¿Alguna vez te has encontrado a ti mismo paseando por tu mundo interior y evadiéndote del mundo real? Seguro que sí. Según lo que la ciencia sabe sobre la costumbre de soñar despierto, aproximadamente un 95% de la población dice soñar despierto al menos una vez al día. Hay muchas situaciones que nos demandan atención y por tanto vagar por nuestra mente no es muy adecuado, sin embargo, parece que como actividad en sí misma tiene ciertos beneficios.
En los estudios de neuroimagen se afianzó el conocimiento sobre lo que hace el cerebro cuando no hace nada. La llamada red cerebral por defecto (“default-mode network” en inglés) implica áreas cerebrales muy variadas, como la corteza prefrontal, el sistema límbico, y algunas áreas corticales relacionadas con la información sensorial. Durante esta actividad cerebral, generalmente recordamos eventos del pasado, imaginamos situaciones posibles en el futuro, intentamos saber lo que otras personas piensan o tratamos de resolver dilemas morales. Cuando el mundo exterior requiere nuestra atención, esta red se apaga, y cuando no, vuelve a activarse.
Se reconocen tres estilos generales en los que podemos soñar despiertos y sólo uno de ellos proporciona beneficios para nuestra vida. En primer lugar, existiría un estilo intrusivo, que no nos permite prestar la atención que deseamos al mundo exterior y suele ser de un contenido poco elaborado. El tener este estilo, sólo proporciona una fácil distracción y es molesto para nosotros. En segundo lugar, existe un estilo que se centra en las pérdidas, en relaciones sociales que no tenemos y da lugar a emociones negativas, como ansiedad, culpa, miedo,… Este estilo de pensamiento sólo nos produce una inestabilidad emocional y una escasa satisfacción con nuestra vida. El tercer estilo de soñar despierto sí nos proporciona ciertos beneficios, es positivo y constructivoy consiste en imaginar situaciones posibles, relaciones que ya tenemos o que podemos tener, explora ideas y sentimientos.Permitirte soñar despierto de esta forma puede dar lugar a múltiples beneficios:
Tu memoria es mejor: Se probó en un estudio que las personas que tienen mayor tendencia a soñar despiertos tienen además una memoria de trabajo más potente. Cuando estás realizando una tarea poco exigente mentalmente, que tu cerebro divague implica que tienes una buena capacidad para manejar múltiples informaciones, y al hacerlo, además, fortaleces esta capacidad. No sólo esto, también parece que los mecanismos implicados en soñar despiertos son muy parecidos a recordar información del pasado, luego también estarás poniendo a trabajar la red de la memoria a largo plazo.
Tu empatía es más fuerte: Se ha comprobado que la memoria y la imaginación se relacionan también con la empatía. El hábito de poder experimentar situaciones y sentimientos que no has vivido mejora la capacidad de ponerte en el lugar del otro.
Alimenta tu creatividad: Se comprobó en un experimento sobre esta actividad, que al realizar una tarea aburrida, la cual fomentaba este paseo mental, proporcionaba posteriormente un aumento de la creatividad de los que habían pasado por esta tarea. Asimismo, la capacidad de “dejar volar la imaginación” promueve la posibilidad de lo que se conoce como pensamiento divergente, de tal forma que se nos hará más sencillo también tener un tipo de pensamiento innovador, diferente a lo habitual.
Ayuda a tu autoeficacia: Imaginar que estás en una situación que no se ha producido pero que desearías que ocurriera hace que te veas a tí mismo en un escenario de éxito. Soñar con que consigues tus metas no hará que éstas se logren, sin embargo, te prepara para caminar hacia ellas.
Aunque socialmente se suele decir, sobretodo al convertirnos en adultos, que soñar despierto no es bueno, que hace que despegues los pies de la tierra y no es propio de una persona responsable, es un mecanismo natural en el ser humano, y no sólo eso, sino que en las ocasiones en que se hace de forma constructiva, es positivo y necesario. Con esta información ya sabes, ¡no dejes de soñar despierto!
Baird, B., Smallwood, J., Mrazek, M., Kam, J., Franklin, M., & Schooler, J. (2012). Inspired by Distraction: Mind Wandering Facilitates Creative Incubation Psychological Science, 23 (10), 1117-1122 DOI: 10.1177/0956797612446024
Levinson, D., Smallwood, J., & Davidson, R. (2012). The Persistence of Thought: Evidence for a Role of Working Memory in the Maintenance of Task-Unrelated Thinking Psychological Science, 23 (4), 375-380 DOI: 10.1177/0956797611431465
Fuentes: dailyhealthpost.com, smithsonianmag.com, newyorker.com.
Escrito por Lara Pacheco Cuevas