Impacto psicológico de la cuarentena: una revisión rápida

¿Por qué se necesita esta revisión?

La cuarentena es una experiencia muy negativa para aquellos que pasan por una. Puede existir separación de la gente que queremos, pérdida de libertades, incertidumbre sobre el estado de la enfermedad,… esto, en ocasiones, genera efectos dramáticos sobre la salud mental.

Dados los posibles efectos psicológicos negativos, a la hora de aplicar una cuarentena masiva se ha de tener en cuenta los mismos, y una vez esta se aplica, es importante conocer los factores de riesgo de desarrollo de problemas psicológicos así como lo que puede contribuir a mitigarlo.

El impacto psicológico que se ha observado durante y después de los periodos de cuarentena engloba síntomas de estrés, ansiedad, ira, confusión, aturdimiento, e insomnio derivado de la ansiedad. Además, muchas de las personas que estuvieron en cuarentena señalaban pasar por periodos largos después de ésta, en la que se establecían hábitos que ya no eran necesarios, como el lavado de manos hipervigilante o la evitación de multitudes.

Predictores previos a la cuarentena de efectos psicológicos adversos

Tener una historia previa de problemas psicológicos era un predictor de mayores síntomas de ansiedad, ira, y también de señales de estrés post-trumático en comparación con las personas que no tenían esta historia previa pero estaban en cuarentena. Además, los trabajadores sanitarios tenían más probabilidades de sentirse estigmatizados en la cuarentena, realizar más comportamientos de evitación y ser más vulnerables a la aparición de síntomas psicológicos posteriores a la cuarentena. En estos síntomas, mostraban más enfado, miedo, frustración, aislamiento, tristeza, preocupación, y en general, eran menos felices.

Estresores durante la cuarentena

Extraída de Infobae.com

Duración de la cuarentena: Los síntomas de estrés post-traumático, ira, y comportamientos de evitación eran mayores aumentando la duración de la cuarentena. Aunque los resultados no terminan de ser concluyentes, un estudio señala que cuarentenas de más de 10 días pueden dar lugar a este aumento.

Miedo a la infección: Ya que esta revisión se realizó con cuarentenas relacionadas con múltiples enfermedades, el miedo a la infección era importante y daba lugar a mayor preocupación. Éste, aparecía más frecuentemente en mujeres embarazadas o personas con niños muy pequeños.

Aburrimiento y frustración: El estrés experimentado aumenta en todos los estudios que lo reflejan en la medida en la que tienen que dejar de hacer más actividades rutinarias. Además, la pérdida de contacto social y físico con otros tenía un efecto aislamiento que causa un gran estrés en las personas sometidas a la cuarentena, aunque este efecto se puede reducir con el contacto social a través del teléfono o internet.

Suministros inadecuados: No disponer de los suministros básicos durante la cuarentena es una de las variables que afectan sobre la ansiedad experimentada hasta 4-6 semanas después de la cuarentena.

Poca claridad en la información: El aumento del estrés percibido durante la cuarentena se suele ver afectado por la información poco clara o insuficiente. Es importante mantener una información clara sobre las acciones que se han de llevar a cabo, los motivos por los que es necesaria la cuarentena, así como los diferentes niveles de riesgo, ya que una menor claridad en esto genera una sensación de incertidumbre que lleva a ponerse en lo peor.

¿Qué se puede hacer para mitigar los efectos de la cuarentena?

En la revisión realizada, no se observó que hubiera alguna variable sociodemográfica clara para un mayor riesgo de desarrollo de problemática psicológica. Las personas con una historia psiquiátrica previa, sí son especialmente vulnerables durante este periodo, para desarrollar síntomas de estrés post-traumático, de forma coherente con lo que se refleja en la literatura previa sobre la posibilidad de desarrollar traumas durante situaciones de catástrofe en las personas con patologías psicológicas previas.

También parece observarse un riesgo mayor de impacto psicológico de la cuarentena en los trabajadores sanitarios. Los superiores de estos trabajadores han de estar especialmente atentos a la reincorporación de aquellos trabajadores que han estado en cuarentena así como tratar de ofrecer una intervención temprana sobre los posibles problemas psicológicos.

Mantenerla lo más corta posible

Es importante que la duración de la cuarentena sea lo más ajustada posible a lo razonable según la enfermedad con la que estemos combatiendo. Ha sido observado que cuando mayor es la cuarentena, los factores estresantes se aumentan, no da lugar a tolerarlos más. Por otra parte, el hecho de que se aumente la duración de la cuarentena una vez establecida esta, puede dar lugar a la exacerbación de los síntomas, así como un aumento mayor de la frustración y desmoralización

Dar a la gente la mayor información posible.

Las personas confinadas en cuarentena pueden sufrir miedo e incertidumbre sobre la posibilidad de contagiar a alguien o ser contagiados. Una adecuada comprensión de la enfermedad durante la cuarentena puede ser fundamental para las personas que sufren del aislamiento de la misma, mientras que mantener una información poco clara, puede dar lugar a mayor estrés.

Reducir el aburrimiento y aumentar la comunicación
Dar a las personas en cuarentena una información adecuada sobre cómo afrontar el aburrimiento y gestionar el estrés puede ser un mecanismo fundamental para paliar los síntomas posteriores relacionados con el impacto psicológico de la cuarentena. En esta situación, disponer de un móvil operativo es una necesidad, no un lujo. Poder conectar con la red social propia, aunque sea a distancia, puede ayudar a aquellas personas que están en cuarentena a reducir los sentimientos de aislamiento, estrés y pánico.

Asimismo, es importante dar a las personas en cuarentena instrucciones claras sobre lo que han de hacer si experimentan síntomas, así como habilitar líneas de comunicación efectivas desde las autoridades competentes. Hay evidencias de que los grupos de apoyo pueden ser efectivos para las personas que sufren alguna enfermedad en cuarentena, ya que la sensación de estar pasando por lo mismo que otros puede proporcionar sensaciones de empoderamiento y validación que les ayuden a reemplazar su apoyo social habitual.

Los trabajadores sanitarios merecen especial atención

En esta revisión se observa que los sanitarios son especialmente afectados por el estigma, y es comprensible que esto pase en caso de que pasen de ser un miembro de un equipo sobrecargado a aumentar el trabajo de estos equipos. Es importante que sus colegas más cercanos les apoyen, por una parte, así como se les preste apoyo emocional en previsión a los posibles problemas de salud mental que pueden desarrollar posteriormente.

El altruismo es mejor que la compulsión

Aunque no conocemos el efecto concreto de las acciones de ayuda a otros durante la cuarentena, probablemente por dificultad en la posibilidad de diseñar un experimento así, sí sabemos que sentir que somos útiles en situaciones de estrés puede dar lugar a una reducción de estrés propio. Por esto, una de las mejores cosas que podemos hacer en una cuarentena es seguir las instrucciones que nos pidan desde las autoridades sanitarias, ya que de este modo protegemos a los demás, especialmente a los más vulnerables. Pero además, hacer cosas, dentro de nuestras posibilidades reales, para ayudar a otros que lo estén pasando mal en esta situación, puede llegar a lograr un mejor manejo del propio estrés.

Estaremos bien.
En la distancia,
estaremos bien juntos.

Fuente: The Lancet (https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30460-8/fulltext)

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Orgullo LGTBQ+: ¿Qué entendemos por Psicología Afirmativa?

 

Extraída de http://www.danielfryer.com
Extraída de http://www.danielfryer.co

Gracias al cambio y la renovación que ha vivido la sociedad en las últimas décadas, la celebración del Orgullo LGTBQ+ en el mundo y en España ha ido evolucionando a unas fechas de integración y aceptación de la diversidad de la sexualidad, la identidad y el género que nos hace a todos formar parte de una sociedad más equitativa, plural y tolerante. Que se haya posibilitado y validado cada una de estas realidades no quiere decir, sin embargo, que el impacto de un pasado y presente plagado de rechazo, discriminación y represión se haya evaporado. La verdadera aceptación surge cuando los efectos de pertenecer a una minoría no vaya asociados a la posibilidad de malestar psicológico, derivados de la no aceptación de tu orientación, la reacción discriminatoria de la sociedad en el reconocimiento de derechos y realidades y la disforia que surge por aceptar y vivir de acuerdo a tu sexo sentido. Por todo ello surge la Psicología Afirmativa con Diversidades Sexuales y de Género (TDSG)

La propia psicología actualizó y publicó hace unos años el trabajo que ha de hacer cualquier psicólogo con sus clientes LGTBQ+, entendiendo que era necesario adoptar un enfoque flexible y fluido en el trabajo de la orientación, la identidad y del género con terapias tradicionales y con los nuevos enfoques psicoterapéuticos. Impulsado por la propia Asociación de Psicología Americana (APA), se establecieron 21 directrices de trabajo psicoterapéutico, donde se reconoce los efectos de la opresión, el estrés y la discriminación y la necesidad de la psicología por sensibilizarse con las necesidades y dificultades que experimentan todas las personas del espectro LGTBQ+. Todas ellas reformuladas y derivadas de años de investigación LGTBQ+.

De esta forma, se aboga por derribar las teorías que privilegian la identidad de género con el sexo biológico y la heterosexualidad como modelo social que garantiza la aceptación social y el equilibrio psicológico y emocional. Las diferentes directrices defienden la importancia de desarrollar e interiorizar una actitud abierta e integrativa acerca de las cuestiones que rodean a la orientación sexual o la identidad de género, reconociéndolas como válidas, normativas y únicas. En efecto, la homosexualidad se considera una variante normal de la sexualidad, la transexualidad como el reconocimiento de la identidad con su sexo sentido y no con el sexo asignado al nacer,  esforzándose los profesionales de la salud por entender los efectos derivados de la no aceptación contextual o personal, sin confundir la identidad de género con atracción sexo afectiva y difundiendo la ineficacia y los efectos contraproducentes de las terapias que intentan un cambio en la orientación o la invalidación del sexo psicológico sentido.

Sus coordenadas de trabajo se basan en:

  1. Aceptación de la propia orientación sexoafectiva (homo y bisexual). Dicha aceptación tiene que ver el reconocimiento de la atracción, sentimientos y comportamientos que se tienen hacia personas de tu mismo sexo (hacia ambos, en el caso de reconocerte como bisexual), independiente de tus practicas sexuales. Como reconoce Gabriel J. Martín, uno de los máximos estudiosos y defensores de estos enfoques, “ser homosexual tiene que ver de quien te enamoras, no con quien te acuestas”. Todo ello relacionado también con la identidad, en la medida que te defines como tal al tener toda una serie de comportamientos y actitudes afines y se convierten en una expresión de tu personalidad y de tu idiosincrasia como persona.
  2. Construcción de la propia identidad. Es decir, reconocer y ayudar en el proceso identitario que supone ser homosexual, bisexual o transexual, aceptando su propia realidad y mundo emocional, derribando todo sentimiento de culpa o vergüenza, construyendo nuevas redes sociales incluyendo a personas dentro de la comunidad LGTBQ+ y facilitando la comunicación a las personas cercanas, como una expresión del fortalecimiento de los vínculos y la expresión de su autenticidad. Quererse es poder.
  3. Trabajo con la homofobia y la transfobia (expresa e interiorizada). Darse cuenta de los sentimientos de conflictos, hostilidad y ambivalencia que despierta la homosexualidad, la bisexualidad o la transexualidad, tanto en el rechazo de los propios sentimientos homosexuales (homofobia interiorizada) como en la hostilidad y el rechazo de comportamientos homosexuales de los demás (homofobia expresa), denigrando el estilo de vida homosexual como no saludable, reproduciendo los estereotipos sociales respecto a la homosexualidad y experimentado miedo en la revelación de la propia homosexualidad. Esto mismo se haría con las personas transexuales, ayudando además en la paliación de los efectos derivados de la disforía que se produce por el no reconocimiento de su sexo sentido.
  4. Abordaje del bullying y la discriminación homofóbica y transfóbica. Así, se reconoce el estrés y los efectos perjudiciales sufrido por años de estigmatización y discriminación por pertenecer a una minoría, con síntomas psicológicos que van desde la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático o el control de impulsos, y que la terapia ha de abordar y superar, con atención tanto a la persona como al entorno más cercano (familia, pareja, red social o el entorno laboral)
  5. Mejora de su inteligencia emocional y resiliencia personal, en un trabajo que repercute positivamente en su identidad, reconocimiento emocional, autoestima y desarrollo personal, con especial trabajo en la reivindicación de los derechos asertivos de cada uno, y la posibilidad de afrontar y defender situaciones de desvalorización sociale También en la profundización de la propia intimidad, con el reconocimiento de situaciones que tienen que ver desde el propio enamoramiento, hasta la proximidad física y emocional, la intimidad, la complicidad y el compromiso de construir un proyecto compartido con otra persona.

Todo esto en un esfuerzo para dotar a los psicólogos de herramientas para trabajar de una manera constructiva la realidad LGTBQ+ y mejorar la calidad de vida y el bienestar psicológico de sus clientes, en un esfuerzo integrativo y constructivo del trabajo psicoterapéutico.

Escrito por David Blanco Castañeda

 Fuentes:

 www.cop.es

Quiérete mucho maricón (2016). Gabriel, J. Martin.

Herramientas para combatir el mobbing homofóbico (2007). Lucas Platero y Emilio Gómez Ceto.

¿El terrorismo te preocupa en exceso? 5 formas de reducir la ansiedad

Cada pocos meses nos asalta la noticia de un nuevo atentado terrorista en un país cercano. Estos eventos nos hacen sentir muy mal, vivimos la injusticia y empatizamos con las víctimas afectadas. A la vista de la frecuencia con la que estos atentados se están sucediendo en diferentes países europeos, es lógico que el nivel personal de alerta aumente. Cada vez más personas se comienzan a sentir amenazadas por la posibilidad de verse involucrados ellos o alguien de su familia en el próximo atentado.

Este miedo en gran medida es completamente normal e incluso adaptativo. Sin embargo, también es posible que se convierta en un momento dado en un miedo excesivo, con niveles de preocupación muy elevados y comportamientos de evitación de situaciones valoradas como “de riesgo”. Cuando esto es así, posiblemente sea necesario revisar cómo estamos afrontando la situación cultural del momento, y cuánto estamos permitiendo que se integre en nuestras vidas esa preocupación.

Si bien la propia finalidad del terrorismo, como su nombre indica, persigue crear un clima de inseguridad y terror, hay algunas variables personales que pueden hacer a una persona más vulnerable a desarrollar un miedo o preocupación excesiva. Ser un hombre, joven, con mayor estatus socioeconómico harán menos probable que comencemos a sentir una preocupación excesiva respecto al terrorismo. También otros factores, como la afectación psicológica previa, tener factores previos de estrés o una red de apoyo reducida pueden hacer que sea más probable desarrollar este miedo excesivo.

Se conoce que hay algunos factores externos que también influyen sobre la posibilidad de sufrir este grado de preocupación excesiva, por ejemplo, una mayor exposición a noticias relacionadas con el terrorismo hacen que aumente el nivel de riesgo que percibimos, y esta percepción del riesgo más alta, nos lleva a una mayor preocupación sobre el terrorismo.

Sin embargo, esta mayor preocupación no necesariamente se convierte en algo dañino. La clave para que se convierta en algo que nos cause un sufrimiento personal, o que haga que empecemos a evitar situaciones que nos causen malestar porque las valoremos como algo peligroso es la sensación de capacidad de afrontamiento que tengamos. La sensación de que a pesar de la incertidumbre y el miedo que genera la posibilidad de sufrir un atentado, podremo

Aunque cada vez que se produce un nuevo atentado es fácil que nos sintamos vulnerables e indefensos, hay varias cosas que se pueden hacer para que no se convierta en un miedo excesivo. ¿Qué dice la literatura científica que puede llevarnos a sufrir menos intensamente este miedo?

Riesgo percibido. Una forma de rebajar la preocupación es valorar adecuadamente la probabilidad del riesgo de sufrir un atentado terrorista. Aunque emocionalmente podamos sentir que las posibilidades de sufrir personalmente un atentado son altas, es importante valorar que este tipo de amenaza para nuestro bienestar es de las menos probables en comparación con otro tipo de riesgos para nuestra salud.

Actuación. Tal y como hemos visto anteriormente, la sensación de tener un plan de acción ante la posibilidad (remota) de verse inmersos en un atentado puede aumentar esta sensación de capacidad de afrontamiento, que nos permitirá una preocupación menos intensa. Será más positivo informarnos sobre esta posible actuación más que sólo sobre las terribles consecuencias de verse allí inmerso.

Exposición. Como con cualquier otro miedo, si comenzamos a evitar situaciones que percibimos como de riesgo, este miedo se hará cada vez más grande. Cuando dejamos de hacer algo por miedo a que pueda ocurrir un atentado terrorista, nos decimos a nosotros mismos que efectivamente, es posible que esto ocurra, por lo que lo más recomendable es que a pesar de sufrir un miedo intenso al ir a ciertos lugares, es mantenerse allí y descubrir que finalmente no era tan amenazante.

Grupo social. Uno de los factores que influyen sobre la posibilidad de desarrollar una preocupación excesiva sobre la posibilidad de sufrir un atentado es la sensación de tener una red social de apoyo. Ya que cada cierto tiempo nos topamos de nuevo con la noticia de que ha ocurrido un atentado, será positivo que, en la medida de lo posible podamos compartir la recepción de esta información acompañados por personas que sabemos que son un apoyo para nosotros.

Externalizar. Cada persona, incluso cada cultura, tienen una tendencia a externalizar o internalizar las emociones de forma diferente. La expresión emocional “hacia fuera” será el procesamiento externalizante mientras que dirigirla “hacia dentro” será internalizante. Cuando se hace referencia a la percepción del terrorismo, es conocido que la actitud externalizante logra un grado menor de problemas psicológicos asociados a esto. Quizá mostrar un enfado con las personas que cometen los atentados, un rechazo a este tipo de actos será un mecanismo mental mucho más sano para nosotros que mostrar miedo, indefensión y sentirnos vulnerables.

Como decíamos, es imposible no vernos afectados en mayor o menor medida por la amenaza del terrorismo en nuestro entorno, especialmente con lo inciertos, tristes e injustos que son cada uno de los atentados cometidos, pero sí existen algunas formas de lograr que esta afectación sea lo menos dañina posible para nuestra salud mental personal. ¡Tratemos de afrontarlo de la mejor forma posible!

Fuentes:

ResearchBlogging.org

Lee JE, & Lemyre L (2009). A social-cognitive perspective of terrorism risk perception and individual response in Canada. Risk analysis : an official publication of the Society for Risk Analysis, 29 (9), 1265-80 PMID: 19650811

Dekel S, & Dekel M (2014). Post-Trauma Versus Inter-Trauma: Living with Traumatic Stress in Israel and The United States Ann Depress Anxiety, 1 (6)

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

La escritura expresiva aumenta el bienestar

En la práctica de la psicología se pueden utilizar técnicas muy diversas para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas que acuden a terapia. Una de estas opciones para la mejora emocional es la escritura expresiva. Algunas personas acostumbradas a escribir un diario la desarrollan por sí mismos, lo que les produce beneficios similares. Pero ¿cómo funciona la escritura expresiva?

Aunque los resultados de los estudios sobre escritura expresiva no terminan de ser concluyentes, en muchas ocasiones sí se encuentra una mejora significativa en el bienestar al realizar esta tarea de una forma concreta. De entre los diferentes estudios realizados, resulta llamativo que las mayores mejoras aparezcan en la salud física, más que en el campo emocional. Esto se puede traducir en menos visitas al médico, mejora del sistema inmune, de la función respiratoria o mejora de la presión sanguínea.

Extraído de www.4ccomunicacion.com
Extraído de www.4ccomunicacion.com

En primer lugar se planteó que esta técnica constituye una forma de expresión válida sobre temas que pudieran ser difíciles de tratar cara a cara con el terapeuta. Aunque se ha encontrado validez en diversos tipos de problemas psicológicos, en general se ha estudiado más frecuentemente en casos de estrés muy intenso o post traumático, especialmente cuando se muestran niveles bastante altos de somatización. Esto, en sí mismo, es importante. De hecho, cuando una persona tiene dificultades para expresarse respecto a algún evento emocional, el dar un nombre a la emoción sentida permite que se reduzca considerablemente la intensidad percibida de dicha emoción.

Podría parecer que lo importante en esta técnica es sólo la expresión de la emoción, lo que ya de por sí está jugando un papel; sin embargo, cuando se compara el beneficio obtenido durante la escritura expresiva con una escritura centrada específicamente en el componente emocional o únicamente en el componente situacional no se obtienen unos resultados tan prometedores como cuando combinamos ambos factores. La actividad de la que hablamos aquí debe incluir tanto contenido sobre la situación como sobre la emoción sentida. De esta forma, la escritura ayuda a dar un sentido a esos momentos de estrés, permite un procesamiento cognitivo más adecuado de éstos y por tanto un manejo más apropiado de estos recuerdos.

Cuando se analizó la evolución en el uso de esta técnica, se pudo encontrar que a medida que los pacientes mejoraban en su estado de salud y aumentaban las sesiones de escritura expresiva, se producía un aumento de palabras relacionadas con emociones positivas, un uso más moderado de palabras relacionadas con emociones negativas y, a un nivel más cognitivo que emocional, vieron que cada vez se usaban más palabras relacionadas con la comprensión de algunos eventos (como por ejemplo: “me di cuenta o comprendí”, así como palabras explicativas como “porque o la razón de que…”). Esto no sólo lleva a pensar que al desarrollar este ejercicio terapéutico se pueda lograr dar un sentido a los hechos vividos, sino que además, al contarse a uno mismo una historia en la que expliquemos lo que nos ha ocurrido le damos una narrativa coherente.

Esta técnica tiene también algunos contras, puesto que a pesar de los beneficios a lo largo del tiempo, también se ha observado que en los primeros momentos de la aplicación las personas que la llevan a cabo sufren un aumento del estado de ánimo negativo. Por tanto, es importante tener este detalle en cuenta a la hora de ponerla en práctica.

Aunque no se comprende del todo bien el mecanismo por el cual funciona escribir sobre eventos que han sido complicados, hay algunas herramientas que podemos desarrollar a través del aprendizaje cultural que aumentan nuestro bienestar, ya no sólo el psicológico, sino también el físico.

Ya nos recordaba Henry David Thoreau en su libro “Walden”, la importante diferencia entre expresar de forma hablada o escrita:

“Existe una diferencia memorable entre la lengua hablada y la lengua escrita, entre el idioma hablado y el idioma escrito. La primera es normalmente transitoria, un sonido, un habla, meramente un dialecto, casi salvaje, y lo aprendemos inconscientemente, como bestias, de nuestras madres. La segunda es la experiencia y la madurez de la primera […] una expresión reservada y selecta, demasiado cargada de sentido para ser escuchada por el oído.”

Fuentes: Clinical Psychology ReviewBJPsych Advances

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

 

ResearchBlogging.orgBaikie, K. (2005). Emotional and physical health benefits of expressive writing Advances in Psychiatric Treatment, 11 (5), 338-346 DOI: 10.1192/apt.11.5.338

Esterling BA, L’Abate L, Murray EJ, & Pennebaker JW (1999). Empirical foundations for writing in prevention and psychotherapy: mental and physical health outcomes. Clinical psychology review, 19 (1), 79-96 PMID: 9987585