Quizás os hayáis planteado en alguna ocasión por qué siempre se acaba haciendo lo que quiere uno del grupo; ir al restaurante que propone, ver la película que él elige, salir a la discoteca que a esa persona le gusta, etc.
Irving Janis, realizó sucesivos estudios sobre dinámica de grupos para tratar de explicar la toma de decisiones en grupo y, en 1972, planteó un fenómeno al que llamó Pensamiento de grupo, que se basa en el hecho de que, a pesar de que muchas veces los grupos están formados por personas cualificadas, adoptan malas decisiones. Janis consideró que estos errores se debían a un modo de pensamiento que se observa en miembros de grupos cohesionados, cuya tendencia a la unanimidad supera la motivación por contrastar la realidad, el juicio moral, etc.
Esto suele pasar en grupos muy cohesionados, aislado de puntos de vista diferentes, con un líder que señala desde el principio cuál es la alternativa preferida, en el que no existen normas de cómo tomar las decisiones, formado por personas parecidas en ideología y características sociales. Suele ocurrir también en un contexto situacional concreto como que el grupo esté pasando un momento de estrés y tenga una baja autoestima por fracasos recientes, dilemas morales, etc.
En estas circunstancias pueden producirse una serie de estrategias de pensamiento que llevan a conclusiones erróneas consensuadas por el grupo, como son:
- Optimismo excesivo que ciega a los miembros del grupo ante las advertencias de peligro. Por ejemplo, apuestas arriesgadas, peleas en un bar, acciones que uno no haría individualmente.
- Pensamiento por parte de los miembros del grupo de que quienes forman parte del mismo son más cívicos que los que no lo son y que las personas de fuera del grupo son menos inteligentes, peores personas y, en definitiva, inferiores.
- Desestimación de cualquier información que pueda ir en contra del grupo y eliminación individual de los miembros de las dudas que tengan contrarias a las decisiones del grupo.
- Presión hacia quien duda o se posiciona en contra de las decisiones del grupo, pudiéndoles ridiculizar o echar.
- Como consecuencia de todo lo anterior, el grupo tiene la sensación de que las decisiones se toman de forma consensuada por todos.
Para superar estas situaciones, Janis también propuso una serie de medidas que se podían adoptar para reducir la aparición del pensamiento grupal, como son: que el líder adopte una postura imparcial, que se formen subgrupos que se reúnan por separado para llevar a cabo un análisis crítico y que se invite a personas cualificadas externas al grupo para que pongan en tela de juicio las decisiones.
También sucede, en grupos no tan cohesionados o sin las características anteriores, un efecto conocido como el de la dependencia normativa, consiste en que la persona, para mantener una relación positiva con el grupo, manifiesta una opinión en favor de la expresada mayoritariamente por el grupo, pero en sus respuestas individuales, mantiene lo que pensaba sin la influencia del grupo, por lo que la respuesta que da el individuo en grupo no ha sido interiorizada, sino que está motivada por factores externos.
Otros investigadores, Moscovici y Zavalloni (1969) realizaron una contrastación de hipótesis por la que describieron el efecto de polarización de las decisiones de grupo, consistente en que el efecto de debatir en grupo decisiones individuales, hacía que estas decisiones cambiaran, no a decisiones más arriesgadas o prudentes que las individuales, sino a decisiones más polarizadas, es decir, si las decisiones individuales eran conservadoras, se volverían aún más conservadoras y si eran arriesgadas, se volverían aún más arriesgadas.
Según las últimas investigaciones en psicología social, un grupo puede tomar decisiones más creativas que las personas por separado siempre y cuando se tengan en cuenta una serie de factores:
- Respeto entre los miembros del grupo y escucha de todas las opiniones, de forma que todos tengan la oportunidad de hablar.
- Fomento de la diversidad de opiniones y de la comunicación empática.
- Tener claro que no todos piensan igual y que tienen derecho a no estar de acuerdo y a cuestionar determinadas opiniones.
- No tener miedo a los posibles conflictos que puedan surgir por tener distintas opiniones, puesto que su resolución es lo que genera aprendizaje y desarrolla al grupo.
Escrito por Sara Reyero Serret
Referencias:
Texto:
Janis, I. L. (1972). Victims of groupthink: A psychological study of foreign policy decisions and fiascoes. Boston: Hougton Mifflin.
Moscovici, S. y Zavalloni, M. (1969). The group as a polarizer of attitudes. Journal of personality and social psychology, 12, 125-135.