A menudo se dice que la forma en la que hablamos expresa cómo somos, lo que pensamos del mundo y lo que pensamos de nosotros mismos. Un estudio publicado recientemente señala que la manera en que nos referimos a nosotros mismos refleja cómo nos relacionamos con otros. Esta es la conclusión general a la que han llegado analizando la relación entre el uso del pronombre en primera persona y los problemas interpersonales.
Cada uno de nosotros nos distinguimos en la cantidad en la que empleamos pronombres de primera persona del singular (yo; en inglés I, me, myself) y del plural (nosotros; en inglés We, Us, Ourselves) al hablar y escribir. Los estudios indican que este aspecto es una especie de hábito y que se trata de algo sobre lo que no tenemos mucho control.
Zimmermann y sus colegas contaron el uso de pronombres en las transcripciones grabadas de 118 personas que habían completado una entrevista estructurada de una hora y media de duración sobre temas como su pasado, sus relaciones y la auto-percepción. Todos los participantes también completaron cuestionarios en profundidad que les preguntaron acerca de la depresión y su comportamiento interpersonal.
Los resultados mostraron que un uso más frecuente del pronombre de primera persona del singular se asociaba con las puntuaciones más altas de depresión y de angustia interpersonal, caracterizada por la búsqueda de atención y la incapacidad de pasar tiempo a solas. Por el contrario, el empleo de pronombres en primera persona del plural se asoció con puntuaciones de depresión más bajas y una menor angustia interpersonal, sugiriendo un mayor compromiso con las relaciones sociales. Para sorpresa de los investigadores, esto se caracterizó por un estilo interpersonal que dota de capacidad para ayudar a otros con sus necesidades al tiempo que se protege a sí mismo.
No obstante el equipo de Zimmermann aclara que no existe causalidad, subrayando que no existe evidencia de que un mayor uso de «yo» y «mí» causa problemas interpersonales. Sino que es más plausible que esta forma de hablar refleje cómo las personas se ven a sí mismos y habitualmente se relacionan con los demás.
Fuente: Research Digest
Escrito por María Rueda