Los peligros del perfeccionismo

Al pensar en una persona que deja las tareas para el último día o que aplaza lo que debe hacer constantemente, puede parecer en principio un vago al que no le importan demasiado las cosas. ¿Es esto siempre así? El postergar las tareas (procrastinar si usamos el anglicismo) es bastante frecuente y en muchos casos se convierte en una manera de hacer las cosas que puede producir altos niveles de ansiedad, además de sentimientos de ineficacia y culpabilidad.

De hecho, un postergador crónico en muchas ocasiones no es una persona a la que no le importe su trabajo o carrera, sino todo lo contrario. Una persona muy perfeccionista puede convertirse en un gran postergador. Cuando se trata de alcanzar los estándares excesivamente elevados que un perfeccionista tiene de sí mismo, puede ver la tarea como inabarcable y el miedo al fracaso le puede paralizar.

La unión de perfeccionismo y postergación es una combinación que ataca a la autoestima, a la autoeficacia y en general, al bienestar de una persona.

Si tienes este problema, algunos pequeños cambios en tu mentalidad pueden economizar tus esfuerzos por ser bueno en lo que haces y lograrán que la postergación y su consiguiente ansiedad se reduzcan.

Divide un gran proyecto en pequeñas tareas. Proponte fechas de finalización para cada una de estas pequeñas partes. Lograr terminar estas pequeñas metas ya es un gran esfuerzo, así que permítete pequeños premios por el trabajo realizado. ¡Y no vuelvas a revisar las partes terminadas!

– Modifica tu habla interna hacia lo que “podrías” hacer en lugar de lo que “deberías” hacer.

Prioriza las diferentes actividades. Aunque es una actitud loable el querer hacerlo todo perfecto, la cruda realidad es que no es posible abarcar esta meta. Organiza las tareas que más te importan o que son más necesarias para invertir en ellas todo tu potencial. Las tareas que sean menos importantes para ti puedes simplemente hacerlas sin que el resultado alcance los más altos estándares.

El perfeccionismo es una gran cualidad, no dejes que se convierta en tu peor enemigo.

 

Fuente: Psychcentral.com

Escrito por Lara Pacheco Cuevas