FOMO, ¿una nueva patología?

Las redes sociales online, como Instagram, Facebook, Twitter o WhatsApp empleadas de forma adecuada, enriquecen y amplían nuestros círculos sociales. Sin embargo, su uso excesivo, por la cantidad de horas que invertimos en ellos, haciéndonos llevar en ocasiones, literalmente, nuestro mundo digital a cuestas, puede generar riesgos en la población adolescente. Ya que en esta etapa de la vida predomina la necesidad de pertenencia al grupo, las redes sociales multiplican el número de relaciones y amplifica la sensación de conexión entre ellas.

A través de los likes solicitamos expresamente un feedback constante sobre aquello que decimos, sobre lo que hacemos, sobre la imagen que deseamos trasmitir. Estamos a un solo clic que nos hará sentir bien durante un rato, que mejorará nuestra autoestima, haciéndonos sentir más valorados, al tiempo que se cimienta nuestra identidad personal y social.

Foto extraída de: travelux.es
Foto extraída de: travelux.es

En algunos trabajos científicos ya se ha empezado a hablar del FOMO o “Fear of Missing Out” (el miedo a perderse algo -en la red- o a quedarse fuera). Es un concepto que ha ido ganando bastante popularidad en estos últimos años, gracias al estudio realizado por el equipo de Andrew Przybylski, investigador del Oxford Internet Institute, en el que se describe como “la sensación de malestar que se siente al ser consciente que otras personas están realizando actividades agradables y uno no forma parte de ello”.

El FOMO no es considerado una forma de adicción a las redes sociales, aunque pueda ser un importante catalizador de su uso desadaptativo, y de cómo éstas pueden convertirse en fuentes generadoras de estrés y ansiedad. Más bien se entendería como un mecanismo autorregulador, surgido como consecuencia de una insatisfacción de las necesidades psicológicas básicas como la competencia, la autonomía y la necesidad de estar conectado con los otros.

Sociólogos y psicólogos prefieren hablar del temor que siempre ha existido a la exclusión social, que ahora se hace visible en las redes y recuerdan que no es una terminología científica y tampoco un trastorno que se formaliza como tal en los sistemas de diagnóstico psiquiátrico, a pesar de ser un término que se ha puesto de moda. Este miedo se puede experimentar fuera de las redes sociales, sin embargo, las redes lo fomentan mediante la posibilidad de estar permanentemente conectado (la plataforma perfecta para idealizar la vida de los demás).

Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? ¿es algo nuevo? ¿Cuál es la raíz del miedo a perderse algo? El FOMO es un término nuevo para una experiencia que ha aquejado a la humanidad desde siempre, sin embargo a día de hoy se cuenta con más medios que nunca para fomentar este miedo, el miedo a la exclusión social. La necesidad de pertenecer y estar conectado socialmente es una necesidad básica presente desde la infancia, y no se encuentra restringido al uso de las redes sociales en línea. Pero estas aplicaciones tecnológicas pueden contribuir a un aumento de esta necesidad de pertenecer, porque incrementa las posibilidades de conectarse, compartir, y tener experiencias gratificantes con alguien, por la accesibilidad, aunque se tenga poco contacto con los otros usuarios.

La tecnología no es el problema de que experimentemos este miedo, es tan sólo el medio. Siempre hemos tenido miedo a perdernos algo, pero la tecnología nos hace creer que podemos hacer algo para evitarlo, y recuperar terreno, ponernos al día sobre lo que está pasando en tiempo real sin quedarnos fuera. Sin embargo, en la red no es suficiente observar, has de participar, dar señales de vida, porque en nuestra mente el riesgo de estar off supone la exclusión.

El porqué de este “síndrome”, en el que la tecnología es simplemente un medio cuyas características lo favorece, está en preguntas tan esenciales como: ¿Y si me he podido perder algo que me separa del grupo, es que ya no cuentan conmigo?, ¿me recordarán?, ¿algunos de mis logros serán importantes para alguien?, ¿me quieren?, ¿mi familia me quiere?, ¿mis amigos me quieren? ¿merezco que me quieran?,¿importo?

El temor a sentirse desconectado es mayor entre los adolescentes porque es el grupo el que define su identidad; “su vida es la red y existen porque están en ellas”. Si el grupo está en las redes y todo sucede en ellas, no pueden quedarse fuera.

La psicoeducación en las TICS es básica, y el rol educativo de los padres toma especial protagonismo. Estos desarrollos tecnológicos están ya aquí, para bien o para mal, forman parte de nuestras vidas. Hoy día son una herramienta para estar socialmente integrado, desconectarse no es la solución, pero limitar su papel (ej; el número de horas…) puede ser un primer paso.

Escrito por Eva M. Cuadro Ramírez

Fuentes:

ResearchBlogging.org

Dossey L (2014). FOMO, digital dementia, and our dangerous experiment. Explore (New York, N.Y.), 10 (2), 69-73 PMID: 24607071

Gil, F., Oberst, U., Del Valle, G., & Chamarro, A. (2015). Nuevas tecnologías-¿ Nuevas patologías? El Smartphone y el fear of missing out. Aloma: Revista de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport, 33(2).

Jiménez-Murcia, S., y Farré-Martí, J.M. (2015) Adicción a las nuevas tecnologías ¿La epidemia del siglo XXI? Siglantana. Barcelona

Serrano-Puche, J. (2015). Emociones en el uso de la tecnología: un análisis de las investigaciones sobre teléfonos móviles. Observatorio (OBS*), 9(4), 101-112.

Spitzer, M. (2013). Demencia Digital: El Peligro de las Nuevas Tecnologías.Ediciones B. Barcelona.

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