Pequeñas Verdades acerca del Amor Romántico

 

Extraída de www.campusrelatores.com. Autor: Nan Lawson
Extraída de www.campusrelatores.com. Autor: Nan Lawson

Si enciendes el televisor a la hora de sobremesa, podrías encontrarte con una perfecta definición fast-food del amor romántico. Podrías ver un argumento de este estilo: “Dos desconocidos, que casi sin conocerse perciben una gran complicidad e intensidad en todos sus encuentros. La pasión se desborda, las ganas de verse también, y se suceden toda una serie de situaciones a cada cual más idílica en donde el otro se convierte en el alivio de todos nuestros males, con una sonrisa balsámica y una capacidad tremenda para poblar cada momento (real o imaginado) de nuestra realidad”. Así es el amor romántico (o comúnmente acuñado como “mariposas en el estómago”), máxima aspiración sentimental de los cánones sociales contemporáneos, y que contrasta de manera radical con la consideración de principios del siglo pasado, donde una pasión desenfrenada podría llevarte al ostracismo y la vergüenza social si te dejabas llevar por ella. Es más, según las principales investigaciones sobre el tema, parece que la pasión y las ganas desenfrenadas no son suficientes para la supervivencia a largo plazo de una relación; para asegurar la perdurabilidad, es importante la consecución de más componentes añadidos. Entoncés, ¿qué podemos esperar del amor romántico?

  1. Es el cultivo para algo más importante En efecto, el amor romántico se considera como una fase previa al verdadero vínculo emocional con el otro. En este primer estadio, la vivencia emocional se describe como un torbellino de emociones donde prima la idealización, los pensamientos obsesivos con el otro, los deseos de contacto y de cercanía, una intensa impulsividad y euforia por ver y sentir al otro, y una creciente dependencia emocional y física. Todos ellos, componentes esenciales para otro tipo de relación; mucho más duradera y estable, con un alto componente de empatía y cercanía, unión y convivencia en pareja, que perpetúan estilos de vida estables y nos hace asentarnos en nuestras rutinas y vidas convencionales.
  2. Evoluciona contigo y con la relación. El amor romántico tiene el deseo como principal motor, pero también es su principal inconveniente. Muchas relaciones románticas no resisten la prueba de la intimidad ni de la reciprocidad con la pareja; cuando dejamos de definir la relación de acuerdo a nuestras propias emociones y lo definimos de acuerdo al compromiso con el otro y metas compartidas, es cuando la relación sentimental pasa a otra etapa. En ella la pasión no desaparece, pero sí se recoloca como un componente dentro de un abanico más amplio y duradero. Dejamos una necesidad narcisista por una empática y dual.
  3. Es tan intenso porque tiene la morfología de una droga. Las investigaciones psicobiológicas sitúan los centros cerebrales del amor romántico en los llamados “sistemas de recompensas”, regiones cerebrales responsables del aprendizaje por refuerzo, la motivación y la activación, que se corresponden con los mismos centros que explican las adicciones a las drogas y las adicciones conductuales (compras compulsivas, internet o pornografía on-line), y que incluyen la zona tegmental ventral y el nucleo accumbens, con especial implicación de la dopamina como neurotransmisor principal. Es por ello por lo que experimentamos los síntomas típicos de la adicción al estar enamorados (dependencia física y emocional, tolerancia, comportamientos compulsivos por consumir esa droga) y también los típicos de la abstinencia cuando no tenemos acceso a nuestra pareja.
  4. Puede permitirnos un crecimiento personal importante. Si bien está relacionado con una disminución de los componentes de auto- regulación, también con grandes dosis de espontaneidad y creatividad, con iniciativas que buscan sorprender al otro. Este crecimiento personal se ve complementado por una agenda compartida, donde el desarrollo de la individual convive con la creciente necesidad de adaptarse y adoptar planes y formas del otro. En una pareja sana nos autorrealizamos y conocemos una continua reafirmación de nosotros mismos, ante el refuerzo constante de la pareja. Y permite el desarrollo de nuestra identidad y de la toma de decisiones; el amor consumado va evolucionando a la negociación conjunta.
  5. Puede resistir al paso de los años si cuidamos nuestra relación. Por último, la evolución de un amor romántico a un amor compañero y comprometido no implica la perdida de la pasión y de la motivación por el otro. Hay que cuidar el cambio tanto como lo cuidamos y atendemos al principio, cuando se busca atraer, seducir y consumar al otro. Por ello, los especialistas relacionan unas relaciones afectivo-sexuales frecuentes con un mantenimiento de la pasión con el paso de los años. También, una relación cercana, donde incorporamos al otro en el propio concepto de nosotros mismos; y relacionar a la pareja con protección, confianza y seguridad, donde ambas partes no rompen los límites establecidos por ellos mismos (o si los rompen, hay intentos intensos por volver al orden establecido.)

Así, podemos definir el amor romántico como algo necesario y complejo, que puede sacar lo mejor de nosotros mismos pero que no define el éxito de una relación. Es el cuidado cotidiano la mejor variable para que la desconocida que una vez conociste en un tren hacia un país europeo pueda convertirse en tu compañera en un  camino elegido por los dos.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuentes: Psychology Today, Diario El País.

¿Es la infidelidad on-line una infidelidad real?

 

Extraída de www.primeraplana.mx
Extraída de www.primeraplana.mx

Sin duda, la infidelidad puede ser uno de los acontecimientos más devastadores en la vida de una pareja. Entendida como una ruptura en el vínculo afectivo con la pareja elegida, su impacto puede variar en función del acuerdo entre ambos miembros de la pareja, pudiendo ser considerado infidelidad actos diferentes si los miembros no comparten su definición personal. Así, podemos encontrar parejas (o miembros de ella) que consideran infidelidad un intercambio de mensajes románticos con una persona ajena a la pareja, mientras otros considerar que se tiene que haber producido una relación sexual con un tercero para considerarlo como tal (para otras, cualquiera de estos actos ya es infidelidad). De cualquier modo, implica al menos   una tercera persona; y la relación que establece nuestro compañero con esa persona se considera una traición en la medida en la que comparte aspectos que consideráis fundamentales en vuestra relación, y en buena medida, exclusivos para vuestra unión.

Son muchas las investigaciones a este respecto, y de hecho se han encontrado diferencias con respecto al género en lo que se supone una infidelidad o no. De este modo, los hombres tienden a denominar “infidelidad” y sentir celos derivados de ello cuando se produce una infidelidad sexual, mientras que para las mujeres la infidelidad tiene connotaciones más emocionales, sin necesidad de que se hayan producido relaciones sexuales entre las partes. Sin embargo, hay  mayor uniformidad en las reacciones emocionales ante la infidelidad; tanto hombres y mujeres reportan sentir asco cuando se enteran de que su parejas les ha sido infiel sexualmente, y confiesan mayor daño y tristeza en la relación cuando la infidelidad emocional.

Ante el creciente uso de redes sociales, páginas de contactos y uso de mensajería instantánea, el escenario de la infidelidad ha aumentado y la infidelidad on-line (es decir, aquella infidelidad compartida con una persona que no has visto de manera física pero sí que se ha podido intercambiar mensajes –o actos más comprometidos, como el cibersexo-) ha entrado de lleno en los estudios sobre infidelidad. Así, Guadano y Sagarin (2010), con una muestra de 322 participantes, evaluaron la reacción que podrían tener las personas ante el conocimiento de una “ciber-infidelidad”, y si éstos efectos podrían considerarse los mismos ante una infidelidad convencional. Los resultados fueron reveladores: si bien los efectos de una infidelidad convencional son muchos más traumáticos que la on-line, se encontraron nuevamente diferencias con respecto al género en las reacciones despertadas. Para los hombres, era más importante la infidelidad de tipo sexual (de hecho, para los hombres encuestados daba igual si fuera on-line o convencional), mientras que en las mujeres lo importante era el vínculo emocional. Los actos que se hacían con el “ciber-amante” también fueron evaluados, de manera que las mujeres tendían a ver más grave actos de cibersexo o sexo telefónico que los hombres, al ser todavía más común entre los hombres la aceptación de este tipo de actividades. De cualquier forma, y a pesar de que siempre era peor considerada una infidelidad convencional, el hecho de que se supiera que la pareja mantenía una “ciber-relación” se consideraba como perjudicial para la pareja, de ahí la ocultación y el anonimato en este tipo de relaciones.

Con todo, el estudio de este tipo de fenómenos ayuda a entender los conflictos y la enorme diversidad relacional que se puede establecer hoy en día, y entender que la piedra angular para la resolución de los conflictos por infidelidad siempre pasa por la misma herramienta: la comunicación entre ambas partes.

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: Psychology Today.

Al conflicto de pareja, sonrisa clara.

Extraída de www.aquiestapuertorico.com
Extraída de www.aquiestapuertorico.com

En tiempos de crisis sentimental, las sonrisas escasean enormemente. De repente, ambas partes de la pareja entran dentro de una espiral de reproches mutuos y continuas discusiones, donde las oportunidades de solución de los problemas disminuyen no tanto porque no se tengan dichas habilidades, sino porque la tensión emocional entre ambos no se alivia, y predomina un estado de alerta y de autodefensa. En estas etapas no priman las soluciones mutuas y consensuadas. Nuestr@ compañer@ se comienza a considerar como un enemig@, y como tal, hacemos notar nuestras necesidades por encima de las suyas por miedo a que la otra parte nos las quite. Nos alejamos de una de las fuentes fundamentales de satisfacción y bienestar emocional, casi sin querer.

Y si recobramos un poco la calma y decidimos tomar cartas en el asunto para solucionar nuestros problemas de pareja, nos empeñamos en intentar no discutir o no repetir el mismo conflicto de ayer por la noche (“a partir de hoy no le quitaré el mando para poner mi serie favorita…”) cuando hay un método más efectivo (y mucho más sencillo) para recuperar la convivencia sentimental: aumentar las emociones positivas.

En efecto, se nos olvida el papel tan poderoso de una sonrisa. No nos engañemos, las emociones positivas como la sonrisa no sólo manifiestan que nos estamos divirtiendo ante una situación o un dato llamativo de una conversación. En una relación de una pareja o amistad nos ayudan a expresar afecto. Y algo más: alivian la tensión (fisiológica y emocional), aumentan los umbrales de manifestación de agresividad (en cualquiera de sus formas) y promueven el uso de la creatividad y la flexibilidad a la hora de solucionar problemas. ¡Vaya!

Para respaldar estas afirmaciones diversos estudios a lo largo de los años han intentado demostrar esta hipótesis. Entre ellos, dos estudios longitudinales realizados en 2010 y 2013 (ver enlaces) con la misma muestra de partida (relaciones de pareja heterosexuales cuyos integrantes tenían entre 40 y 50 años y con un historial de larga duración, seguidos durante un periodo de 13 años para observar qué variables estaban relacionadas con su satisfacción) llegaron a una conclusión similar: en aquellas parejas en las que se demostraba una capacidad de mostrar emociones positivas incluso cuando se encontraban francamente mal (lo que ellos llamaban “downregulating negatives emotions”/regular a la baja emociones negativas) eran las más satisfechas. Esta capacidad se utilizó incluso de factor de predicción de satisfacción en el estudio del 2013, donde expresar este tipo de emociones se consideraba un ejemplo claro de regulación emocional, donde las personas podían modificar sus tensiones emocionales y dar salida a conversaciones y soluciones más constructivas en donde lo más importante era mostrar emociones positivas, por encima de eliminar o erradicar lo negativo. En este estudio, además, se daba especial importancia al papel de la mujer (siendo ellas el agente básico de regulación emocional), pero asumiendo que era más un factor generacional (ya que los integrantes de la pareja, al ser personas de mediana edad, aun habían sido criadas en la idea de que las mujeres eran las que debían de mostrar esa cualidad) y afirmando que la mayor satisfacción se daba cuando ambos participantes mostraban dicha capacidad.

Por todo lo dicho, cuidar y promover un clima emocional positivo en la pareja, lleno de gestos e intercambios de emociones positivas, puede ser una de las llaves fundamentales para solucionar nuestros conflictos. Pero no como respuesta a lo que nos digan, sino siendo tu propia forma de comunicación, enriqueciendo nuestra interacción con nuestra pareja con gestos que la refuerzan constantemente a seguir hablando y acercándose a nosotros. Porque estos aspectos (una broma, una caricia, una sonrisa a tiempo) es lo que, a pesar del esfuerzo que supone cuando estamos enfadados, motiva a la persona a parar y creer en la unión que habéis informado…Como dice el dicho, ¡al mal tiempo, buena cara!

Escrito por David Blanco Castañeda

Fuente: www.psychologytoday.com

 

Satisfacción sexual en pareja: la importancia de la comunicación en las relaciones sentimentales

Extraído de www.entretantomagazine.com
Extraído de www.entretantomagazine.com

En toda relación sentimental puede experimentarse una etapa en la que los encuentros sexuales disminuyen, incluso drásticamente. En ese momento, ambos miembros de la pareja pueden empezar a albergar razones de esta poca frecuencia: ¿Será que ya no me desea? ¿Siempre ha de encontrar un momento para mostrarse cariños@ con otras personas pero no conmigo? ¿Es que realmente tenemos una crisis tan grande?. Es decir, las parejas tienden a centrarse mucho en la frecuencia, y convertirla en arma arrojadiza en sus propios conflictos, sin percatarse de que comunicar esa insatisfacción podría ser la solución  indicada para su problema “de alcoba”.

Paradójicamente, cuando peor estamos con la pareja y más necesitamos conectar con ella y saber lo que piensa respecto a los temas afectivos e íntimos, menos hablamos sobre sexo y más tendemos al silencio e incomprensión, agravando el problema de base y colocando a cada una de las partes en perfecta alineación con su propia postura, sin escuchar al otro. Aquí es cuando se instala en la relación la confusión y el resentimiento, malinterpretando las intenciones del otro y castigando cualquier acercamiento sexual o íntimo, incluido cualquier tipo de comunicación adicional. Así, en la pareja no hay ningún entendimiento.

Sin embargo, esta situación no es irreparable. Poner en marcha  a una pareja implica realizar toda una serie de pasos muy importantes, que provocará un reajuste de expectativas y una recuperación de aspectos (caricias, muestras de afecto…) que creían olvidados. Lo primero en este caso es hacer conscientes al otro de que hay un problema: cuando se lleva mucho tiempo sin comunicar, el silencio parece la mejor solución para evitar conflictos y tensiones mayores, pero a larga provoca que ambos actúen como verdaderos desconocidos entre sí. En segundo lugar, comunicar las razones de esta falta de relaciones sexuales puede aliviar enormemente la tensión ya que, aparte de clarificar (y desmantelar) muchos miedos, se considera un esfuerzo muy importante para solucionar el problema desde la perspectiva del “nosotros”; ya que implica un acercamiento de posturas y un intento por hacer que el otro te  comprenda. En tercer lugar y no menos relevante, es negociar una serie de decisiones que garantizan reactivar la pasión y la intimidad, con acciones claras para acercarse al otro. Entre ellas estarían:

  1. Baúl de los recuerdos: reactivar la pasión no pasa por realizar prácticas novedosas y ultraexcitantes que garantizan de manera determinante las relaciones sexuales. En efecto, la pareja ya dispone de un bagaje previo de prácticas, gestos y juegos que ya en su pasado funcionó. Hay que hacer un esfuerzo de memoria por volver a situaciones que antes nos daban una satisfacción enorme.
  2. El camino empieza por el primer paso. En efecto, cosas tan sencillas como los abrazos (para reestablecer la intimidad) y los besos (para reestablecer la pasión) permiten un cambio de actitud y un descargue hormonal que favorece el terreno para una relación afectivo-sexual. Ya saben, ante la duda, besen.
  3. Utilizar la agenda. Si en la pareja se ha establecido el hábito de no tener relaciones sexuales, no se tendrán. La pareja ya ha encontrado toda una serie de actividades que lo compensan. Por ello, hay que planificar unas horas a la semana escogidas para ello, en donde también podemos escoger otros aspectos (lencería, cuidar los olores y temperatura de la habitación, preparar una cena romántica previa) que erotizan el ambiente y nos hace estar más predispuestos al otro.
  4. Erotiza las situaciones. Hacer un poco de investigación sexual y prever lo que al otro le puede gustar (y a nosotros) puede crear situaciones novedosas, creativas y divertidas que hacen de la rutina algo pasado. También implica cambiar las formas de cómo iniciar la relación entre ambos; estableciendo juegos y situaciones picantes y seductoras que a ambos le resulten atractivas (juegos de roles, actuar “como si” les estuvieran seduciendo por primera vez en una discoteca….).
  5. El afecto y la reafirmación como la mejor medicina: ante cualquier cambio positivo y que nos resulte un esfuerzo para la mejora de la pareja, hay que reforzarlo. No sólo decir que lo que ha hecho nos gusta, sino hacer manifestaciones de cariño diarias y constantes de que nos alegramos de verle y de cualquier momento es propicio para arrancarle un beso.
  6. Reducir el estrés y el exceso de responsabilidades. La ansiedad y el sexo no casan muy bien en la misma ecuación; realizar toda una serie de acciones cotidianas que busquen reducir las “prisas” y el estrés diario permite el surgimiento de situaciones de descanso y mayor beneplácito para el otro. Recuerde: el relax sólo se consigue con acciones que nos provoca tranquilidad, no haciendo miles de acciones que nos eviten la ansiedad.

Fuente: psychcentral

Escrito por David Blanco Castañeda

La codependencia en las relaciones: cuando tus propias necesidades dejan de ser tu prioridad

Foto extraída de www.20min.es

Inicialmente, en pareja todos tendemos a buscar un equilibrio entre las necesidades propias y las del otro, en un acuerdo tácito cuyo objetivo busca la convivencia y continuidad de nuestra relación. Sentimos que deseamos la compañía del otro, establecemos tiempos y actividades cotidianas conjuntas, compartimos nuestra intimidad y le colocamos en una de nuestras máximas prioridades, mejorando nuestro vínculo afectivo. Aprendemos la habilidad de ser nosotros mismos en el contexto de una relación de pareja, donde se atiende a las debilidades y se enfatiza las virtudes. No obstante, este ideal no es sencillo para todas las personas.

En ocasiones, hay personas que pueden experimentar una dificultad para mostrarse tal y como son en pareja. Sus características personales no les gustan y esto les hace centrarse en las del otro. Sus necesidades, por considerarlas menos importantes, pasan a ser un plano, y las del otro centran toda su atención. Sus decisiones comienzan a no ser propias, a estar condicionadas por las relaciones que establecen con los otros, restando su individualidad y su capacidad de autonomía. Estas personas son las que llamamos “codependientes”

La codependencia es un comportamiento que se define por la incapacidad de prestar atención a tus necesidades psicológicas, físicas y/o emocionales, generalmente en favor de las ajenas. Término en un principio acuñado para las conductas que pudiesen surgir entre una persona adicta y su pareja, se ha ido generalizando a todo tipo de relaciones y situaciones en las que los dos integrantes de una relación desigual están inmersos dentro de un vínculo de poder y control; en donde una parte suele ejercer el poder y garantizarse un sustento esencial mediante la otra, la co-dependiente, somete su bienestar al cuidado y satisfacción de los requerimientos del otro. Esto tiene grandes implicaciones para ambas partes, pero, sobre todo, denota un problema en la capacidad de solución de problemas de ambos, en la que las dos partes se necesitan por inhabilidad en una espiral de hostilidad y desequilibrio manifiesto.

Sin embargo, no quiere decir que la “codependencia” sea irreversible y pueda sufrir cambios positivos si ambas partes lo desean y son conscientes de su dinámica disfuncional, ante su carácter aprendido. Enfatizar la autonomía dentro de la relación  (hacer actividades fuera de ella o de manera individual sin la mediación del otro), trabajar en el desarrollo de las capacidades propias para satisfacer sus propias necesidades (tanto instrumentales como las emocionales), trabajar en la autoconfianza, valorización y en la capacidad  para responsabilizarse de nuestras acciones, entrenar a la pareja en habilidades de resolución de conflictos, aparte prestar atención a la expresión asertiva de nuestros sentimientos y emociones y/o la valoración de los esfuerzos mutuos, pueden suponer un cambio en la forma que tienen una pareja que presenta comportamientos semejantes.

Recuerda: el cuidado del otro en la pareja pasa por saber cuidarte a uno mismo. Como dijo Perls, “Tu eres tú y yo soy yo. Falta de amor a mi mismo, cuando en el intento de complacerte me traiciono. Falta de amor a ti, cuando intento que seas como yo quiero. En vez de aceptarte como realmente eres. Tú eres tú y yo soy yo”. De eso consiste una pareja equilibrada.

Escrito por David Blanco Castañeda.

Fuente: www.psychcentral.com

Bibliografía consultada: Dependencia Emocional: Características y tratamiento. (2005) Castelló Blasco, Jorge. Editorial: Alianza Editorial.

¿Por qué son tan atractivos los «chicos malos»?

La investigación en psicología de la personalidad nos define ciertas características que están presentes en los “chicos malos”, al tiempo que en muchas personas en puestos de poder (jefes en la oficina, políticos… ) Es lo que se define como la tríada oscura e implica tres características básicas: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía. ¿Cómo funcionan estos rasgos?

El narcisismo se caracteriza por una elevada autoimportancia. Son personas que se consideran especiales y por este motivo exigen de los demás un  trato especial. La grandiosidad que lo caracteriza hace que las personas narcisistas se muestren sorprendidas cuando los demás no les alaban.

El maquiavelismo por su parte, es un rasgo en el que se trata de manejar las relaciones sociales en tu favor de modos complejos. Son personas con bastante inteligencia emocional, pero su uso sólo se aplica para el beneficio propio.

La psicopatía tiene como principal expresión la falta de empatía, lo que les lleva de alguna manera a usar a los demás en su propio beneficio, no necesariamente causando mal, pero sin remordimiento si lo hacen. También les caracteriza una respuesta emocional superficial.

Posiblemente ya hayamos imaginado la clase de persona que tiene estas características. Así explicado, teniendo en cuenta el carácter social del ser humano ¿cómo puede ser que este tipo de personalidad, en cierto modo antisocial, se mantenga a nivel evolutivo? ¿Es más, cómo puede resultar especialmente atractivo?

Pues bien, esas mismas tres características también hacen que a las mujeres les parezcan hombres atractivos, según Gregory Louis Carter lo explica en un artículo publicado este año. (Este mismo autor deja la puerta abierta en otra publicación a que ocurra lo mismo con las mujeres, quizá no sean sólo los “chicos malos”).

Una persona narcisista transmite un reflejo de ser importante y especial lo cual tiene cierto atractivo en sí mismo, además de lo que puede hacerte sentir estar con alguien así. No sólo esto, también suelen mantener un aspecto cuidado, se preocupan por su apariencia de forma que logren demostrar a los demás esas características especiales que tienen.

El ser maquiavélico proporciona unas habilidades de manejo social que les convertirán en especialistas en adquirir roles adecuados a cada situación, si lo que quieren es conquistar a alguien, esa persona se sentirá especial, comprendida, y por supuesto, alguien que se desenvuelve muy bien socialmente, gana en atractivo.

Por último, la psicopatía, el atributo que menos puede parecer atractivo, les da también algunas opciones que pueden darles ventaja a la hora de conseguir emparejarse. Si bien la falta de empatía no les hace interesantes, seguramente compensen eso con su maquiavelismo, pero la respuesta emocional superficial, así como la falta de remordimientos ante los actos sociales hacen que no sufran de la misma forma los posibles rechazos. No hay una repercusión de los fracasos anteriores a la hora de buscar pareja. Claramente, así logran aumentar sus probabilidades de éxito al emparejarse.

Parece que estas características antisociales de la tríada oscura podrían facilitar que este tipo de personas tengan éxito, no sólo a nivel social, sino también en el emparejamiento, al menos a corto plazo.

Después de todos los argumentos por los que una persona así es atractiva, puede parecer que es sencillo acabar con alguien así muy a nuestro pesar, sin embargo, queda el consuelo del estudio realizado por Asquith (2014) en el que descubrieron que existe una mayor tendencia, al menos en mujeres, de buscar el emparejamiento a largo plazo con hombres con estos rasgos cuando ellas mismas los presentaban. Si no tienes estos rasgos, es menos probable que seas pareja de una persona así. ¿o quizá sí tengas esos rasgos? ¡Puedes comprobarlo realizando este cuestionario!

 

ResearchBlogging.orgAsquith, D., Lyons, M., Watson, H., & Jonason, P. (2014). Birds of feather flock together – Evidence for assortative mating for the Dark Triad traits Personality and Individual Differences, 60 DOI: 10.1016/j.paid.2013.07.039

Carter, G., Campbell, A., & Muncer, S. (2014). The Dark Triad personality: Attractiveness to women Personality and Individual Differences, 56, 57-61 DOI: 10.1016/j.paid.2013.08.021

Carter, G., Campbell, A., & Muncer, S. (2014). The Dark Triad: Beyond a ‘male’ mating strategy Personality and Individual Differences, 56, 159-164 DOI: 10.1016/j.paid.2013.09.001

Escrito por Lara Pacheco Cuevas

Buenos hábitos para la vida en pareja

¿Qué es lo que hace que una pareja sea feliz? Si estás trabajando para mejorar tu relación de pareja, aquí tienes 10 hábitos comunes de las parejas felices.

1. Irse a la cama a la misma vez. ¿Recuerdas los comienzos de vuestra relación cuando no había nada que os sacara de la cama? Las parejas felices se resisten a la tentación de irse a la cama en momentos diferentes. Se acuestan a la vez, aunque uno de ellos se levante poco después para hacer cosas mientras su pareja duerme. Acostarse a la vez facilita que cuando vuestras pieles se toquen sintáis un cosquilleo que, a no ser que uno o ambos estéis exhaustos, os hará sentir excitación sexual.

2. Cultivar  los intereses comunes. Cuando la etapa de explosión pasional se estabiliza, es habitual darse cuenta de que se tienen pocos intereses en común. Pero no minimices la importancia de las actividades que podéis hacer juntos y que ambos disfrutáis. Si los intereses comunes no están presentes, las parejas felices los desarrollan. Al mismo tiempo, asegúrate de cultivar intereses propios, esto te hará más interesante a tu compañero/a e impide parecer demasiado dependiente.

3. Caminar de la mano o caminar al lado el uno del otro. En lugar de ir uno cinco pasos por delante del otro, las parejas felices andan cómodamente de la mano o juntos. Saben que es más importante estar con su pareja que disfrutar de las vistas a lo largo del camino.

4. Hacer de la confianza y el perdón tu actitud por defecto. Cuando tienen un desacuerdo o una discusión y no pueden resolverlo, las parejas felices muestran una actitud de confianza, aceptación y perdón en lugar de mostrarse desconfiado y hostil.

5. Centrarse más en lo que tu pareja hace bien que en lo que él o ella hace mal. Si buscas las cosas que tu pareja hace mal, siempre podrás encontrar algo. Si buscas lo que él o ella lo hace bien, también podrás encontrar algo siempre. Todo depende de lo que quieres buscar. Las parejas felices acentúan lo positivo.

6. Abrazarse tan pronto como os encontráis después del trabajo. Nuestra piel tiene algo así como una memoria del “buen contacto”. Las parejas que se saludan con una abrazo mantienen su piel impregnada de este “buen contacto”, lo que les hace sentir únicos, cuidados y queridos.

7. Decir «te quiero» y «Que tengas un buen día» cada mañana. Estas palabras nos dotan de paciencia y fuerza contra las molestias del día a día. Pararse un segundo para mirar a tu pareja a los ojos y decirle que le quieres os recordará lo que es importante, más allá de atascos, prisas, contratiempos y demás molestias diarias.

8. Decir «buenas noches» cada noche, independientemente de cómo os sintáis. Esto le dice a tu pareja que, independientemente de lo mal que estás con él o ella, tú todavía quieres que las cosas vayan adelante. Dice que lo que tú y tu pareja tenéis es más grande que cualquier bache o crisis.

9. Hacer una verificación de “cómo estás” durante el día. Llama a tu pareja a casa o al trabajo para ver cómo le va el día. Esta es una gran manera de ajustar las expectativas, por lo que estarás más en sintonía cuando os encontréis después del trabajo. Por ejemplo, si tu pareja está teniendo un día horrible, sería poco razonable esperar que él o ella se muestre entusiasta acerca de algo bueno que te ha pasado.

10. No te avergüences de mostrarte con tu pareja. Las parejas felices sienten placer al estar juntos y mostrarse afecto, por lo que a menudo tienen algún tipo de contacto cariñoso – agarrarse de la mano, poner la mano sobre el hombro o la rodilla… No se trata de una muestra hacia los demás, sino sólo una forma de sentirse conectados.

 

Fuente: Psychology Today

Escrito por María Rueda Extremera