra. Danelli sabemos que su lenguaje parece casi normal en la vida cotidiana en términos de vocabulario y gramática. Sin embargo, el estudio sistemático reveló algunos problemas gramaticales sutiles, así como cierta dificultad para denominar dibujos.
Los resultados son consistentes con estudios anteriores que sugieren que la función del lenguaje se puede conservar en gran medida, pero no totalmente, después de la eliminación del hemisferio izquierdo en la infancia.
Los resultados muestran que la organización funcional de las áreas del lenguaje en el hemisferio derecho de EB son el reflejo de lo que se ve en el hemisferio izquierdo de las personas sanas. No obstante, se observó una menor actividad neuronal en las regiones temporales y occipito-temporal inferior en la lectura de palabras. Estos últimos resultados encajan con déficits específicos de lectura de EB y se asemejan a la dislexia (una dificultad para leer las palabras como unidad, a diferencia de la lectura letra a letra). Estas partes del cerebro de EB parecían funcionar normalmente durante las tareas no verbales, lo que sugiere que su hemisferio derecho tenía un problema específico para la lectura en dichas áreas.
«Nuestros resultados muestran que el hemisferio derecho de EB puede llevar a cabo una serie de habilidades lingüísticas básicas mediante la emulación en gran medida del modelo neural del hemisferio izquierdo«, concluyen los investigadores. Debemos ser cautos a la hora de extraer conclusiones de los estudios de caso único, pero este trabajo es un ejemplo extraordinario de la enorme capacidad del cerebro para adaptarse a una lesión profunda en la infancia temprana.
Fuente: Research Digest
Escrito por María Rueda Extremera