Un adolescente sale corriendo de su habitación gritando y dando un portazo, toda esta escena se origina porque su madre le pidió que ordenara y limpiara su cuarto. Su madre resignada mueve la cabeza con incredulidad y se pregunta qué fuerza alienígena ha secuestrado a su dulce hijo, ese mismo que no hace tanto se sentaba en su regazo… Ah, esos eran días de inocente serenidad y sosiego… Y la madre se mira de soslayo en el espejo y ve el reflejo de su propia madre. En una segunda mirada se da cuenta de que es ella misma. ¡Ay! Con un sentimiento entre la sorpresa y el horror, le viene a la mente una escena de su propia adolescencia, cuando le dijo a su madre: «Cuando tenga un hijo… ¡nunca voy a hacerle lo que tú me haces!» Atrapados en medio de una batalla de voluntades, se pregunta, “¿en qué me he convertido?»
Batalla de voluntades… Por un lado están los padres, cuya edad les ha proporcionado una vasta experiencia y una cantidad considerable de conocimientos, Por otro lado está el adolescente con poco más de una década de sabiduría. No debemos subestimar el poder del adolescente, ya que cuenta con un surtido de estrategias para derrocar rápidamente a su oponente, también conocido como progenitor. ¿Qué hacer cuando tu hijo/a monta una escena como la descrita anteriormente? ¿Asumes que se encuentra en la búsqueda de la autonomía e independencia y claudicas o te mantienes inflexible en tu posición?
En el camino hacia la vida adulta, los adolescentes pueden expresar menos afecto hacia los familiares y emplear cantidades enormes de tiempo con los amigos o enganchados al whatsapp y actualizando sus redes sociales. Cosas tales como la apariencia y la aceptación social con temas muy relevantes; no son tonterías, para muchos, estas cosas se convierten en una necesidad de vital importancia. Emocionalmente, los adolescentes pueden verse atrapados entre ser un niño y un adulto joven, lo que a veces les aboca a un 100% de pura torpeza.
Pero ante todo mantengamos la calma. Ten la seguridad de que esta búsqueda de la autonomía e independencia es una parte perfectamente normal en el desarrollo del adolescente. Aunque es posible que durante este proceso te salgan algunas canas, el rechazo y el cuestionamiento de autoridad que muestra tu hijo le están ayudando crecer y convertirse en un adulto. Así que, te recomendamos que, en lugar de arrancarte esas canas y entrar en absoluta y desbordada desesperación, estés seguro de que tu hijo sólo está tratando de formarse una idea de quién es él o ella y cómo encaja en este gran y complicado mundo.
Pero, ¿y cómo diablos puedes sobrevivir a la inevitable adolescencia de su hijo cuando difícilmente sobreviviste a la tuya? Los expertos dicen que ser coherente, establecer límites y darles la seguridad que les permita explorar su medio son habilidades fundamentales para los padres. Además de esas cosas, no te olvides de mantener las líneas de comunicación abiertas para que tu hijo se sienta cómodo hablando contigo.
Así que si eres padre o madre de un adolescente, sabes perfectamente lo difícil que es mantener el equilibrio. Cuando recibiste ese pequeño regalo hace más de una década, es probable que no supieras que tendrías que convertirte en un malabarista profesional, multitarea, figura de autoridad y mediador, ¡todo en uno! Por tanto, si estás criando un adolescente, en primer lugar date una palmadita en la espalda. Ser padres no es una tarea fácil, sin embargo, es un privilegio poder ayudar y preparar a nuestros hijos para que un día dejen el nido, dotarlos de todo lo que sabemos para que puedan comenzar su propio viaje.
Fuente: Psychologytoday.com
Escrito por María Rueda Extremera