La Teoría Freudiana nos dijo que nuestras fantasías sexuales eran una compensación de lo que ocurría en nuestra vida. Por el contrario, diversos estudios comprobaron que las personas con dificultades sexuales fantasean menos que aquellas que tienen una vida sexual satisfactoria.
Los tabúes sociales han otorgado a las fantasías sexuales un carácter oscuro que ha limitado la investigación de su contenido. Sin embargo, los estudios de Birnbaum, basándose en la teoría del apego, han dado una perspectiva diferente sobre las fantasías sexuales y su temática.
La teoría del apego se construye sobre la relación que se establece en la infancia con el cuidador principal. Se desarrolla un apego más seguro cuando la figura de referencia es más accesible, sensible a las demandas y acepta y protege incondicionalmente. Si esto no ocurre, se desarrollará un apego inseguro, pudiendo dar lugar a un estilo evitativo o ansioso. Estas respuestas se convierten en patrones relacionales que aprendemos -siempre de forma gradual y modificable, no es una cuestión de sí o no- y se reproducen de alguna forma en la vida adulta.
Según los estudios de Birnbaum, estos patrones de relación se reflejarían en la temática de nuestras fantasías sexuales; observando que aquellos con un apego más evitativo tienden a fantasear más con contenidos en los que tanto el yo como los otros se representan más alienados y agresivos. Por otro lado, aquellas personas cuyo estilo de apego es más ansioso se representan a sí mismos como más indefensos. Además, cuando las interacciones con la pareja son más dañinas, estas tendencias se hacen más poderosas.
Aunque aún no está muy claro el papel que tiene el contenido y la frecuencia de las fantasías sexuales, puede darnos muchas ideas sobre las metas, objetivos y estilos relacionales que nos ayuden a comprender cómo la vida imaginaria se intrinca con la real.
Escrito por Lara Pacheco Cuevas
Fuente: Personality and Social Psychology Bulletin